
Quizás su éxito se reduzca a eso, lo que no es poco: una gran capacidad de trabajo, una aptitud no tan común para emocionar -o entusiasmar, o las dos cosas al tiempo- a quien le escucha y, sobre todo, el saber gestionar el mucho talento que posee a través de los años y las décadas sin aferrarse a ningún tiempo en concreto. Así son los clásicos.

El Recinto Ferial de Tenerife fue anoche escenario de un concierto de Raphael. El artista jienense está celebrando sus 60 años de carrera artística con una gira, Raphael 6.0, que también da nombre al disco que publicó en 2020 por estas mismas fechas. Las más de 3.000 personas que tuvieron la suerte de asistir a esta cita con el intérprete de Yo soy aquel, Escándalo o Mi gran noche hallaron a un cantante pleno de facultades y, lo que viene a ser lo mismo, un Raphael en estado puro. Un cantante que volvió a interpretar (y pocas veces es tan apropiado este término si lo vinculamos al arte dramático) desde las tripas sus canciones más conocidas, pero también se aventuró a ofrecer con la misma solvencia temas que hasta ahora no figuraban en su repertorio. Una buena dosis de música por parte de un artista irrepetible que contribuyó a calentar el corazón de quienes lo escucharon en estos tiempos tan necesitados de alegría.

Raphael actúa hoy en Las Palmas, en el Gran Canaria Arena, y después solo será su hasta luego a las Islas. Porque, visto lo visto y escuchado lo escuchado, hay Raphael para rato.