El Gobierno de Canarias acordó el pasado jueves atrasar el toque de queda en las Islas en la Fase 3 (Tenerife y Gran Canaria), de 22.00 a 23.00, una hora que supondrá un “alivio” para la hostelería, que podrá, desde este fin de semana, servir cenas en los horarios habituales. Sin embargo, esta medida ha sido acogida de forma “agridulce” por el sector de la hostelería, porque, si bien beneficia a todos aquellos locales que tienen terraza, no así a los establecimientos que no tienen posibilidad de servir en el exterior.
La mesa de trabajo, formada por técnicos de Sanidad y representantes designados por la Asociación de Empresarios de Bares, Cafeterías y Restaurantes y Ocio Nocturno de Las Palmas (FEHT), AERO de Tenerife y la Federación Turística de Lanzarote, propuso la pasada semana esta medida, es decir, la de atrasar el toque de queda, pero también solicitaron la reapertura del 33% de los interiores de los locales de restauración con una separación entre las mesas de dos metros. “El Gobierno nos ha dado el 50%”, declaró a DIARIO DE AVISOS Carlos Quintero, vicepresidente de AERO, “pero es indispensable que todos estos locales que llevan cerrados más de un mes puedan abrir ya, por eso no dejaremos de insistir en que la próxima medida sea esta”.
Quintero explicó que, aunque parezca banal, el hecho de recortar el toque de queda solo una hora facilitará que muchos locales puedan servir las cenas en los horarios habituales “y, en las zonas turísticas, hasta dos turnos”. Si en la reunión de la mesa de la próxima semana el Gobierno acepta la propuesta de abrir los interiores, se aumenta el ritmo de vacunación y, por fin, empiezan a llegar las ayudas, la hostelería “comenzará a arrancar”, pero, para ello, insistió, “es indispensable que a aquellos locales que no tienen terrazas se les permita abrir”.
El presidente de Fauca, Abbas Moujir, por su parte, calificó de positivo el recorte del toque de queda hasta las 23.00 horas, pero también recalcó la importancia de que se puedan abrir los interiores de los establecimientos. “Se ha demostrado durante estos meses que han estado cerrados que el aumento de los contagios no es culpa de la restauración, sino, sobre todo, de las fiestas privadas ilegales y de la irresponsabilidad individual”.
En un comunicado conjunto, las patronales que forman la mesa señalan que el retraso del toque de queda es el “primer paso” a la solución que necesita el sector, pero también lamentaron que las esperanzas que una gran parte del sector tenía sobre la autorización de abrir los interiores de los locales en esta semana “se vean truncadas en esta ocasión”.
“Queremos poner de manifiesto el tremendo daño y el estrangulamiento que para muchos supone esta situación, que ya suma demasiadas semanas consecutivas y con muchas dudas del porqué de la misma”, manifestaron.
Así, quisieron dejar constancia de la situación que vive el sector hostelero acumulado en Tenerife y Gran Canaria, “que suman más de dos meses largos cada una de estas islas, con el interior de los locales cerrados si sumamos la Fase 3, que ha sido aplicada en intervalos desde diciembre en la isla picuda y desde enero en la redonda”. “Si a eso”, añaden, “le sumamos las cinco semanas que Lanzarote estuvo en Fase 4, resulta de extrema urgencia un movimiento definitivo al respecto”, dijo.
Pese a todo, entendieron que no se puede dejar de hacer mención, como aspecto positivo, a la importancia que para el sector tiene la decisión tomada por el Gobierno de Canarias de incluir en las nuevas normas restrictivas de la Fase 3 el recorte del toque de queda y, por tanto, de vida útil en la hostelería a las 23.00 horas. “Esa, que era una de las peticiones urgentes de la mencionada mesa, por lo que significa al servicio de cenas, ha podido ser conseguida en solo una semana de trabajo, medida que entró en vigor ayer tras su publicación en el BOC”.
En relación a la nueva medida acerca de la obligatoriedad en fases 1 y 2 de pedir los datos de los clientes que accedan al interior de los locales, las patronales indicaron que “hemos pedido más información al respecto y su inmediata paralización, ya que, además de resultar sorpresiva, se imponen nuevas servidumbres a la ya complicada situación de las empresas, lo que supondrá un incremento de los costes económicos en formación y almacenamiento de esos datos, durante el tiempo exigido. En ningún momento esto ha sido tratado en la mesa de trabajo y tampoco comentado por el consejero Julio Pérez en la rueda de prensa”.
Sin embargo, esta medida de tomar los datos a los clientes con el fin de poder localizarlos en caso de que se detecte un positivo entre ellos en los días siguientes ya se aplicó con anterioridad en algunos negocios de hostelería en Canarias, como en la zona centro de La Laguna, donde los usuarios tenían que rellenar una hoja con sus datos antes de entrar a bares y restaurantes.