crisis migratoria

Unicef pide un plan estatal de contingencia para menores migrantes

La ONG llama a crear una iniciativa que respete los derechos de los jóvenes para atenderlos en condiciones y que tengan una oportunidad de futuro. Desde enero a junio han llegado las Islas más de 700
El joven ( 17 años ) senegales, procedente de la localidad de Saint Louise, en las instalaciones del centro Tirajana 1.

Unicef España presentó ayer, en una rueda de prensa telemática, el informe Canarias: Niños y niñas migrantes en una de las rutas más peligrosas del mundo.
Un documento que revela que desde finales del año 2019 han llegado a Canarias un total de 3.830 personas en pateras y cayucos. También, que cada vez son más los niños y las niñas que se lanzan al mar y ponen en riesgo sus vidas movidos por conflictos armados en sus países, por los desastres naturales o, simplemente, por la necesidad de ejercer derechos básicos para el desarrollo humano.
Son cifras que han movido a esta ONG a pedir ayuda. Concretamente, a solicitar una política estatal de contingencia migratoria que vele por los derechos y las necesidades de estos menores, así como de los jóvenes extutelados.
Un plan multidisciplinar nacional que incluya un mecanismo de derivación, que garantice la coordinación entre las distintas entidades públicas, que favorezca la integración educativa y social, y que tenga protocolos de reagrupación familiar, tanto en España como en el resto de Europa. Medidas que ayuden a que estos jóvenes tengan una oportunidad en el futuro. Y es que actualmente los casos de éxito son pocos. Se cuentan con los dedos de una mano los jóvenes que han llegado a nuestro país y que, asesorados y bien informados, han podido formarse y emanciparse.
Es el caso, por ejemplo, de Moussa, un niño senegalés que abandonó a su familia para viajar a Canarias en un cayuco. En su momento pensó que encontraría trabajo como futbolista y que podría enviar dinero a su madre, que necesita medicación diaria. Ahora, tras recibir ayuda, quiere ser monitor de Cruz Roja para ayudar a otros niños que viven o van a vivir su misma situación. Este es un caso de éxito, pero la realidad es que no se dan con frecuencia.
Esta es una de las historias que ha podido conocer Unicef España después de realizar una investigación en Canarias, durante los primeros 15 días de junio, en la que pudieron visitar 27 centros, de los que 18 están destinados a la protección de la infancia.
Una investigación de la que, además, se desprende que durante los primeros seis meses de 2021 se sabe que 713 menores han arribado en las Islas por la ruta atlántica, la más peligrosa del mundo. Un dato que supone un 150% más respecto al mismo periodo del año anterior.
Un fenómeno migratorio que deja, por el momento, más de 2.500 menores acogidos en los centros de protección en Canarias.
Datos, a juicio del autor del informe, el especialista en migraciones y miembro electo del Comité ONU de protección de los derechos de los trabajadores migratorios y sus familias para el periodo, 2022- 2025, Pablo Ceriani, que el modelo actual para tratar a los menores migrantes no acompañados está “saturado, es insuficiente e inadecuado”, y los conduce a una “situación de vulnerabilidad y desprotección” a la que hay que hacer frente.
Y es que la inmigración, tal y como dice el Presidente de Unicef España, Gustavo Suárez, “no es un fenómeno pasajero, sino estructural que precisa de políticas apropiadas para dar respuestas apropiadas. Una emergencia humanitaria que ha llevado a 33 millones de personas en todo el mundo a cruzar fronteras internacionales buscando oportunidades y seguridad, más de la mitad menores de edad”.
Por su parte, Sara Collantes, especialista en migraciones de Unicef España, asegura que es muy difícil ayudar a estos jóvenes a que tengan un futuro a pesar de que muestran “un gran deseo de formarse y de estudiar. Nos han llegado a decir que están desesperados por estudiar, por hacer algo, no soportan estar sin hacer nada. Es algo que en la mayoría de los casos no se consigue por la deficiencias del sistema, lo que provoca frustración y riesgo para su salud mental”.
Es el caso de otro joven senegalés de 16 años que tuvo que dejar el colegio a los siete, tras la muerte de su padre, para poder llevar dinero a casa. Un niño que ahora dice no poder dormir en el centro de acogida porque su madre y sus hermanos dependen de él. Quiere formarse y llegar a ser pescador como su padre, para que su familia pueda vivir mejor.
Por estos motivos, Unicef pide un plan nacional integral que ayude a proteger los derechos de estos niños que llegan a España y, concretamente, a Canarias, que es la puerta de entrada de miles de menores migrantes a Europa. Aseguran que el actual sistema se satura y que, cuando eso ocurre, se vulneran los derechos de los niños. Algo que debe frenarse ya.

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