La Palma sigue siendo, de largo, la gran protagonista de la sección reservada por el Instituto Geológico Nacional (IGN) para los últimos movimientos sísmicos, como demuestran los aproximadamente 90 terremotos detectados durante el día de ayer, varios de ellos sentidos por la población y que mantienen el mismo patrón en los últimos días: hay más y más profundos bajo Mazo, pero también hay muchos y a mediana profundidad en el subsuelo de Fuencaliente.
De la larga serie de ayer destaca uno de magnitud 4,6 que tuvo lugar en Mazo al filo de la medianoche, así como otro de 4,1 al inicio de la madrugada y uno más de 4,3 poco después de las once y media de la mañana, todos ellos sentidos por la población. Es decir, los más potentes son los más profundos (37-40 kilómetros de profundidad) y se dan bajo Mazo, mientras que los de Fuencaliente son más someros aunque importantes y a unos 11-14 kilómetros de la superficie.
Sea como fuere, el comité científico que asesora al gabinete de crisis creado a través del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) atribuye esta sismicidad a la realimentación del volcán en capas profundas y descarta, por el momento, la posibilidad de la aparición de nuevas bocas eruptivas en las zonas donde más se están dando estos temblores a grandes profundidades.
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