El debate abierto sobre el puerto de Fonsalía, en el municipio de Guía de Isora, continúa generando reacciones a favor y en contra, a la espera de que la Consejería de Obras Públicas, responsable del proyecto, se pronuncie sobre si realiza un nuevo estudio de impacto ambiental (el anterior caducó en diciembre de 2020) o desiste del proyecto.
Si el departamento que dirige Sebastián Franquis opta por la primera vía, que defiende el presidente del Cabildo, Pedro Martín, el proyecto se enfrentará a una legislación ambiental más exigente que la anterior, un factor que ha llevado al consejero de Transición Ecológica, José Antonio Valbuena, a decir que iniciar el expediente de impacto ambiental desde cero sería prácticamente una “pérdida de tiempo” porque el resultado de la declaración “seguramente será negativo”.
Mientras el debate sigue sumando partidarios y detractores del proyecto ideado como epicentro de las futuras comunicaciones marítimas entre las islas occidentales, cabe preguntarse qué va a ocurrir con las conexiones en los próximos años, teniendo en cuenta que en un caso o en otro Los Cristianos seguirá siendo, con sus limitaciones operativas y de espacio, el puerto base de las travesías con La Gomera, La Palma y El Hierro.
Desde Arona se defiende una apuesta “clara y decidida” de los gobiernos central, canario, el Cabildo y el propio Ayuntamiento por una solución a los problemas de movilidad y de desarrollo urbano del núcleo de Los Cristianos y su puerto. El grupo de Gobierno municipal defiende “una mejora de las vías y conexiones con la autopista, modernizar la trama urbana e invertir para rehabilitar la bahía, renaturalizándola y manteniendo sus usos portuarios”.
El alcalde aronero, José Julián Mena, ya ha adelantado el coste de la apuesta que reclama para Los Cristianos. “Con el tránsito que soporta de pasajeros y mercancías, merece una inversión inferior a los 40 millones de euros frente a los 200 millones que cuesta Fonsalía”, señaló el regidor.
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