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El último secuestro de un avión en suelo español terminó en Canarias

Se cumplen hoy 15 años desde que un pirata aéreo armado irrumpió en un vuelo entre Mauritania y Gran Canaria; una hábil maniobra del piloto y la acción de tripulantes y pasajeros lograron reducirlo
Imagen del avión en las pistas del aeropuerto de Gran Canaria, donde permaneció durante ocho horas.
Imagen del avión en las pistas del aeropuerto de Gran Canaria, donde permaneció durante ocho horas. Reuters

“El avión ha sido secuestrado. Deben seguir las instrucciones. Nos dirigimos a Dajla”. El anuncio del comandante del Boeing 737-700, matrícula 5T-CLK, de Air Mauritanie, que cubría el trayecto Nouakchott-Nouadhibou-Gran Canaria, desató el pánico entre los 74 pasajeros en la tarde del 14 de febrero de 2007, tal día como hoy hace 15 años.

Nada más despegar, el pirata aéreo, identificado como Mohamed Ould Abderraman, mauritano de 32 años, irrumpió en la cabina con dos pistolas cortas semiautomáticas que camuflaba en una bolsa de mano. Su intención era llevar el avión a París para pedir asilo político a las autoridades francesas porque, aseguró, le estaban “persiguiendo” en su país.

La denegación del permiso por parte de Marruecos para aterrizar en Dajla, aeropuerto propuesto por el piloto para llenar los tanques de combustible, obligó a la aeronave a dirigirse a Gran Canaria. Una vez que se pudo constatar que el secuestrador actuaba solo, no dominaba otros idiomas y presentaba síntomas de nerviosismo, el comandante se dirigió a los ocho tripulantes a través del sistema de comunicación interna para avisarles de que activaría un plan con el objetivo de reducir al individuo. Dicho plan, que precisaba de la colaboración de varios pasajeros, consistía en intentar hacer caer al individuo mediante varios frenazos bruscos nada más aterrizar en Gran Canaria.

Mohamed Ould Abderraman, durante el juicio. Acfi Press

Al tocar tierra a las 18.25 horas, el comandante ejecutó la maniobra prevista, haciendo perder el equilibrio al secuestrador, lo que aprovecharon los tripulantes y un grupo de cinco pasajeros para acceder a la cabina del piloto y abalanzarse sobre Mohamed Ould, que perdió ambas pistolas en la acción y fue reducido hasta la llegada de los agentes de la Guardia Civil. La contundencia de la intervención le produjo varios cortes en la cabeza y magulladuras en el rostro de las que tendría que ser atendido en un centro hospitalario.

La salida apresurada del pasaje por las rampas del avión ocasionó una veintena de lesionados leves por policontusiones, algunos de los cuales requirieron atención médica. Aunque la aeronave quedó retenida por espacio de ocho horas, el aeropuerto recuperó la normalidad en sus operaciones 90 minutos después del desenlace del secuestro.

Durante el juicio, Mohamed Ould Abderraman insistió en que era una “persona normal, no un terrorista” y que ocupaba un cargo en el Parlamento de Mauritania. “Después del golpe de Estado me dieron 12 horas para que desapareciera del país, me querían matar y amenazaron a mi familia”, manifestó en su comparecencia ante la Justicia. Sobre la procedencia de las armas (una marca MAB del calibre nueve milímetros y otra de 6,35, además de dos cargadores y varios cartuchos), indicó que las había comprado a un ciudadano senegalés una hora antes de viajar.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas le condenó a 17 años de prisión como autor criminalmente responsable de un delito consumado de apoderamiento ilícito de aeronave (15 años) y de un delito consumado de tenencia ilícita de armas (2 años), así como a abonar a Air Mauritanie la cantidad de 194.881 euros por la cancelación del trayecto, la indemnización a los pasajeros y la pérdida de los toboganes de emergencia del avión.

En el juicio, uno de los viajeros aseguró que el aterrizaje en el aeropuerto de Gran Canaria fue “espectacular”. “Pensé que no iba a salir vivo del avión, tuvimos mucho miedo”, declaró. Entre los testigos, también compareció un controlador aéreo que señaló que aquel día era “normal” hasta que se recibió una “llamada confusa”. “Tras varias comunicaciones se constató de forma fehaciente que el avión estaba secuestrado”, aclaró, y confirmó que “se hizo un seguimiento, se dieron todas las facilidades para garantizar la seguridad del avión y se informó al Ejército y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado”.

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