Meteorólogos de Meteored han descartado que el actual proceso eruptivo en Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, pueda provocar lluvia ácida cuando la lava entre en contacto con el mar y aseguran que su impacto en el clima será a una escala local pero no a una escala global.
“En principio el tema de la lluvia ácida no es a día de hoy un motivo de preocupación. Sí lo es la presencia de un alto contenido de gases tóxicos”, ha afirmado este martes el meteorólogo José Miguel Viñas durante un encuentro virtual organizado por Meteored para analizar la situación meteorológica durante este otoño.
El experto ha explicado que cuando la lava, que está a 1.000 grados, entre en contacto con el agua costera “habrá una emisión bastante importante de gases tóxicos, como el dióxido de azufre”.
Aunque ha reconocido que “se está especulando si en algún momento esos gases podrían generar nubes que pudieran dar lugar a una precipitación de carácter ácido”, ha apuntado que en estos momentos en la zona hay una situación de régimen de alisios que “no favorece las lluvias”.
En este punto, Viñas ha advertido de que esos materiales dan tanto al agua como al aire “un contenido ácido de toxicidad” y ha señalado que cuando lleguen esos vapores “se acordonará un perímetro bastante alto”.
Por su parte, el meteorólogo Francisco Martín ha resaltado que el impacto del volcán de La Palma “tiene que entenderse a una escala local, pero no a una escala global”, ya que su erupción no es una erupción explosiva, “que son las que tienen un impacto a no muy largo plazo en el clima, provocando una enfriamiento global”.
Así, ha comentado que no es una erupción que lance los materiales “más allá de unos kilómetros de altitud”, por lo que si no consiguen un gran volumen de partículas penetrar en la estratosfera “no se produce el enfriamiento”.
Por último, José Antonio Maldonado ha apostillado que “no tendría nada de extraño” que la erupción del volcán de La Palma “durase unas cuantas semanas por lo menos”, ya que ha habido volcanes “que han durado meses”. Además, ha alertado de las “consecuencias bastante nefastas” que puede tener el desprendimiento de gases cuando la lava entre en contacto con el mar.