cultura

Crónica fragmentaria de un viaje por espacios abismales

Rafael-José Díaz presenta el viernes en el Lido de San Telmo del Puerto de la Cruz su libro de relatos ‘De un modo enigmático’
El poeta, narrador, ensayista y traductor Rafael-José Díaz. / DA

Rafael-José Díaz (Tenerife, 1971) se siente muy cercano a los espacios intermedios, a los territorios fronterizos, a los lugares bisagra, pues, al fin y al cabo, explica en esta conversación con DIARIO DE AVISOS, es justo ahí, en esos intersticios, donde suelen darse con mayor frecuencia las apariciones que desencadenan los enigmas.

El poeta, narrador, ensayista y traductor tinerfeño propone en De un modo enigmático (Ediciones Franz, Colección Cráneo, 2021) un itinerario personal por esta geografía física, pero sobre todo mental, y dialoga con el artista Jesús Hernández Verano. Este volumen de relatos se presenta el viernes (19.30 horas) en el Lido de San Telmo, ubicado en el Lago Martiánez del Puerto de la Cruz, en una cita a la que, además, también está previsto que asistan el catedrático de Literatura Nilo Palenzuela y la periodista cultural Raquel Toste.

LA ISLA QUE SURGE DE LA MEMORIA

Tras ocho años viviendo en Madrid, Rafael-José Díaz regresa a la Isla en 2015. “El primer año de mi vuelta a Tenerife -explica- fue de transición, de asimilar el cambio de vida y de darle vueltas en mi cabeza a un montón de circunstancias personales. Por eso, también fue un tiempo de cierto bloqueo en mi escritura”.

Sin embargo, este momento de complejidad le llevó, precisamente, a ir elaborando entre 2016 y 2019 los relatos que dan forma a De un modo enigmático. “Me di cuenta de que existía una continuidad en esta serie de textos que en su mayoría están localizados en la Isla, en lugares que a veces se mencionan explícitamente y a veces no, pero que están relacionados con mi propia experiencia y con mi memoria”, apostilla.

EXPLORAR LO URBANO

En alguna ocasión el escritor canario ha confesado que este libro se fue haciendo sin ser él plenamente consciente de la obra que estaba en marcha. Un volumen de relatos que no representa una ruptura del vínculo que mantiene Rafael-José Díaz con la poesía, con los textos fragmentarios, diarísticos, o incluso con los ensayos.

No obstante: “En la narrativa, de alguna manera, siento que recorro un territorio diferente al de la poesía”, aclara el autor canario. “Me gusta explorar el ámbito urbano. La narrativa me permite, por ejemplo, bajar hasta los espacios más desagradables de la realidad… Mientras que los espacios de la poesía son más bien interiores, no tan físicos, no tan claramente vivenciales”.

Y esos relatos que se despliegan en De un modo enigmático, como era de esperar, cuentan historias, “lo que pasa es que no tienen continuidad: no hay un desarrollo narrativo ni una creación de personajes. Son relatos en los que, por lo general, figura un narrador autobiográfico al que le suceden una serie de peripecias, más internas que externas, que tienen que ver con su propia mente”.

Además, con mayor o menor concreción, todo ocurre en un ámbito: la ciudad. “Casi siempre es Santa Cruz de Tenerife. A veces menciono barrios, lugares específicos, y en otras ocasiones solo un lector que conoce la capital es capaz de descubrir a qué sitios aluden los textos”.

Portada del volumen publicado por Ediciones Franz. / DA

DIBUJOS DE JESÚS HERNÁNDEZ VERANO

El volumen, como se ha apuntado, mantiene asimismo una conversación con las ilustraciones del artista Jesús Hernández Verano que acompañan a los relatos. “Cuando tenía el libro más o menos ordenado -expone Rafael-José Díaz-, se lo hice llegar a Jesús Hernández Verano”. “A partir de ahí, fue elaborando los dibujos en tinta que ilustran De un modo enigmático, que a su vez forman parte de una serie, Desfiladeros del sueño. El diálogo se establece, justamente, desde la idea de esos lugares abismales, en los que se sufre una caída en la profundidad, que a veces es física, como la que pueden representar los barrancos de la propia ciudad, y a veces mental, psicológica”.

Cinco dibujos figuran al final de otras tantas secciones que vertebran la obra. “Cada uno de ellos tiene la función de que el lector, cuando llegue a esa ilustración, reflexione sobre aquello que ha leído y, con esa imagen elaborada por Jesús Hernández Verano, pueda observar con mayor nitidez lo que se le ha ido contando”.

Pero en la cubierta de la obra publicada por Ediciones Franz hay un dibujo diferente, “que recuerda a un cráneo, en alusión a la serie en la que se ha publicado De un modo enigmático, pero también podría entenderse como una especie de paisaje”, apostilla Rafael-José Díaz.

LA ESCRITURA HÍBRIDA

En la trayectoria del escritor tinerfeño conviven el poeta, el traductor, el ensayista, el narrador; que llegan a entrar en conflicto en el momento en el que “la escritura es indefinida”. “Cuando me adentro en estos campos híbridos -afirma- no me planteo ninguna cuestión de género”. “Los géneros, en suma, son modalidades que sitúan los textos en un horizonte de lectura, pero hay una escritura transgenérica que va más allá de las divisiones y entonces no se sabe bien si lo que se está escribiendo es un poema en prosa o un relato lírico, o incluso un pasaje con influencias ensayísticas que invitan a la reflexión. Algo de todo eso hay en este libro”, asegura el autor de De un modo enigmático.

Rafael-José Díaz menciona, por ejemplo, un relato que sitúa en el interior de una vivienda, “en el que lo que se describe es una huida a través de distintas dependencias. Nos recordaría, salvando las distancias, a Casa tomada, de Julio Cortázar. Pues bien, ese texto podría entenderse como un poema en prosa”. “Quizá la extensión es lo que en mi caso determina la diferencia entre un poema en prosa, que suele ser más breve, y un relato, que, a pesar de que no es frecuente que exceda de las dos o tres páginas, es más extenso”.

En esa narrativa que transcurre por lo inefable el escritor va dando cuenta de diferentes hallazgos. “En ocasiones se trata de encuentros fugaces con personas. Uno de los relatos, por ejemplo, se sitúa en la Avenida Marítima de Santa Cruz, donde observo a un señor que está sentado solo en un banco y a partir de ahí fabulo con la posibilidad de que se trate de un inmigrante y acerca de cómo ha podido ser su vida hasta llegar a este lugar”, explica. “Otras veces escribo de encuentros con lugares más bien secretos, ocultos, que normalmente se hallan fuera de nuestro campo de visión. Al pasear -concluye-, acostumbramos a fijarnos en sitios muy marcados. En cambio, yo me propuse explorar esos otros territorios fronterizos”.

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