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Lucía Rosa González: “Es denigrante que se siga relegando a las mujeres creadoras a un segundo plano”

La poeta, dramaturga y narradora acaba de publicar el libro de teatro infantil '¡Adónde van las brujas!'
Lucía Rosa González ha publicado recientemente ¡Adónde van las brujas! / DA

La literatura, y en particular el teatro, en Canarias tiene en Lucía Rosa González una de las voces más relevantes. Poeta, dramaturga y narradora, es la autora del libro de teatro infantil ¡Adónde van las brujas!, editado recientemente por el Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC). El teatro ha formado parte de su vida, desde su infancia en Las Manchas, en Los Llanos de Aridane (La Palma), donde el ambiente familiar y el entorno fueron creando su pasión y vocación por la interpretación. Como profesional de la docencia ha integrado de manera excepcional el teatro en la escuela. Es Premio de Teatro Santa Cruz de La Palma (1991) por Mujeres dominantes, hombres obedientes. En 2001 publicó con el CCPC Otro son, otra danza, con varias obras teatrales. En poesía ha publicado, entre otros trabajos, Casta de rosas ausentes, Premio de Poesía Pedro García Cabrera (1994); Sueños de qué mundo, Páginas trasladadas… Y en narrativa, los libros infantiles Donde el volcán nace, La niña de pimienta seca y Javier es una estrella. Ha dirigido la revista literaria Pequeños Poetas y los grupos de teatro El Roque y Ana Mª Samblás.

-¿Quiénes y qué circunstancias la llevaron a ser escritora?

“Posiblemente los cuentos que me narraba papá y que se reinventaba. Tenía una capacidad innata para reconstruir sus vivencias, los relatos sobre su etapa en la mili o los años que pasó en Venezuela. Él contaba, yo imaginaba”.

-¿Qué ha significado el teatro en su vida?

“De chica veía a mis tías escenificar cualquier situación cotidiana. Por ejemplo, en la interpretación se vengaban del dueño de la tienda exagerando su mal carácter. Y lo más relevante, en mi barrio de Las Manchas, era que la fiesta patronal no se celebraba si no había obra teatral. Por ello interioricé que era más poderoso el teatro que el santo. Así que una parte ineludible de mí es teatro. Ese diálogo viviente”.

-¿Qué le llevó a dedicarse a escribir teatro?

“Puesto que ya había representado con el alumnado del grupo de teatro El Roque las obras de los tres tomos de teatro de Everest, tuve que escribirlo, y descubrí que se podía fantasear con la realidad sin menoscabo de la concisión del conflicto, y mostrarlo al resto del alumnado”.

-¿Qué papel ha desempeñado el teatro aficionado en Canarias y en particular en La Palma?

“El teatro aficionado en La Palma está ligado a fiestas o celebraciones religiosas. El Cabildo ha programado circuitos que se han ido al traste al año siguiente por falta de presupuesto. Sin embargo, hay interés. En la isla hay creadas varias escuelas municipales de teatro; en el Valle de Aridane faltaría el recinto”.

-Por su experiencia en la práctica del teatro en la escuela, ¿qué aporta como herramienta didáctica? ¿Se fomenta?

“La práctica del teatro resulta una exquisita motivación. No solo divierte, sino que el alumnado adquiere unas destrezas sociales que favorecen su integración. Se crea percepción de grupo y un clima de confianza entre iguales, sin merma de la reflexión textual, y sin ignorar que este género es un alimento para la expresión oral. No entiendo cómo no se incluye en el currículo. O el recurso de la lectura dramatizada. Desconozco cuántos centros de enseñanza leen al menos una obra dramática durante el curso. En cuanto a la representación, en la mayoría de los casos solo es un comodín para actos puntuales”.

Portada del volumen. / DA

-¿Qué dificultades y qué grandezas conlleva trabajar con actores infantiles y juveniles?

