Seis horas. Es el tiempo que, según la ONG Caminando Fronteras, se tardó en acudir al rescate de la lancha neumática cuyo naufragio se saldó el pasado martes con 18 desaparecidos en aguas cercanas a Lanzarote, una demora que el sindicato mayoritario en Salvamento Marítimo, la Confederación General del Trabajo (CGT), entiende relacionada con la llamada “militarización” del servicio, en alusión a la implantación de un mando único que tuvo lugar en 2018.
Los hechos se remontan a dicha jornada que, según detalla la alma mater de Caminando Fronteras, Helena Maleno, comenzaron cuando recibió una comunicación en torno a las 17.00 horas por los serios apuros que sufrían los ocupantes de una lancha neumática que se hundía con 27 personas a bordo (25 subsaharianos y dos procedentes de Bangladesh) tras zarpar desde la costa de Akhfennir (Marruecos) para tomar rumbo a Canarias.
Salieron de madrugada del mismo día y tras 14 horas en altamar, las personas a bordo realizaron la primera llamada de petición de auxilio a los teléfonos de la organización, que inmediatamente -según su versión- puso la emergencia en conocimiento del Centro de Coordinación Regional de Canarias, facilitando la posición de los náufragos mediante coordenadas GPS y el teléfono a bordo de la embarcación. A las 19.38 UTC se actualizó la geolocalización a las autoridades, informando de que algunas personas se encontraban en el agua, en riesgo de morir ahogadas.
Sin embargo, el rescate, llevado a cabo en esta ocasión por Salvamento Marítimo, no llegó a la embarcación hasta las 23.00 horas, es decir, seis horas más tarde. “Fue alrededor de las nueve de la mañana cuando Caminando Fronteras supo que eran nueve las personas rescatadas, por lo que se confirmaba la desaparición de 18 personas”, narra la ONG.
Las familias de las víctimas han tenido acceso a la información sobre la tragedia a través de comunicaciones cortas con algunos supervivientes que están aún en labores de identificación policiales, pero no hay datos sobre la identidad, el género o la edad de las víctimas, “lo que está aumentando así la angustia de los familiares”, “ni tampoco se han efectuado labores de búsqueda de los cuerpos o posibles supervivientes”, describe dicha ONG a las agencias de noticias, tras lo cual informa que ha trasladado al Defensor del Pueblo estas preguntas y ha instado a abrir una investigación, además de notificar esta nueva tragedia en la llamada ruta canaria de las pateras -una de las más peligrosas y mortíferas del mundo, según organismos de Naciones Unidas- a la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos.
Puestos al habla con el portavoz de la CGT en Salvamento Marítimo, Manuel Capa, este experimentado tripulante desveló que su sindicato ha denunciado durante años la referida “militarización” del servicio, en alusión a la medida adoptada en 2018 de instaurar un mando único para todo lo relacionado con la inmigración y del que el principal responsable es un general de la Guardia Civil.
Explica Capa que, anteriormente, la cadena de mando para este tipo de rescates pasaba desde la Subdelegación de Gobierno al capitán marítimo y de ahí a los rescatadores, quienes partían desde el primer momento hacia las zonas por ellos harto conocidas mientras se desplazaba al lugar el recurso aéreo o se producía un avistamiento desde un velero o un mercante, de tal modo que, cuando conocían la ubicación exacta, “ya estábamos a medio camino, con lo que supone de tiempo ganado para el rescate”.
Sin embargo, este sistema -una cadena de mando exclusivamente civil- fue postergado en 2018 y ahora el recurso marítimo no zarpa hasta que se produce la localización exacta, y de ahí que se hayan demorado estos auxilios, siempre según la CGT.
De cualquier modo, el hecho de que solo esa misma noche se rescatase a 319 supervivientes en aguas de Gran Canaria y Lanzarote, y que la cifra ronde los 600 en apenas 48 horas, sin duda tienen algo que ver con el retraso en el rescate que nos ocupa.