Estalló la guerra y con ella estallaron los corazones de muchos deportistas, tanto rusos como ucranianos como de otras nacionalidades, que todavía no se pueden creer que a estas alturas de la vida se pueda estar hablando de un conflicto bélico como el iniciado con el ataque de Rusia a Ucrania.
Las reacciones han sido de todos los colores, desde el pesar y el pensamiento de que esto acabe lo más pronto posible hasta los que desean el mal a los políticos que han llevado a los dos países a este enfrentamiento que muy pocos deseaban.
Entre los más radicales, dos futbolistas, Roman Zozulya y Oleksandr Zinchenko. El primero, ahora en las filas del Fuenlabrada, no tuvo ninguna duda en afirmar que Vladímir Putin es “la reencarnación de Hitler”. Zinchenko, que dejó muy joven la región de el Donbás precisamente por el conflicto iniciado hace más de una década y juega en el Manchester City, le deseó al líder ruso “la más dolorosa de las muertes”. El jugador ucraniano fue un poco más lejos. “Rusos, ¿cómo sienta despertarse en la Alemania fascista? Todo ruso que no exprese su opinión sobre este tema será considerado un enemigo para siempre”, escribió en redes sociales, el mismo instrumento utilizado por Andrey Shevchenko, el histórico atacante ucraniano, que proclamó “¡Ucrania es mi patria! ¡Siempre he estado orgulloso de mi gente y de mi país! ¡Hemos pasado por muchos momentos difíciles y en los últimos 30 años nos hemos formado como nación! ¡Una nación de ciudadanos sinceros, trabajadores y amantes de la libertad!”.
La judoca Daria Bilobid, gran referente deportiva en Ucrania, también puso el grito en el cielo. Medallista olímpica, campeona mundial y europea, Daria Bilobid ha pedido la paz a través de los canales oficiales del Comité Olímpico de Ucrania: “¡Amo a mi país, es mi casa, mi patria! Y quiero vivir en paz, sin guerras ni amenazas constantes”, decía la deportista en la cuenta de Twitter del organismo olímpico.
Asimismo, en Tenerife ha habido referentes deportivos de ambos países. Por ejemplo, en el CD Tenerife jugó el ruso Igor Simutenkov; antes, a comienzos de los 90, entrenó al Tenerife Número Uno, Alexander Gomelski, histórico técnico ruso, y durante la etapa dorada del voleibol femenino jugó en Tenerife, donde sigue residiendo, Marina Dubinina, cuyo sentimiento es “soviético” y que coincidió en la recta final de su carrera, ya en el CV Aguere, con Natalia Kvasnytsia, también residente en la Isla.
“Estoy preocupada, porque mi madre vive en la zona del conflicto”, relataba la gran Dubinina ayer con la incredulidad de ver que lo que esperaban que nunca sucediera se estaba desatando. “He podido hablar con mis familiares y amigos y viendo un poco las noticias que nos llegan desde allí estamos con mucha preocupación, pena y dolor”, señalaba Dubinina a Cope Tenerife.
Mientras, Kvasnytsia admitía que tanto ella como su marido, militar profesional, estaban “decidiendo si nos quedamos aquí o volvemos a Ucrania, porque en mi país están llamando a filas a muchas personas”.