
“Me propuse escribir un libro que gustase tanto a los amantes como a los detractores del fútbol. Es una paradoja, sí, pero la vida está montada a base de paradojas”. Carlos Felipe Martell (Santa Cruz de La Palma, 1963) expone de esa manera el reto que se planteó al construir la novela Sigo armando maradonas (DelMedio Ediciones), la séptima obra en la trayectoria literaria de este profesor de Estadística en el Departamento de Economía Aplicada y Métodos Cuantitativos de la Universidad de La Laguna (ULL).
El “truco” para resolver la paradoja, explica el autor, se halla en concebir el fútbol como “un lenguaje binario”, de unos y ceros: “Puedes leer el fútbol, y también la novela, dejándote seducir y vibrando con lo que tiene de gesta deportiva. Sin embargo, si lo deseas, también puedes profundizar y plantearte, por ejemplo, por qué hay tanta gente en el mundo del fútbol que funciona prácticamente solo con preceptos, mandamientos y tópicos”. “Tener unos principios y unos valores muy arraigados no deja de ser también, visto de cierta manera, un límite para la evolución intelectual”.

Antes de llegar a Sigo armando maradonas, Carlos Felipe Martell publicó en apenas tres años y medio sus anteriores obras: Los privilegiados del zar (2013), Los custodios de la Virgen (2015); la Trilogía Palíndromo, conformada por El asesino del rap (2014), San Sebastián y Cupido (2016) y La morada de los osados (2017); y Una semana… ¿de básquet? (2016).
Ese intenso ritmo de publicaciones se interrumpió de manera súbita. “Estaba cansado. No de escribir, sino de promocionar lo que escribía. Yo soy de los que se entregan, porque lo disfruto mucho. Me gusta ir a las ferias del libro, estar desde por la mañana hasta por la tarde riéndome, hablando con la gente, pasándolo bien… Cuando te dedicas a eso de manera continuada llega un momento en el que te agotas. Y tuve que parar”.
PROMOCIÓN FANTASÍA
Sin embargo, las cosas cambiaron de un día para otro y Carlos Felipe Martell decidió volver a publicar a partir de un hecho concreto. “Una promoción de alumnos a los que di clase regresó a mi vida. Al cabo de cuatro años de haber sido su profesor, esos estudiantes vienen a mí y me preguntan: ‘¿Quieres ser nuestro padrino?’. Y ahí fue cuando me derretí de amor, porque para mí un padrino de promoción no lo es solo el día en que se celebra la entrega de orlas, lo es para siempre”.
Ante esa muestra de afecto plasmada a través de una invitación, el escritor canario se sintió en deuda. “Sigo armando maradonas se la dedico a ellos. Así lo explico en la nota inicial de agradecimientos, pero también en cada uno de los capítulos de la novela, en los que figura el nombre de tres o cuatro personas de esa promoción”. Una costumbre del profesor palmero es ponerle nombres a las promociones y en esta ocasión bautizó a ese grupo de estudiantes como Promoción Fantasía. “Ellos son los que me han llevado a meterme de nuevo en esta vorágine de ferias y presentaciones”, subraya.
Frente a novelas anteriores que Carlos Felipe Martell califica de psicothrillers, este “es un libro muy agradecido, en el sentido de que es fácil dejarse llevar”. “En otros le planteo al lector un juego en el que ha de estar imaginándose continuamente lo que puede ocurrir. En este caso no: creo que también es un relato muy adictivo, pero de un modo más sencillo y relajado”.
Esta nueva perspectiva ha afectado también al trabajo de escritura. “En las novelas de la Trilogía Palíndromo, por ejemplo, el argumento se construye a base de palíndromos, por lo que cuando comenzaba a trabajar en ellas no tenía ni idea de lo que iba a escribir. Ahora ha sido totalmente diferente, todo estaba pensado desde el principio al final, aunque siempre añades cosas que se te van ocurriendo” [Este mismo año, Carlos Felipe Martell obtuvo el XI Premio Internacional de Literatura Palindrómica Rever, un galardón que muestra su afición por los palíndromos -esas palabras y frases que pueden leerse tanto de izquierda a derecha como de derecha a izquierda-].
Quien se adentre en las páginas de Sigo armando maradonas se encontrará con el legendario futbolista argentino, “tanto en un plano metafórico como en un plano presencial, pero también con misterio, mucho humor y también drama, con un pueblo que huele y sabe a flores, con bullying y con personajes analfabetos, limitados y encajonados por sus propios valores”. “Y luego, por supuesto, está el fútbol, que es una ficción hecha realidad, pura magia”, concluye.