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Cuando los zombis comen carcajadas

Los ‘muertos vivientes’ no solo corren desaforados o caminan lentamente, dependiendo de su ‘velocidad’, también son capaces, en ocasiones puntuales, de hacernos reír, y el celuloide cuenta ya con un gran número de producciones, como es el caso del filme español ‘Malnazidos’, estrenado este fin de semana
Zombis
‘Malnazidos’ (2020). / DA

Quién le iba decir al bueno de George A. Romero, el verdadero artífice del universo zombi tal y como hoy los conocemos, que definió sus características y presupuestos futuros con la mítica La noche de los muertos vivientes (1968), que estos ilustres resucitados -los otros no muertos con empaque y lustre son los vampiros- no solo devienen en protagonistas de historias de terror a mansalva, sino también dan pie a relatos en los que podemos echarnos unas cuantas risas.

Un nuevo botón de muestra llegó a la cartelera este fin de semana, el viernes, en concreto, con el estreno de la española Malnazidos, de Javier Ruiz Caldera (Anacleto -2015-, Superlópez -2018-), filme en el que los zombis hacen acto de presencia en nada más y nada menos que nuestra Guerra Civil, uniendo a combatientes de ambos bandos para luchar contra el enemigo común de un ejército de infectados comehumanos creados por los nazis. Otro ejemplo más de las llamadas zombie comedies, todo un subgénero dentro del subgénero zombi, si se permite la expresión, que tiene orígenes ochenteros en películas que empezaron mezclando sin complejos terror -gore, para más inri- y humor, como las recordadas El regreso de los muertos vivientes (1985), de Dan O’Bannon, y Re-Animator (1985), de Stuart Gordon; o, una década más tarde, la contundente Braindead (1992), obra y gracia del neozelandés Peter Jackson y titulada en España Tu madre se ha comido a mi perro, y la italiana Mi novia es un zombi (1994), protagonizada por Rupert Everett y dirigida por Michele Soavi, discípulo del maestro transalpino Dario Argento.

MÁS HUMOR QUE TERROR

Y es que a los patrones conductuales que rigen a un zombi “como Dios manda”, en sus dos vertientes tipológicas en cuanto a punta de velocidad, los que van más lentos que una tartana -en plan The Walking Dead– o los que corren tanto o más que Usain Bolt -ahí esta Guerra Mundial Z (2013) para demostrarlo-, se une de manera puntual una cierta querencia a ser objetos de humor per se. En este sentido, en el que prima la vis cómica por encima del terror puro y duro, Zombies Party (2004) se puede considerar, en el humilde juicio del que suscribe, la película más representativa, si obviamos a respetables precedentes, como Bitelchús (1988), del siempre genial Tim Burton, donde un desatado Michael Keaton -sí, ya lo sabemos, que el personaje en cuestión es un fantasma en realidad, aunque con clara apariencia de zombi- asusta a los inquilinos de una casa para echarlos; o El ejército de las tinieblas (1992), tercera parte de la saga Posesión infernal, liderada por Bruce Campbell y en la que el humor domina prácticamente toda la cinta. Y ya que mentamos a Burton, también deslizamos por aquí la magistral La novia cadáver (2005).

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‘Bienvenidos a Zombieland’ (2009). / DA

Zombies Party, filme británico dirigido por el imaginativo Edgar Wright, con Simon Pegg y Nick Frost en los papeles principales, es una hilarante comedia romántica, una de las mejores en términos generales del presente siglo si hiciéramos una lista no muy amplia. Aparte del buen hacer cinematográfico de Wright, la presencia de los cómicos Pegg -también guionista de la película- y Frost resulta determinante para el éxito de la cinta, que narra las peripecias de un treintañero inmaduro al que su novia lo ha dejado, precisamente por su despreocupación y escaso compromiso parejil, y que vive con un compañero de fatigas igual de irresponsable. Divertidos gags, referencias cinéfilas y una apropiada banda sonora conforman esta recomendable película, que refleja bien a las claras cómo los zombis se transforman en metáfora de la alienación social a la que estamos sometidos en esta incierta centuria en la que vivimos y que se ilustra magistralmente en la escena, resuelta en un plano secuencia, en la que un sobado Pegg sale de la casa que comparte con Frost y se dirige al supermercado a comprar un helado y una cerveza, y regresa otra vez, cruzándose con vecinos y transeúntes sin darse cuenta de que se han convertido en muertos vivientes (¿es que acaso no lo parecemos muchas veces?).

Bajo este mismo prisma humorístico se encuentran Bienvenidos a Zombieland (2009) y su secuela, Zombieland: mata y remata (2019), ambas de Ruben Fleischer, con Jesse Eisenberg, Woody Harrelson, Emma Stone y Abigail Breslin. Se trata de un humor más desenfadado y gamberro; la primera entrega resulta más fresca que la segunda, y por tanto, mucho mejor -ya saben aquello de que nunca segundas partes fueron buenas, salvo El Padrino II-. La trama se sitúa en el enésimo apocalipsis zombi, en el que dos supervivientes, el tranquilo Columbus (Eisenberg) y el duro vaquero Tallahassee (Harrelson) unen sus fuerzas con Wichita (Stone) y Little Rock (Abigail Breslin) en eso de cargarse a muertos vivientes que, por cierto, son los de velocidad rápida, para variar.

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‘Zombies Party’ (2004). / DA

HASTA EN LA HABANA

No nos olvidemos tampoco de filmes como Fido (2006), la original cinta de Andrew Currie, con Carrie-Anne Moss, Dylan Baker y Henry Czerny, en la que los no muertos son usados por la sociedad como una suerte de mascotas, por no decir esclavos, y que supone una crítica no velada a varias cuestiones que nos afectan de lleno, como el megaconsumismo; o la hilarante y gore Zombis nazis (2009), del noruego Tommy Wirkola, seres que aterrorizan a un grupo de jóvenes en sus vacaciones en una montaña. Entre tanta película anglosajona destaca en esta sucinta y, por ende parcial, muestra de las parodias del subgénero zombi, la producción hispanocubana Juan de los Muertos (2011), un filme con retranca y doble sentido, al que se le perdona algún que otro fallito técnico y que nos sumerge en la ciudad de La Habana, donde una epidemia convierte a los habitantes en zombis, mientras el Gobierno cubano lo niega y lo achaca a una “invasión imperialista”. Mucho sentido del humor en una cinta dirigida por Alejandro Brugés y protagonizada por Alexis Díaz de Villegas, Jorge Molina, Andrea Duro, Andros Perugorría y Antonio Dechent.

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‘Juan de los Muertos’ (2011). / DA

De las “últimas” películas en llegar a este universo, aparte de la mentada Malnazidos, han sido la estadounidense Los muertos no mueren (2019), de Jim Jarmusch, y la australiana Little Monsters, cinta ganadora de los premios al mejor largometraje y al mejor guion del Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera 2019. Este divertidísimo filme de Abe Forsythe, que también firma el ingenioso texto, cuenta con brillantes diálogos y situaciones, con una inconmensurable y desconocida en las lides del humor Lupita Nyong’o, en el papel de una maestra de Infantil que se ve rodeada de furiosos zombis con sus pequeños alumnos, a los que trata de salvar de la amenaza de los hambrientos comecerebros con canciones y ukelele incluidos. Toda una delicia.

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‘Little Monsters’ (2019). / DA

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