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“Garzón es un tonto, no puede jugar con la economía de los ganaderos”

Heraclio del Castillo, que tiene la mayor explotación de vacas de Tenerife, sostiene que el ministro “ha metido la pata” y asegura que “la carne de bovino extensivo es más dura que la intensiva”
Un grupo de terneros en la mayor granja bovina de Tenerife, situada en Fasnia / FRAN PALLERO

Heraclio del Castillo Pérez tiene desde hace veinte años la explotación de ganadería bovino más grande de Tenerife, en concreto en el municipio de Fasnia, con más de 600 cabezas, aunque también tiene otras 400 repartidas por La Laguna, Arafo y Garachico. Da empleo a seis personas, “porque estamos bien mecanizados” y está “de sol a luna” pendiente de sus vacas frisonas, bombalier, normandas y limousines, que ha traído de Francia y España, razas que le dan leche y carne para distribuir a una empresa italiana para hacer mozarella y a queserías como Benijos y carnicerías de toda la Isla.


Heraclio se muestra indignado con la polémica suscitada a raíz de las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre “la peor calidad de la carne de las macrogranjas”. “Es un tonto, no se puede jugar con la economía de un montón de gente. Dónde van a estar los animales, en el campo, cuando se encuentran mucho mejor en granjas con sus tabulados, con buenas cuadras, potreros, alimentación, cuando las que pastan en el campo las vacas pasan más hambre que el carajo. Para hablar de esto hay que conocerlo y chuparlo desde pequeño, pero un tonto que nunca ha visto esto de qué va a opinar”.


Niega, además, que exista entre los ganaderos maltrato animal: “Olvídate de eso, el ganadero, por más razón, quiere que el ganado esté cómodo para que coja kilos. Yo mismo tengo un cebadero, donde las pongo lo más largo posible para que coman, beban agua y cojan sol, porque son potreros abiertos. Hay que tener a los animales perfectos y así se demuestran con las inspecciones que nos hacen casi a diario y que te aburren con tantos papeles, pidiéndote lo mismo tres o cuatro veces”.

Uno de los empleados, Sori, controlando el ganado en potreros que están al aire libre / FRAN PALLERO


Heraclio del Castillo tiene 44 años y reconoce que “el relevo generacional está siendo difícil y la ganadería en Tenerife tiene los días contados”, aunque él reconoce que “desde los diez años tuve mi primera vaca, aunque mi madre, cuando nací, prometió que no iba a estar con las 20 vacas que tenía mi padre, quería que fuera funcionario y debí hacerlo caso”. Heraclio, cuando terminó el curso de capataz agrícola en Tacoronte, se decidió a montar una ganadería, primero en el año 2000 en Las Mercedes, donde hoy mantiene unas 100 vacas y poco después la que tiene hoy en Fasnia. “Hoy apenas quedan dos o tres ganaderos, ya mayores, y unos pocos más con explotaciones muy pequeñas” comenta pesimista.

Para él la diferencia que Gran Canaria disponga del doble de ganado bovino que Tenerife se debe a que “allí la ganadería es industrial y el Cabildo la apoya mucho más que aquí”, además de recordar que empresas lácteas, como Danone, Celgán o Teisol, han ido para atrás o han desaparecido. Por poner un ejemplo, en marzo del año pasado, de los 243.098 kilos de carne de bovino, solo 75.378 fueron en Tenerife, lo que contrasta con la carne de porcino: 306.108 kilos en Tenerife de los 508.341 de toda Canarias.

Con 200 vacas frisonas para la producción de leche y 400 terneros de cebo, su finca de Fasnia es la mayor de Tenerife. Pero las cifras que maneja en la actualidad no tienen nada que ver con los 1.200 animales que tenía hace tan solo unos años. Un reflejo de lo que ha ocurrido en un sector, en el que Del Castillo asegura que muchos “han tirado la toalla”, ya que “no merece la pena la inversión y el trabajo que tienes que hacer por la recompensa. A mi es que me gusta la ganadería, pero tenía que haber abandonado hace quince años”, señala, aunque no le disgustaría que su hijo de 12 años le siguiera sus pasos, por algo nombró la empresa Del Castillo e Hijo S.L.

