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El sur de Tenerife despega, por fin, tras la pandemia

Las zonas turísticas dejan atrás el inédito cierre de su planta hotelera en 2020. Ashotel prevé que el 100% de las plazas estén en el mercado a final de año y las compañías aéreas programan 6,4 millones de plazas con Tenerife Sur para la temporada de invierno
Nadie quiere volver a ver el aspecto desolador de las playas durante el confinamiento.
Nadie quiere volver a ver el aspecto desolador de las playas durante el confinamiento. Fran Pallero

La cara y la cruz. El sur de Tenerife presenta en estas fechas una imagen que nada tiene que ver con la que ofrecía hace poco más de un año, cuando la virulencia de la pandemia metió a la población en sus casas y llevó al principal sector económico del Archipiélago a un inédito cero turístico.


Aquellos hoteles cerrados a cal y canto, playas desiertas, autopistas sin tráfico y comercios, bares y restaurantes con las persianas a ras de suelo han recobrado la vida perdida y hoy dibujan un paisaje alentador, muy alejado del aspecto que ofrecían entonces. Es el antes y el después de la COVID, dos mundos diferentes.


En las zonas turísticas costeras ya no se oye el rumor de las olas ni el graznido de las gaviotas. Ha vuelto el bullicio, la música, las tertulias en las terrazas, el sonido de las zambullidas en las piscinas, el griterío de los niños en las playas y la circulación de los camiones de reparto, los coches de alquiler y las guaguas turísticas.

Apenas quedan huellas visibles de la devastación causada por un enemigo microscópico que vació y calló las zonas de baño, los paseos marítimos, calles, aceras y establecimientos de ocio.


Entonces el Sur contaba los días para empezar a poblar de gente sus espacios públicos, abrir las ventanas de los hoteles de par en par, llenar el cielo de aviones cargados de turistas y despertar, en definitiva, de una pesadilla que parecía eterna y que llegó envuelta en una tormenta perfecta que comenzó a gestarse con el brexit, la quiebra del turoperador británico Thomas Cook, que puso contra las cuerdas al sector turístico canario; un cero energético, y la mayor invasión de arena en medio siglo que obligó al cierre de los aeropuertos de las Islas.


Hasta que, el 24 de febrero, saltaron todas las alarmas cuando se ordenó el aislamiento del hotel H-10 Costa Adeje Palace –primer establecimiento turístico completo confinado en el mundo- después de que un turista italiano diera positivo por COVID-19. La inédita cuarentena decretada por las autoridades sanitarias para 900 personas (entre clientes y trabajadores), que generó dudas en el seno de la patronal hotelera y en el propio Gobierno de Canarias por el temor a una masiva cancelación de reservas, colocó al complejo hotelero de La Caleta bajo el foco mediático internacional durante más de dos semanas.


Aquella situación de emergencia, que se gestionó acertadamente, como lo demuestra el bajo número de infectados (seis turistas), terminó con una imagen icónica que apareció en las televisiones de medio mundo: la salida de los clientes aplaudiendo al personal sanitario a las puertas del hotel. Pero a la vuelta de la esquina esperaba una cruda realidad que nadie vio venir, ni siquiera cuando China construía hospitales en 10 días en Wuhan y en el Sur se bromeaba haciendo comparaciones con los 30 años que ha tardado en llegar el hospital de El Mojón.


Ahora, el paisaje ha cambiado por completo. Las expectativas para la inminente temporada de otoño-invierno son favorables. Después de varios despegues abortados por las sucesivas olas pandémicas, la vacunación generalizada en la población europea avala una recuperación que esta vez va en serio, aunque con pies de plomo ante posibles variantes víricas.


Las compañías aéreas han programado para la temporada de invierno, que oficialmente comienza hoy, 6,4 millones de plazas en Tenerife Sur, según ha confirmado AENA, un dato que supone un 25% más que hace dos años, antes del coronavirus. Los datos de la Consejería de Turismo apuntan en la misma dirección y, por lo pronto, prevé cerrar 2021 con más de 6 millones de visitantes.


El Archipiélago confía en recuperar el grueso de su conectividad con 140 destinos a partir de noviembre, solo 13 menos que antes de la pandemia. Se han perdido conexiones regulares con los países nórdicos, pero se han ganado con el sur de Europa (con Francia e Italia, sobre todo). Reino Unido vuelve a acaparar el mayor número de plazas programadas, con 2,2 millones de asientos previstos, un 6% más que hace dos inviernos, según los datos de la Consejería.


El sur de Tenerife lidera la apertura de establecimientos turísticos en la Isla con más del 92% de su planta hotelera y extrahotelera operativa. Trasladado a camas, actualmente hay 70.479 en el mercado del total de 73.553, es decir, casi el 96% de las plazas, según informó Ashotel.


El optimismo ha vuelto al sector con la temporada alta, que se estrena con una baja incidencia de la COVID, aunque pendientes de la evolución de los contagios en los principales países emisores, donde “hay ganas de viajar”, como se apunta desde la patronal hotelera. Nada que ver con la pesadilla y la sensación de irrealidad de 2020.

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