“Inculcarles responsabilidad y compromiso grupal es prioritario, también a las familias. Puede darse incluso la circunstancia de que la familia arreste a su hija o hijo con faltar al estreno. Menos mal que generalmente hay alguien que se aprende los papeles de los demás. Pero qué satisfacción cuando asimilan sus personajes y la acción crece y crece. Siento deseos de eternizar el ensayo y disfrutar del ambiente creado. Es la parte más hermosa”.

-Háblenos de ‘¡Adónde van las brujas!’.

“Son unas brujas rebeldes y empoderadas, que con mordaz ironía transforman la perversidad inherente a sus poderes en beneficio para la humanidad. Trastocan las maldades en valores, denuncian lo absurdo de la guerra o de las fronteras, visibilizan a los desprotegidos, la inmigración, se censura el capitalismo, defienden la conservación del medio ambiente o aportan soluciones contra la discriminación racial. Todo ello en clave de humor. El humor y la magia les facilita franquear barreras. Con enigmático encanto”.

-El sueño de todo dramaturgo es no solo ser leído, sino representado. ¿En ese sentido se siente satisfecha?

“En los centros de enseñanza en los que se me lee, el alumnado interpreta algún acto, lo cual me complace. Y gran parte de mis obras las he puesto en escena con el grupo de teatro. Sí me satisfaría ver representada para adultos Otro son, otra danza, por ejemplo, o Auténticos bohemios. Unas atrevidas puestas en escena que permitan hurgar sin prejuicios en esas mujeres encerradas en el mundo rural que sienten que la isla las ahoga. Indagar no sin inquietud en la consciencia humana a través de la creatividad textual”.

-¿Qué obras o autores le han influido más como dramaturga?

“La parte más absurda de Samuel Beckett; las reflexiones ontológicas de Shakespeare, con los abismos de Hamlet o la impiedad frenética en Macbeth. Los dramas íntimos de Chéjov, sus almas pensativas en las que se intuye tanta infelicidad, tanta desdicha. Y, por supuesto, Pirandello, Lorca o Brecht”.

-Escribir teatro es aún una práctica minoritaria. ¿Cómo fomentar su desarrollo?

“Si en la infancia o en la juventud no se infunde esa necesidad, desaprovechamos un tiempo valioso. No se ama lo que se desconoce, pero desde que tomas contacto con el arte teatral, se vuelve sugestivo. En Santa Cruz de La Palma, la Biblioteca y la Escuela Municipal de Teatro convocan el Premio Insular de Teatro escrito por niños, niñas y jóvenes que fomenta la escritura dramática. Es una iniciativa muy interesante en la que participa el alumnado de muchos centros, impulsado sobre todo por el profesorado”.

-El interés por la cultura decrece: se lee poco, la edad media de los asistentes a los actos culturales está alrededor de los 60 años… ¿Cómo involucrar más a los jóvenes?

“Pues algo falla. Se da por sentado que hay un desequilibrio. Los actos culturales compiten con la información digital, que avanza veloz y este ritmo atrae más a los jóvenes. Sería preciso un análisis riguroso de los currículos e involucrar a todos los sectores de la enseñanza, incluidas las familias, para consensuar estrategias. Porque el amor al arte requiere algo más. ¿De qué manera eficaz se potencia la sensibilidad?”.

-¿Cómo ve el momento actual de la literatura canaria?

“Detecto un auge en la literatura canaria que no se deja influenciar por modas. Cada autor o autora bebe de distintas fuentes. De la literatura sudamericana debido a la emigración, de la europea sin pasar por la española y sin prescindir de la tradición. Es una literatura singular que apuesta más por la incertidumbre que por las certezas, y esa actitud de búsqueda y ruptura me parece atractiva. Pero es denigrante que se siga relegando a las mujeres creadoras a un segundo plano. Es aún descarada tal invisibilidad”.

-¿Qué proyectos literarios tiene en estos momentos?

“Siempre hay algún proyecto que no conviene desvelar por si se volatiliza”.

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