Según Del Castillo, su principal es la imposibilidad de incrementar más allá de 400 las cabezas de terneros de cebo. “Si se sobrepasa esa cifra ya no te dan las mismas ayudas y ya no sale rentable”, lo que corrobora Sori, uno de sus empleados, que recuerda que “los terneros hay que llevarlos al matadero antes de los nueve meses, porque de lo contrario pierde la subvención”.

En cuanto a la leche, es el trabajo más latoso, porque aunque esté mecanizado el ordeño, hay que hacerlo dos veces al día, a las cuatro de la mañana y a la una y media de la tarde, pasando en cada ocasión 15 vacas por el ordeñador eléctrico. Cada día producen unos 1.600 litros de leche.

Es raro que no haya un día que no se vea a un camión en la granja de Fasnia recogiendo estiércol, muy apreciado en plataneras, manteniendo así en buen estado sanitario las instalaciones. El ganadero lagunero Micky Woolmington, en este caso de porcino, reconoce, en su caso, que los purines “terminan en el subsuelo” y por eso insiste en la necesidad de que “el Cabildo ejecute el biogestor en el Complejo Ambiental de Arico, tal y como llevan tiempo anunciando, para hacer compost y aprovechar el metano”, expuso.

Santiago Cacho: “El ministro tiene razón”

No todos están en contra del ministro Garzón, al menos en Tenerife, Santiago Cacho, presidente de la Federación de Arrastre de Ganado y exgerente de Teisol, le da la razón: “Yo he visto por mis propios ojos esas macrogranjas en España, donde no saben donde meter el líquido de los purines, con auténticos lagos, incidiendo en el nivel freático del campo, con la contaminación que eso supone. Una cosa es criar una rubia gallega en el campo que criar a un novillo a presión en una granja. Pasa lo mismo que con los pollos, que los llevan a los 40 días al matadero, logrando que alcance cuatro kilos a base de luz artificial para que no pare de comer, cuando para que un pollo, en el campo, alcance ese peso se necesitaría un año y medio”. “Esas macrogranjas no crean puestos de trabajo, porque todo está robotizado”, mientras recuerda que “de las cinco mil cabezas de bovino que hay en Tenerife, mil pertenecen a la raza Basta, autóctona de la Isla, de gran valor por su triple condición: carne, leche y trabajo, y que sobreviven gracias al arrastre”.

Micky Woolmington, con dos crías de cerdo en su granja lagunera / DA

Woolmington: “Aquí solo hay microgranjas”

“Aquí no hay macrogranjas, comparado con la Península somos unos aficionados; la ganadería extensiva, sobre todo de cerdos, en Tenerife es imposible”, comenta Micky Woolmington, que regenta una, según él, mediana granja (1.600 cabezas, con 160 madres) de cerdos blancos en La Laguna.

“Para poder tener los cerdos en el campo necesitaríamos tener un amplísimo terreno, con posibilidad de rotar, porque el ascaris, la lombriz intestinal, permanece en la tierra siete años y si nos los sacas de ahí se autoinfectan. Por ejemplo, en Inglaterra trabajé en una explotación con 3.600 madres y tenían 70.000 hectáreas de finca para rotar hasta la alimentación, con cebada, maíz y batata”.

Adelanta que la empresa Frimancha quiere hacer una macrogranja en Arico, con 5.000 madres, pero no está seguro que pueda conseguir los permisos del Cabildo porque “no hay depuradora que pueda aguantar esa cantidad de purines y se necesitaría una enorme extensión de terreno, más de 100.000 metros cuadrados, dado que cada animal tiene que tener un habitáculo de dos metros cuadrados”.

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