
Soledad Otero es una docente de la rama sanitaria que imparte clases en institutos y centros educativos públicos y privados. A esta tinerfeña de 43 años le apasiona enseñar, compartir experiencias con su alumnado y ver cómo mejoran sus habilidades, pero ahora lo compagina con su faceta de escritora, una parte en la que explota sus ganas de contar una historia. Tras escribir algunos relatos y presentarlos a concursos, por fin se atreve con la novela, La bala roja (Punto Didot, 2021, que está teniendo buena aceptación entre los lectores.
-¿Cuál fue la semilla para ‘La bala roja’?
“La idea se gestó mientras conducía. Estaba pensando que hacía tiempo que estaba muy tranquila, sin sentir nada. A mi mente vino una frase: “Hace tiempo que no siento nada”, y creí que sería una buena primera frase para una novela. Fue como encender una mecha y me puse a pensar qué historia me gustaría leer. Comencé a buscar en internet ¿cómo escribir una novela? y allí encontré los consejos de un escritor consagrado, Teo Palacios. Gracias a sus publicaciones conseguí ordenar mis ideas y comencé a escribir”.
-Háganos un esbozo para los que aún no la hayamos leído…
“La protagonista se llama Addy, nació en el imperio romano, en el siglo primero después de Cristo, y se convierte en la primera strigoi, una nueva especie inmortal. Los strigoi y otras cuatro especies más conviven clandestinamente con los humanos. Ya en la actualidad descubre que su mejor amigo, Tarik, ha sido secuestrado e intenta rescatarlo. En su afán por recuperar a su amigo, se ve envuelta en una guerra entre especies y descubre que han creado un arma con una toxina capaz de destruir a un inmortal”.
-¿Por qué se decantó por el género de ficción?
“Me gusta ese género. Además, quería una historia que viajara en el tiempo, que hablara del Imperio romano, del Egipto antiguo, de algunas leyendas o mitologías que han recorrido el mundo. La historia también me apasiona y juntarla a una aventura de inmortales me pareció una mezcla perfecta. Al menos, sería una novela que a mí me gustaría leer y ese era mi propósito”.
-¿Cómo es su proceso de escritura? ¿Reescribe lo escrito o los textos originales tienen mayor presencia en la obra final?
“No sé si es el proceso más ortodoxo, pero yo primero hago un guion con los acontecimientos más importantes de la novela. Trabajo en los personajes, en la localización… Luego me pongo a escribir, sin revisar si falta alguna coma, o si hay cacofonía en una frase. Solo sigo escribiendo la historia. Luego, cuando la acabo, la dejo reposar unas semanas y vuelvo a leerla y me pongo a cambiar todo lo que no me gusta. Y así varias veces, hasta que creo que está lista”.
-¿Cómo es la relación con su editorial? ¿Cómo llegó a ella?
“La editorial es maravillosa. Me han ayudado mucho en el proceso y les he preguntado mil cosas, que siempre me resuelven amablemente. Les agradezco que hayan confiado en mí para cumplir uno de mis sueños. Les envié el manuscrito, como a otras editoriales que trabajan en la ciencia ficción y la fantasía, y, pasados unos meses, se pusieron en contacto conmigo para ofrecerme entrar en la Colección Ágora del sello Punto Didot”.
-¿Trabaja ya en nuevos proyectos?
“Sí, estoy trabajando en mi segunda novela, que también mezcla historia y ficción de una manera diferente. Espero terminar la primera fase del proceso pronto, porque me descubro a mí misma pensando a todas horas en escenas que puedo incluir: mientras limpio, mientras me ducho, mientras tomo café con algún amigo… Es un periodo que disfruto mucho, el proceso creativo, pero también me mantiene algo absorta con respecto al resto del mundo”.