“Llevaban 10 años actuando en la Isla, y si bien su actividad principal eran las estafas cibernéticas se les acusa de todo tipo de acciones delictivas, incluido hasta un secuestro y robos violentos; también están relacionados con dos homicidios, uno de ellos en Tenerife”.
Quien así es José Antonio Bueno, responsable del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Brigada Judicial de la Policía Nacional de la Comisaría Provincial tinerfeña, cuyo equipo no solo inició este brillante servicio, sino que, además, lo lideró bajo el paraguas del Juzgado de Instrucción Número 1 de Arona con apoyo de otros agentes tinerfeños, de Madrid y la Justicia italiana.
Fue el pasado 18 de mayo cuando se desmanteló esta presunta organización criminal con un despliegue formidable en el que participaron hasta 180 agentes, incluidos GEO, unidades caninas, etc. Los resultados fueron formidables: hasta 106 detenidos (casi todos en la Isla) y unos 10 millones de euros bloqueados en criptomonedas.
De su buen hacer da cuenta el hecho de que 10 de los apresados siguen en prisión provisional desde entonces, ocho de ellos en la Isla. Para ello hizo falta practicar infinidad de seguimientos (dificultados por la COVID y las “medidas de seguridad que adoptaban) y tantas escuchas telefónicas que hicieron falta 17 intérpretes.
Y, por supuesto, 16 registros repartidos por Playa Paraíso, Callao Salvaje, Adeje, Guía de Isora, Los Cristianos… y que tuvieron lugar en restaurantes, peluquerías, inmobiliarias, bares, negocios de juego online y prostíbulos”, detalla Bueno. Su actividad principal era, presuntamente, “estafar a italianos, blanquear el dinero en Tenerife y enviar las ganancias a Nápoles, si bien también la Isla servía de refugio a delincuentes buscados en Italia, y tenían una máxima: no atentar contra intereses españoles”.
También se les acusa del intento de secuestro de una joven y se les relaciona con un homicidio acaecido ese mismo mes de mayo en el Island Village (Costa Adeje).
Pero cometieron un error: birlaron 50.000 euros a una empresa de Jerez con la estafa del CEO. Y ese lapsus geográfico fue el hilo que permitió desenredar la madeja.