La diputada de Nueva Canarias Carmen Hernández decía ayer que los políticos y los medios de comunicación deberíamos tener cuidado con lanzar “mensajes apocalípticos” que provocan “miedo e inseguridad” a los jóvenes. “Si decimos que esto es un desastre, que vamos al abismo, se lo van a terminar creyendo”, advertía ayer durante el debate de una PNL presentada por Sí Podemos para instar al Gobierno a estudiar los efectos de la pandemia en la salud mental de los jóvenes canarios. Desde el pasado otoño, las urgencias psiquiátricas han subido un 50% entre niños y jóvenes en todo el país, según la Asociación Española de Psiquiatría. A veces echamos leña al fuego. “Nadie daba un duro hace un año por que la vacuna fuera una realidad”, recordaba Hernández, y se ha generado “ansiedad de forma innecesaria”.
Un poco de ansiedad daba ayer también escuchar a la presidenta del PP, Australia Navarro, clamando contra los indultos a los presos del ‘procés’ en la presentación de una PNL de su partido sobre este tema. Y no porque estuviera en contra, sino por el escenario que dibujaba. “Un día triste para España”, “Un golpe de gracia a la legalidad”, aseguraba. “¿Qué vendrá después?”, se preguntaba. Para Navarro, Pedro Sánchez ha tomado la medida para mantenerse en el poder con los votos independentistas. Y calificaba a los condenados de “golpistas y delincuentes incorregibles”.
A pesar de los editoriales favorables al indulto en la prensa internacional, incluido el de un diario liberal como el ‘Finacial Times’, a pesar del apoyo de algunos sectores empresariales y eclesiásticos, el PP ha decidido llevar este debate a instituciones locales y autonómicas. Ayer, solo Cs le siguió en esta carrera. El diputado Ricardo Fernández de la Puente habló “de un peligro para el orden constitucional y para los derechos y libertades”.
La izquierda cerró filas. Manuel Marrero, de Sí Podemos Canarias, acusó a la derecha de vivir del conflicto y “necesitar un enemigo externo”. Luis Campos, de NC, le recriminó al PP que se haya situado junto a “los miserables” que “emponzoñan” la política, en referencia Vox. Y Nira Fierro, del PSOE, les acusó de ser “el peor PP de la historia de la democracia”, de abrazarse a la ultraderecha y de no entender la diversidad territorial de España.
Quien no se mojó demasiado fue CC, que se abstuvo en la PNL, pues no era “el momento de presentar los indultos”, en palabras de su portavoz, José Miguel Barragán, que afirmó que “no hay una hoja de ruta para resolver el conflicto catalán”. Una postura de consenso entre los sectores más a la derecha del partido, partidarios del ‘no’, y otros menos reacios a la medida. En estos debates, CC trata de situarse por encima del enfrentamiento de bloques, consciente de que sus caladeros electorales varían según las islas y de que tienen bastante voto conservador.
Menos intenso, pero interesante, fue el debate que hubo sobre la posición del plátano en la La Ley de Cadena Alimentaria, un texto que trata de asegurar que los agricultores no cobren por debajo del coste de producción. El Parlamento aprobó hace unas semanas una PNL que pedía dejar fuera al plátano, una demanda de Asprocan, que dice que ese límite le impide competir con los bajos precios de la banana americana. Ayer, el diputado Francisco Déniz, de Sí Podemos Canarias, presentó una PNL solicitando que se descuenten las ayudas del POSEI a la hora de fijar el coste de producción. Si tener un kilo de plátanos en el mercado peninsular cuesta en torno a 1,05 céntimos, se quedaría en torno a 72 céntimos después de restarle los 33 céntimos de la subvención del POSEI. Eso permitiría seguir compitiendo con la banana americana, cuyo coste ronda los 62 céntimos el kilo, y quedarse dentro del sistema de control y garantías contractuales que protegen al agricultor, grande o pequeño, en la nueva ley.
Todos los partidos rechazaron este punto de la PNL. Tampoco apoyaron aumentar la subvención de 1.200 a 2.400 euros a la hectárea de platanera al aire libre, que es la que menos produce por estar sujeta a los condicionamientos climáticos, la que tiene más valor paisajístico y la que, en líneas generales, tiene la propiedad más repartida. Faltaba un “estudio” sobre la cuestión, argumentaron casi todos los portavoces. “Ninguno de los que están aquí ha cargado una sola piña de plátanos en su vida”, se quejaba ayer Juan Carlos Rodríguez, productor palmero y presidente de la Plataforma por un Precio Justo Auténtico.