economía

Canarias mejora, pero no tanto ni tan deprisa como lo hacen Europa y España

CEOE aleja el exceso de optimismo: la creación de empleo es en el sector público y la productividad está por los suelos
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Canarias no recupera el 18,1% que cayó el PIB en 2020, mientras que España (10,8%) y la zona euro (6,4%), sí. DA

Las previsiones de crecimiento económico de Canarias no son malas. Es innegable que la situación ha mejorado en el último año (aunque comparado con 2020 cualquier cosa es mejor), pero no tanto como para tener un exceso de optimismo como hubo este jueves con los datos de la EPA. Muestra de ello es que la caída del PIB de Canarias en 2020 fue del 18,1% y, a pesar de que en 2021 las previsiones de CEOE-Tenerife sitúan el crecimiento de la economía en el 5,5% y en el 6,3% para 2022, la suma de los dos últimos años (11,8%) no será suficiente como para superar la caída de 2020, lo que sí ocurre en el conjunto de España y la zona euro. Esto significa que Canarias está más empobrecida y que la recuperación será más lenta que en el resto de territorios.

El presidente de la Confederación Provincial de Empresarios de Santa Cruz de Tenerife (CEOE-Tenerife), José Carlos Francisco, presentó ayer el informe de coyuntura económica correspondiente al último trimestre del año 2021, que fija el crecimiento de Canarias para este año en el 6,3%. Sin embargo, Francisco dejó bien claro que “las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran”, para explicar después que coexisten alrededor de la recuperación canaria muchos factores externos “sobre los que no tenemos capacidad de control”.

Entre ellos citó la guerra económica entre China y EE.UU., la situación geopolítica entre Rusia y Ucrania, la elevada inflación y sus consecuencias sobre los tipos de interés, así como los cuellos de botella provocados por la elevada demanda tras el parón por el COVID.

Pero a estos condicionantes externos se unen otros propios que las Islas deben aprender a gestionar: el drama humano que supone la inmigración, el reparto de los fondos provenientes de Europa y las nuevas variantes de la COVID. “Alrededor de todo esto hay un sector público que ha hecho muchas contrataciones por las necesidades de la pandemia, pero que a largo plazo no es sostenible”. “Si conseguimos controlar estos últimos riesgos con una temporada turística buena”, declaró, “es probable que en el segundo trimestre de este año podamos iniciar la recuperación”.

Francisco quiso poner el énfasis en que si bien las variables laborales se han recuperado a niveles anteriores a la crisis sanitaria, estas se deben a dos factores esenciales: la elevada contratación que ha habido en el sector público para cubrir las necesidades de la pandemia, y a la reincorporación de los trabajadores que estaban en ERTE. “Que a corto plazo el sector público tire del empleo puede ser positivo, pero supone un riesgo para salir de la crisis a largo plazo”, insistió.

Esta variable aumenta el principal problema que tiene Canarias en estos momentos: la bajísima productivdad. “Los empleos en el sector público son menos productivos y las Islas lo que necesitan ahora es valor productivo”.

Si en un año ha crecido el empleo el 13,36% y el PIB de Canarias el 5,5%, significa que la productividad ha caído el 6,5% frente al 4,3% de la media nacional. “Si ya somos de las regiones menos productivas del mundo, ahora mucho menos”, indicó. “La productividad se convierte en un mecanismo para evitar que los salarios se conviertan en inflación.

A todo esto se une la próxima entrada en vigor de la reforma laboral, “que si bien no será una catástrofe” para el mercado laboral, “tampoco será positivo”. Sí preocupa la subida del Salario Minímino Interprofesional, que puede ser “un enorme riesgo” para las empresas.

¿La solución a todo esto? Francisco propone “pertrecharse” de todos los medios disponibles “para minimizar esta situación”, y entre ellos citó el REF, que debe concebirse ya como un mecanismo estructural, y la RIC. “Pretender no ampliar los plazos de materialización de la Reserva en Canarias supondría que las empresas tienen músculo para invertir lo correspondiente en dos años (2020 y 2021), y esto es pretender que las empresas expiren cuando todavía están cogiendo oxígeno, y todos sabemos que eso es imposible”.

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