
“Lo que quiero es sugerir y divertirme en la no concreción realista de la figura humana. Recrearme en la propia materia que me ofrece la pintura, en la textura que me da el acrílico muy diluido en agua, y respetarla”. El artista tinerfeño Alejandro Correa no posee un discurso elaborado que guíe a quienes contemplan sus obras. Se trata de un ejercicio -o mejor, un no ejercicio- consciente, deliberado, pese a reconocer que, poco a poco, un asomo de definición va apareciendo en sus cuadros, “porque uno, al fin y al cabo, no está solo en el mundo”.
La Galería Artizar, en el número 63 de la calle de San Agustín, en La Laguna, muestra hasta el 26 de marzo Mientras, una exposición que reúne una veintena de piezas, entre acrílicos sobre lienzo y trabajos de tinta sobre papel. “Imagínate que visitas 10 iglesias y no haces ni una sola fotografía. En tu mente has recogido las cosas que más te gustaron de cada una de ellas y comienzas a pintar un cuadro sobre una iglesia. ¿Qué responderías cuando alguien te pregunta qué iglesia estás pintando?”, señala.
El nombre Mientras ya lo han recibido otras series del pintor tinerfeño. “Lo empleo cada vez que mis trabajos tratan sobre el individuo, sobre el ser humano, cuando en ellos aparece la figura humana. Mientras es un término temporal, basado en lo breve que resulta la existencia”, explica Alejandro Correa, quien asimismo alude a una obra intimista, poco o nada conceptual, que se centra en la propia pintura: “De hecho a veces, a la hora de representar una figura, tiene tanta importancia la silueta, la forma más simple de representar algo, como la propia pintura en sí, la búsqueda de su calidad”.

Desde esa perspectiva, confluyen lo espontáneo a la vez que la voluntad de “darle una vuelta de tuerca”. “Si antes hacía paisajes oníricos, no sé muy bien por qué ahora introduzco en ellos a personajes, que luego interactúan y, poco a poco, voy dándoles prioridad para ver qué me cuentan”, argumenta.
Nacido en 1984, Alejandro Correa cursó el Bachillerato artístico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez, para luego estudiar la carrera en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna. “Allí pasé mil años desde el día en que descubrí que había una asignatura que consistía en pintar y te dejaban las aulas abiertas para hacerlo”, apostilla el artista tinerfeño.
Pese a que en la actualidad no posea referentes claros en el mundo de la creación, hay dos artistas canarios que constituyen sus “referencias pictóricas más potentes”: Pedro González (La Laguna, 1927-2016) y Lola Massieu (Las Palmas de Gran Canaria, 1921-2007).
“Cuando estaba en el primer o el segundo año de la facultad, acudí a una exposición de Pedro González. Por entonces, yo no poseía una gran cultura de ver obra en directo y esos cuadros enormes, así como la paleta utilizada, me impactaron un montón”, explica Alejandro Correa.

“Luego también está Lola Massieu. Era la abuela de un compañero mío en la facultad y pasamos un par de semanas en su casa pintando. La experiencia de estar junto a una artista como ella me terminó de enamorar, de formar en mí ese gusto por el estudio, por el olor de las pinturas… Además, tanto ella como Pedro González pudieron vivir del arte y en ese sentido, el de desarrollar una trayectoria, también han constituido un ejemplo para mí”, apunta.
A todo ello, Alejandro Correa, que en la actualidad vive en Galicia, agrega el romanticismo, por cuyo estilo siempre se ha sentido interesado. “Y también, en lo que es la materia en sí, me atraen el informalismo, el expresionismo abstracto… que aluden directamente a la pintura y al potencial de la propia materia”.
Mientras, que se inauguro el pasado día 11, puede ser contemplada de lunes a viernes de 10.30 a 13.30 y de 17.00 a 20.30 horas, y también los sábados, de 11.00 a 14.00 horas.