
Existe un mantra instalado en el imaginario colectivo que apunta que hacer ejercicio, y más en concreto caminar 10.000 pasos al día, aporta importantes beneficios para la salud. Esta creencia se ha extendido como la pólvora en los últimos años en España y en el resto de países occidentales que quieren hacer frente al elevado porcentaje de personas que sufren obesidad y sobrepeso en la actualidad.
La cifra es fácil de recordar y cuantificar gracias a los actuales relojes inteligentes que todos llevamos en nuestras muñecas. Sin embargo, y a pesar de que los estudios respaldan esta cifra, no todo el mundo gozaría de los mismos beneficios, y posiblemente no todos necesiten tantos pasos. Así lo sugeriría un nuevo trabajo publicado en JAMA y llevado a cabo por los investigadores de la Universidad de Massachusetts: a partir de cierto número de pasos, no habría beneficios significativos para la salud.
La evidencia tras la recomendación de caminar 10.000 pasos al día es cuantiosa: esta medida ha demostrado mejorar la salud y se ha relacionado con un menor riesgo de muerte prematura. Incluso cuando se trata de caminaras esporádicas, todo suma. Sin embargo, cada uno de estos estudios es diferente. Y, de nuevo insistimos, no todo el mundo es igual.
Con este último dato en mente, la epidemióloga Amanda Paluch y sus colegas se dispusieron a analizar datos de un grupo de más de 2.000 hombres y mujeres de mediana edad, de raza blanca y raza negra, de cuatro ciudades diferentes de los Estados Unidos. Los participantes usaban acelerómetros que registraban su recuento de pasos diario, y también la intensidad de los mismos.
En total se analizaron datos entre los años 2005 y 2018, siguiendo a los participantes en intérvalos regulares. Dado que se trató de un estudio observacional y no un ensayo clínico, no sería posible afirmar que exista una causa-efecto en las conclusiones del mismo. Aún así, los investigadores se aventuraron a establecer ciertas relaciones:
– Las personas que caminaban al menos 7.000 pasos al día tenían entre un 50-70% menos de riesgo de muerte, en comparación a los que caminaban menos de 7.000 pasos al día de media.