Todo está listo para el Black Friday. Una cita que se celebrará el próximo viernes 26 de noviembre, y en la que los consumidores aprovecharan para comprar, debido a los grandes descuentos, los regalos de Navidad. Sin embargo, este año la alta inflación, la escasez de suministros y la crisis de los contenedores amenazan la campaña. Y es que con la Navidad a la vuelta de la esquina se ha desatado la tormenta perfecta: la oferta no cubre la demanda. El mundo se ha puesto a funcionar al mismo tiempo tras la pandemia y las cadenas de suministros no dan a basto. ¿Hay peligro de desabastecimiento para la campaña? El presidente de la patronal del sector de comercio en la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Fauca), Abbas Moujir, asegura a DIARIO DE AVISOS, que no. “No hay que generar alarma. Es cierto que algunos productos podrán encarecerse y otros, los regalos estrella, sobre todo electrónicos, podrán escasear, pero como todos los años”.
No obstante, las noticias que llegan del exterior, sobre todo de China, principal país productor, no son nada halagüeñas. Muchos son los factores que están influyendo en la actual crisis del comercio mundial. Lo primero es que, debido a las restricciones sanitarias, los puertos chinos, principales exportadores, tienen unos índices de producción mucho más bajos, a pesar de que se ha incrementado la demanda a nivel mundial, lo que está ralentizando la salida de los barcos. Si tenemos en cuenta, además, que el 80% del comercio mundial se mueve por mar, a través de contenedores, se puede hacerse una idea de la afección que la ralentización de un puerto como el chino puede tener en la actividad comercial mundial. No hay más que recordar el caos que provocó el buque Evergiven cuando quedó varado en el canal de Suez, bloqueando buena parte del tráfico del planeta durante semanas.
A todo esto se une el incremento del coste del transporte que, en el caso de Islas, llega a duplicarse. Ya durante la pandemia los empresarios se quejaban del incremento de los fletes, pero es que aún siguen estando ‘por las nubes’. El 90% de las compras que se realizan en tiendas online, y en físicas, viene del país asiático. Todo el material de las obras también viene por mar desde China y el aumento de los fletes, en algunos casos del 500%, está provocando que las empresas no dupliquen, sino casi cuadrupliquen sus gastos. Hace dos años, un contenedor costaba 2.000 euros. Y este año se ha disparado hasta los 15.000 euros. Esto está provocando necesariamente un efecto inmediato sobre los precios: aumenta la demanda, la oferta se reduce y los precios se incrementan. En los últimos tres meses, los materiales que más se han encarecido han sido la madera (125%), la piedra (68%) y el cobre (63%). Según la Confederación Nacional de la Construcción, cuatro de cada 10 empresas se han visto obligadas a cancelar o paralizar sus obras, mientras que tres de cada cuatro han sufrido desabastecimiento o retrasos de madera, acero o aluminio.
Durante la pandemia, las fábricas de todo el mundo echaron el freno y hoy en día, muchas de ellas, siguen paradas, debido a que se encuentran en lugares donde las tasas de vacunación son muy bajas y los índices de contagios por COVID-19 muy elevados. El problema es que este frenazo en la oferta ha coincidido con un unánime aumento de la demanda mundial, motivado por la recuperación de la actividad económica. Los fabricantes y transportistas no han sido capaces de dar respuesta a este crecimiento del consumo, lo que ha generado tensión en la cadena de suministro y desabastecimiento en el mercado. Cuando hay escasez, los precios suben y, por ejemplo, en el caso de los chips, que afecta a todos los productos electrónicos y a la industria del automóvil, les está provocando un autentico problema de stock. Además, hay falta de camioneros, lo que provocó recientemente la crisis de suministro de gasolina en Reino Unido; y los precios de la gasolina, gas y energía están desorbitados.
Sectores afectados
Pero, ¿qué sectores económicos son los más afectados para esta campaña? Pues en realidad todos. El textil y los productos electrónicos pueden escasear estas Navidades debido a que la mayoría proceden del país asiático. En cuanto a los productos de la cadena alimentaria, no faltarán en la mesa, pero sí se encarecerán. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) alertó hace unos días de una “brutal subida” de los costes de producción en el sector primario en España. En concreto, aseguró que los fertilizantes se han incrementado un 100%; el gasóleo, entre un 40% y un 60%; la energía, un 300%; los plásticos, más de un 50%; el agua, un 30% y el alimento para animales, un 25%. Este escenario también se da en Canarias, donde el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en las Islas, Jorge Pelayo, cifra en una horquilla de entre el 60% y 70% el incremento de gastos que debe afrontar el primer eslabón de la cadena alimentaria, una situación que solo se puede hacer frente, a su juicio, a través del consumo local sin intermediarios. Por lo tanto, es más que probable que los productos que se suelen consumir en Navidad, ya sean locales o provengan de fuera, subirán de precio.
El presidente de Fauca, Abbas Moujir, aconsejó a los consumidores adelantar lo máximo posible las compras de Navidad, pero garantizó que “no habrá desabastecimiento”. “El producto estrella escaseará, pero como ocurre todos los años”. “Me preocupa más lo que está ocurriendo en España que este problema en la cadena de suministros que es coyuntural y en seis meses se resolverá”. En este sentido, se refirió a la subida de la luz, a la nueva reforma laboral que está planteando el Gobierno, al incremento del Salario Mínimo Interprofesional y a la elevada presión fiscal, “porque todo esto repercute en las empresas”. Asimismo, recordó que, mientras en el resto de Europa las restricciones se han acabado, en España y en Canarias “todavía nos seguimos cuestionando si celebrar las Navidades o el día de Reyes. Con toda la presión que están soportando los pequeños comerciantes y locales de hostelería, seguir con las restricciones durante la campaña de Navidad sería el cierre para muchos establecimientos”. Moujir recordó que diciembre y enero, seguido de las rebajas, son los meses gracias a los que muchos empresarios pueden aguantar el resto del año. “Sabemos que el ahorro de los hogares se ha incrementado casi el 30%. Los ciudadanos están empezando en viajar y a tirar de sus depósitos, pero si continuamos con las restricciones; los ciudadanos seguirán ahorrando y los empresarios cerrando”, matizó.
Es cierto, y así lo aseguran todos los organismos, que esta situación es temporal y se solucionará en unos meses, pero ha puesto sobre la mesa una cuestión que todo el planeta sabe: la enorme dependencia que tiene de China. De ahí la famosa frase: ‘si China estornuda, el mundo se resfría’.