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¿Por qué los británicos hacen ‘balconing’?: un estudio revela el motivo

El doctor Juan José Segura ha investigado a qué se debe esta práctica tan frecuente en los turistas originarios de Reino Unido
Juan José, cirujano oncológico que lo sabe todo sobre el balconing. E. E.

Cuando un joven se cae desde un balcón, en el hospital comienza la hora de oro. En apenas 60 minutos todo tipo de especialistas deben examinar al paciente para localizar las lesiones que sufre. Hay que analizar todos los órganos a la vez porque no hay tiempo: una buena coordinación es lo que determina la supervivencia.

En el hospital de Son Espases de Palma de Mallorca lo saben bien porque cada año tienen que atender a una gran cantidad de turistas que se precipitan desde varios pisos de altura. A los médicos ya no les sorprende recibir el aviso de que, en 15 minutos, deben coordinarse para atender una urgencia de este tipo.

Tampoco a Juan José Segura (Sevilla, 1985) le llaman la atención estos mensajes. Pero no siempre fue así. Cuando llegó desde su Sevilla natal, este cirujano oncológico no salía de su asombro ante la enorme cantidad de precipitados que atendía el hospital palmesano. “Era como algo endémico, muy propio de aquí”. Descubrió que no había literatura médica sobre el balconing, así que se puso manos a la obra para analizar todos los casos que le llegaban.

Ofreció después sus datos a diversos consulados e inició una fructífera labor de cooperación con el gobierno del Reino Unido para prevenir estos accidentes.

Hace unos días, su teléfono sonó, pero no era ningún aviso por politraumatismo. Era el embajador británico en España, que le informaba de que la reina Isabel II le ha concedido una medalla. A partir de ahora, Juan José pertenece a la Orden del Imperio Británico (MBE) gracias a su trabajo.

Todo empezó gracias a un cóctel de sorpresa, juventud y vocación. En el principio fue el asombro. “Cuando llegué a Palma en 2014, me llamó la atención que el volumen de atención al politrauma es muy superior al que teníamos en Sevilla, especialmente en verano: hay muchos accidentes de tráfico y muchos accidentados por balconing”, explica a EL ESPAÑOL este sevillano, cirujano oncológico, investigador del Hospital Universitario Son Espases de Mallorca y profesor asociado de cirugía en la Universidad de las Islas Baleares (UIB).

Después se sumó la edad. “Cuando eres joven, la cirugía del trauma te gusta mucho porque supone un reto: requiere ser versátil, hacer un diagnóstico diferencial…”.

Y para acabar la combinación, la vocación. “Cuando ves una patología, la estudias. Pero me encontré con que en los libros no había nada de nada sobre el tema del balconing: ni factores de riesgo, ni órganos más afectados, ni tipos de lesiones…”.

El doctor Segura y su equipo empezaron entonces a recopilar datos para acotar este fenómeno, establecer patrones particulares y distintivos de otras precipitaciones y perfilar pautas de actuación no sólo desde el punto de vista médico, sino también desde el social.

Los datos, recopilados entre 2011 y 2016, certificaron que el balconing es cosa de hombres. De hecho, sólo uno de los 46 casos registrados en esos cinco años tuvo como protagonista a una mujer. Asimismo, estos accidentes afectan casi siempre a jóvenes –la media de edad de los heridos es de 24 años- con un alto estado de embriaguez. El alcohol es uno de los elementos clave en este tipo de casos, porque en un 95% de los accidentes está presente y, en un 37%, viene acompañado de otras drogas.

Una de las conclusiones más sorprendentes del estudio fue certificar que la mayoría de los precipitados no estaban intentando lanzarse a una piscina, es decir, no se tiraban de forma voluntaria. “Es el tipo más popular de balconing, pero nuestro análisis establece que la mayoría de los casos son accidentes”. Así, 40 de los 46 heridos llegados a Son Espases –un 86%- cayeron al vacío de forma involuntaria al intentar pasar de un balcón a otro desde una altura media de ocho metros, es decir, unos tres pisos.

Alcohol

En el caso de las lesiones, hay algunas diferencias destacables con otros politraumatismos. Casi todos los heridos por caídas desde balcones sufren lesiones en la cabeza.

La causa es, de nuevo, la alta ingesta de alcohol. Cuando una persona se precipita al vacío, trata de poner las manos o caer de pie, por eso tiene más lesiones en huesos o extremidades. Sin embargo, en los casos de balconing, el alcohol les impide reaccionar, así que caen de cabeza.

De hecho, se calcula que en torno al 80% de estos heridos sufren lesiones en la cabeza y el cuello. Esta alta probabilidad permite, por ejemplo, mejorar la atención inmediata a una de estas lesiones, porque al saber el origen del accidente, los médicos pueden hacer un TAC craneal en primer lugar.

El factor del alcohol conecta con el aspecto más social del balconing: chavales que se cogen unos días de vacaciones para desfasar como si no hubiera mañana. “Son casos de jóvenes que están pasando parte del verano en un lugar cálido y turístico como, en este caso, Mallorca, y vienen a desmadrarse y corren riesgos que no suelen correr”.

Y aquí entra otro elemento clave, la nacionalidad, porque el 60,8% de los precipitados desde un balcón proceden de las Islas Británicas, a mucha distancia de los alemanes (un 15,2%).

Según este estudio, un británico tiene ocho veces más posibilidades de sufrir un balconing que un alemán porque hay 2,5 casos por cada millón de turistas del Reino Unido, mientras que en el caso de los germanos la ratio cae hasta 0,3 casos por millón de visitantes. Después de otros países del centro y el norte de Europa, llegan los españoles, con apenas tres casos de 46, es decir, un 6%.

“Estos países del centro y el norte de Europa, y por supuesto Reino Unido e Irlanda, tienen en general un consumo de alcohol mucho más exacerbado y concentrado en momentos puntuales de la noche o de la semana que en el sur de Europa, donde se suele beber de forma más progresiva. Es lo que llaman el binge drinking”, explica Segura.

Con estos resultados en la mano, este cirujano sevillano decidió ir más allá y contactar con los países más afectados por el balconing. “Me di cuenta de que había países sobrerrepresentados. Me fui a Google y busqué los teléfonos de los consulados de todos los países que aparecían en el estudio. Hablé con ellos y unos estuvieron más interesados que otros”.

En el caso del Reino Unido, la conexión fue inmediata “porque tienen claro el drama que supone para estas familias que un joven sano que se iba unos días de vacaciones a Mallorca vuelva en silla de ruedas o incapaz de alimentarse por sí mismo”.

De este modo, empezó una larga y fructífera colaboración que se mantiene hasta hoy. Incluso el cirujano sevillano ha protagonizado alguna de las campañas que el Gobierno del Reino Unido ha lanzado durante los últimos años para concienciar a sus jóvenes turistas del riesgo que se supone bailar sobre la barandilla.

“El objetivo es evitar el turismo incívico en general y acabar con esa costumbre que a veces tienen ciertos turistas, en muchos casos británicos, de estar mucho más calmados en su país y viajar a otro lugar para desmadrase como si no hubiera normas, con una sensación de impunidad”. Las campañas subrayan que, además de ir a un país “completamente civilizado, con unas normas como el suyo”, están pasando unas vacaciones para disfrutar “y que una decisión tonta les puede cambiar la vida para siempre”.

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