
Los alcaldes tinerfeños instan a que se articule un plan de choque para invertir la tendencia ascendente de contagios en la Isla, para lo cual estiman necesaria una reunión a tres bandas con el Cabildo y el Gobierno regional; esta última administración, de hecho, ya expresó la semana pasada su intención de celebrar tal encuentro. Y es que ayer Tenerife volvía a acaparar la mayoría de los casos positivos de COVID-19 de Canarias (152 de 187), atrayendo el foco del Ejecutivo autonómico, cuyo consejero de Sanidad, Blas Trujillo, ha advertido sobre el hecho de que, de no lograrse una disminución de los casos, el territorio insular pasará a ostentar el nivel 3 de alerta epidemiológica, con todas las limitaciones que trae aparejadas esta consideración.
No obstante, pese a la preocupación manifestada, los regidores no aprecian que aumentar las restricciones pueda suponer grandes beneficios desde el punto de vista sanitario. Más bien, inciden sobre las consecuencias que puede acarrear para sectores productivos que, de por sí, han sido castigados en el transcurso de la pandemia, tales como la hostelería y la restauración, que ya empezaban a remontar el vuelo.
En esta línea se expresaba el Círculo Turístico de Canarias, que apremiaba al Gobierno poner en marcha “tantos medios como sean necesarios” para contener el avance de la enfermedad. Para la entidad, la fórmula a aplicar pasa por ampliar los controles policiales e incrementar de manera “sustancial” las sanciones que se imponen a quienes incumplen las medidas decretadas. Es más, aclaraban desde la organización que, a su juicio, “en ningún caso” la lupa debía ponerse sobre los establecimientos de cara al público, pues buena parte de los contagios se producen en el ámbito social y doméstico.
El alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, clamaba ayer por la celebración de esa reunión a tres bandas con el Gobierno y el Cabildo, en la que “intercambiar información; para que nos aporten datos que nos ayuden a mejorar los controles existentes”. Desde su punto de vista, es “inaudito” que tras meses sin avances en la tarea de poner freno a la COVID en la Isla “no nos hayamos reunido para coordinar acciones”. Es por ello que el Consistorio, mediante un bando, tiene previsto lanzar una sugerencia a sus habitantes para que, pese a que el próximo sábado se levante la prohibición del uso de la mascarilla, continúen empleando este método de protección. Bermúdez entiende que esa relajación de las medidas se puede producir, pero cuando, al menos, se alcance el 50% de personas inmunizadas frente al virus.
Por su parte, el regidor de la Ciudad de los Adelantados, Luis Yeray Gutiérrez, ponía el acento en que el paso a nivel 3 de alerta “tendría unas consecuencias económicas catastróficas, especialmente para el sector servicios, que ya viene de soportar buena parte de los efectos negativos de las limitaciones de horarios y aforos”. Pero, dado que “tiene que primar la salud”, su solución pasa por que, “si realmente el peso de las medidas va a recaer sobre la gestión municipal, será necesario trabajar de una manera muy estrecha con la colaboración de todas las administraciones y el apoyo del Cabildo y Gobierno de Canarias para darles cumplimiento”.
Desde el Sur, el alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, que también preside la Asociación de Municipios Turísticos de Canarias, ponía en valor los esfuerzos tanto de la institución insular como de la regional para habilitar nuevos centros de vacunación masiva. Un método rudimentario para tratar de salvar la temporada de verano. “El otro aspecto clave es la concienciación de la ciudadanía. El Gobierno debe, como hasta ahora, buscar respuestas en los expertos. Se trata de encontrar una solución cuanto antes a través del conocimiento y la causa de lo que está ocurriendo en Tenerife, algo que solo puede resolver la ciencia”, destacó.
José Julián Mena, titular de la Corporación aronera, apeló a “la responsabilidad de la ciudadanía para que no sea necesario adoptar otras medidas más drásticas y, en nuestro caso -anunció- mantendremos las restricciones sobre lo que consideramos potenciales focos de contagios, como pueden ser las hogueras de San Juan”. Una cita para la que, precisamente, buena parte de las localidades tinerfeñas han tomado prevenciones, como en Santa Cruz, que se han prohibido las hogueras en las playas, o en el Puerto de la Cruz. Para Mena, el aumento de los contagios es también debido a la “fatiga social” que padece la población; “pero es el momento de perseverar y no echar por la borda todo lo conseguido”, dijo.
Continuando en la franja sureña, el regidor de Granadilla de Abona, José Domingo Regalado, señalaba que en su municipio había, a día de ayer, “67 casos contabilizados de 62.000 residentes empadronados”. Por tanto, pedía al consejero de Sanidad “que coja el toro por los cuernos y convoque a los ayuntamientos de la Isla a una reunión que sirva para mejorar la coordinación y en la que se nos facilite información para poder actuar de forma más eficaz”. Y en el caso concreto de Granadilla, expresaba su interés en “saber en qué zonas se concentran los focos detectados. Eso es fundamental para plantear una estrategia que permita rebajar cuanto antes el nivel de contagios”.
Por último, el alcalde del Puerto de la Cruz, Marco González, consideró que elevar la alerta sanitaria al nivel 3 “sería una catástrofe para el sector que ha cumplido a rajatabla con las medidas extraordinarias impuestas”, en referencia a los bares y restaurantes. En esta línea, subrayaba que, en el supuesto de que el Consejo de Gobierno autonómico tome tal decisión, la responsabilidad no debe recaer exclusivamente sobre las administraciones locales, sino que establecerse una coordinación real, “basada en datos filedignos y en análisis certeros”. Y aun considerando que los portuenses han tenido un comportamiento ejemplar, manteniendo unos ratios de contagios “aceptables”, incluso cuando han aumentado los visitantes, quiso hacer una llamada a “seguir cumpliendo”.