la laguna

Iballa, agricultora tinerfeña: “Hay que romper el estigma de que si no sabes estudiar te vas al campo”

Decidió estudiar Ingeniería Técnica Agrícola y lleva ya 10 años al frente de su proyecto Finca Ecológica Carbonero, en Geneto, donde produce de manera ecológica, y tiene además una tienda, que es un espacio para talleres y encuentros
Iballa González, en su finca de San Miguel de Geneto, de 4.800 metros cuadrados. Fran Pallero
Iballa González, en su finca de San Miguel de Geneto, de 4.800 metros cuadrados. Fran Pallero

Iballa González González siempre vivió en su casa una “relación cercana” con el trabajo en el campo, que vio como una salida profesional mucho más amplia que simplemente la producción, por lo que apostó por estudiar Ingeniería Técnica Agrícola en la universidad y ya lleva 10 años al frente de su proyecto Finca Ecológica Carbonero, que comenzó con 30 años y donde produce de manera ecológica, tiene una tienda y es, además, un espacio de encuentro y convivencia. “Hay que romper ese estigma de que si no sabes estudiar te vas al campo, porque en el campo, a día de hoy, estamos personas preparadas que hacemos un trabajo profesional”, defiende esta agricultora y emprendedora.

La relación de Iballa con el campo es cosa de familia. “Teníamos las fincas familiares, mi abuela siempre dio importancia a que la familia mantuviera las tierras porque siempre decía que del cemento no se come. Mi abuela tenía vacas y vendía flores en el mercado, en la finca donde yo trabajo ahora tenía claveles”, relata Iballa González. Luego, “mis padres y tíos siempre han luchado por mantener ese legado de mi abuela”, aunque “desde un punto de vista más de bien auto consumo y como hobby”.

Hasta que ella decidió dedicarse profesionalmente a este sector en el que veía tantas posibilidades. “Era lo que había vivido en casa, donde siempre hubo una relación cercana con la tierra y me gustaba. Y lo vi como una salida porque vi el sector como un campo amplio, no solo para dedicarme a producir en una finca, como se refleja en el proyecto que estoy llevando a cabo”, explica.

El proyecto se denomina Finca Ecológica Carbonero, que Iballa González desarrolla en un campo de unos 4.800 metros cuadrados ubicado en San Miguel de Geneto, en La Laguna, y donde “producimos productos, por la zona en la que estamos, como coles, puerros, fresas, que nos las quitan de las manos, cebolleta, lechugas, espinacas, acelgas, brócoli… Y en primavera-verano tenemos calabaza, calabacín…”.

“En un primer momento -relata Iballa-, la idea del proyecto era producir de manera ecológica para vender en otros puntos de venta. Pero con el tiempo nos fuimos dando cuenta de que para darle mayor peso y más garantías de continuidad en la venta, era importante poder montar nuestro punto de venta, y lo creamos en 2016 en la propia finca”. Iballa está al frente del proyecto, pero destaca que “hay mucha gente que me ayuda”.
Este punto de venta comenzó con los productos que sacaban de la propia finca, pero “nos dimos cuenta de que era necesario ofrecer al consumidor algo más completo, y por eso empezamos a generar una red de agricultores que abastecieran al punto de venta, y ahora puedes ir y hacer tu compra semanal de frutas y verduras”.

“Desde que abrimos la tienda, empezamos para amigos y familiares, y ha ido funcionando el boca a boca y tuvimos que ampliar un poco el espacio. La mayor parte de los clientes son de la zona y del barrio, y de manera puntual también se acercan del área metropolitana. Pero fundamentalmente son vecinos de la zona, que es lo que más me gusta del proyecto, porque al final son clientes que conoces por su nombre y formas una relación que va más allá de vendedor y comprador”, valora Iballa.

Pero el proyecto va a más allá de la producción y de esta tienda, y la finca acoge también talleres formativos y encuentros. “Dadas las circunstancias actuales, que es todo tan cambiante y la incertidumbre, hemos querido diversificar las entradas económicas del proyecto, y dentro de la finca creamos hace dos años un aula que tuviera un uso multidisciplinar, con la idea de generar eventos y cursos; por ejemplo, ya hemos hecho tres de cocina con cocineras profesionales. Y también lo ofrecemos para otras actividades relacionadas con la agricultura y de ámbito social”, explica.

En este sentido, Iballa también colabora con asociaciones que trabajan con personas con discapacidad, y que acuden a la finca a conocer la actividad. “Y trabajo contratada también con la Asociación Bienestar Animal (ABIA), que da clases de agricultura en la finca. La propia asociación tiene encuentros de convivencia para romper barreras entre personas con discapacidad y migrantes, en torno a la agricultura. Muchos de los migrantes se dedicaban en sus países de origen a la agricultura, la pesca, y entonces se facilita ese encuentro”, señala.

Motivar más a los jóvenes

Iballa solicitó en 2012-2013, como joven agricultora, una subvención de esta línea al Gobierno de Canarias, “lo que hay que reconocer que fue un impulso para el proyecto, que de otra manera hubiese sido mucho más complicado”.

“A la hora de motivar a las nuevas generaciones a emprender en el sector, recordarles que somos los que producimos alimentos para las personas, que mínimo comen tres veces al día, así que realmente es un trabajo que está asegurado”, afirma. Ademas, “con la pandemia, se vio ahí la importancia de estos sectores que estamos un poco a la sombra, y creo que hay que aprovechar esa visibilidad que nos ha dado para que no se nos olvide”.

Iballa valora también el punto de vista agroecológico del sector, que “no es solo la parte productiva, sino también la social, la medioambiental, la económica…”, y apuesta por el concepto de soberanía alimentaria, “para no depender tanto de todo lo que venga de fuera”.

Sin embargo, reconoce el alto grado de incertidumbre que tiene esta profesión, a todos los niveles. “Y es un trabajo que desgraciadamente está poco valorado socialmente”, así que “por supuesto que hay que animar a los jóvenes a apostar por el sector, pero también animar a la sociedad en general a que le dé la importancia que tiene”.

“Y creo que ese es realmente el impulso que necesita el sector, romper ese estigma de que si no sabes estudiar te vas al campo, porque en el campo, a día de hoy, estamos personas preparadas que hacemos un trabajo profesional”, enfatiza.

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