Ian y Ian son una pareja de ingleses que hace dos años y medio vive en una casa en el barrio de La Rambla, en San Juan de La Rambla, situada sobre la carretera general. Compraron la vivienda, localizada con el número 21, de unos 250 años de antigüedad y que aun conserva en el exterior parte de la antigua vía. Lo hicieron tras jubilarse, para estar tranquilos, lejos del mundanal ruido y de su Inglaterra natal. La vivienda tiene, al menos, 250 años, y aun conserva en el exterior parte de la carretera original.
Pero nunca imaginaron lo que se les venía encima: la construcción de una parada de guaguas a escasos metros que hasta el momento solo les ha traído problemas tanto a ellos como a los vecinos de los otros seis inmuebles aledaños.
Una de ellas es Belén, que vive desde los 7 años en el número 17, donde nació su madre, en una casa familiar que luego se dividió en dos. Su progenitora tiene 77 años y no se atreve a salir a la calle por los obstáculos que tiene que superar, el principal, una acera por la que no pueden transitar las personas mayores ni con discapacidad, porque está en pendiente. “La han dejado incomunicada”, se lamenta su hija.
En el proyecto de rehabilitación del firme la parada original estaba ubicada metros atrás, donde siempre estuvo, pero desde el Cabildo de Tenerife “argumentaron que por seguridad se tenía que trasladar”, indican los vecinos.
Una decisión que no se consensuó con el Ayuntamiento y a la que éste se opuso porque sabía el problema que les iba a generar a los vecinos. Pese a la insistencia, este periódico no pudo conocer la explicación de los responsables insulares.
Inicialmente y según el plano que le entregaron a los afectados y al que tuvo acceso este periódico, se contemplaba la construcción de siete plazas de aparcamientos en batería que finalmente y nadie sabe el motivo, se decidieron suprimir. Ninguno de los moradores de las siete viviendas utiliza el transporte público porque tienen coche dado que es un lugar alejado y tienen que desplazarse para cualquier trámite o compra que serían imposibles hacerlos en guagua porque están obligados a cruzar la carretera.
A ello se le suman otros problemas, como la tala de un pino canario, ‘el pino de La Rambla’, como lo conocen los vecinos, que finalmente se logró detener. En este caso, los más afectados, los señores ingleses, porque está ubicado justo frente a su vivienda, apelaron “al principio de no regresión de los espacios verdes”, un instrumento para evitar la supresión normativa o la reducción de sus exigencias por intereses que no logren demostrar ser jurídicamente superiores al interés público ambiental, ya que en muchos casos, dichas regresiones podrían derivar en daños ambientales irreversibles .
En España, el código Penal de 1995, en concreto, en su artículo 319, castiga “a los promotores, constructores o técnicos directores que lleven a cabo obras de urbanización, construcción o edificación no autorizables en suelos destinados a viales, zonas verdes, bienes de dominio público o lugares que tengan legal o administrativamente reconocido su valor paisajístico, ecológico, artístico, histórico o cultural, o por los mismos motivos hayan sido considerados de especial protección”.
La canalización del agua es otro serio inconveniente porque no han hecho alcantarillado, aseguran los vecinos. “Es una obra mal diseñada y ejecutada, cuando asfalten la acera tememos que el agua llegue a las viviendas”, apunta Belén. “En nuestro caso el miedo es que cuando empiece la obra la casa tiemble y se resquebraje”, apunta uno de los señores ingleses.
Tampoco se ha dejado arcén para que puedan parar los coches en caso de avería, como ocurrió la semana pasada por este motivo y se formaron largas colas en el carril en dirección a la Isla Baja.
Según Belén, los responsables del proyecto “solo han pensado en los turistas que son quienes utilizan el transporte público porque aquí hay varios senderos”, insiste Belén, quien apunta que los afectados “no han parado de mover papeles y quejarse. En su caso, ha llegado al Defensor del Pueblo y consiguió que el expediente se mandara a Madrid. “Pero es la lucha de David contra Goliat”, sostiene.
Requerimiento del Ayuntamiento
No son los únicos molestos. El grupo de gobierno de San Juan de la Rambla le reprocha al Cabildo de Tenerife -aunque son del mismo signo político- que el proyecto no se haya consensuado “pese a que es una obligación legal”.
Por esta razón, en los próximos días hará un requerimiento a la Administración insular para que envíe todo el expediente administrativo “a fin de conocer en profundidad el proyecto que se ha ido desarrollando con sus respectivas modificaciones y los informes preceptivos de las áreas implicadas y los informes sectoriales de Medioambiente, porque no se entiende desde el Ayuntamiento determinadas actuaciones que se han ido llevando a cabo respecto al proyecto original”.
Desde el jueves, los vecinos instalaron lazos negros en las fachadas de las casas para trasladar el mensaje que La Rambla está “muerta” y que “están decepcionados” porque desde el Cabildo “no dan señales de nada”, pese a que están convencidos que hay posibilidades buscar otra ubicación para la parada de guaguas y también una solución provisional segura para acceder y salir del barrio hasta que se ejecute la definitiva.
Nueva Canarias pregunta a Franquis por la seguridad vial de los vecinos
La presidenta del grupo parlamentario de Nueva Canarias (NC), Carmen Herrnández, preguntará al consejero de Obras Públicas, Transportes y Vivienda del Gobierno de Canarias, Sebastián Franquis, por la seguridad vial de los vecinos del núcleo de La Rambla. En concreto, la parlamentaria se interesará por las medidas que tiene previsto adoptar para atender la reclamación vecinal sobre una entrada y salida seguras a la TF-5, a su paso por este núcleo poblacional.
Esta iniciativa parlamentaria, que se sustanciará en una próxima comisión, surge tras la visita realizada, a finales del pasado mes de febrero, por el portavoz parlamentario de los canaristas progresistas, Luis Campos, junto con el presidente del comité local de NC, Juan Alberto Pérez; entre otros dirigentes, con el fin de conocer de primera mano este problema.
Un punto negro de tráfico entre el cruce de La Rambla y el barranco de Ruiz, en el que los residentes y numerosos turistas que frecuentan la zona se juegan la vida diariamente. Nueva Canarias cree que, después de 42 años, ha llegado el momento de arbitrar una solución y atender las demandas vecinales, cuyas protestas se han intensificado y trasladado, en ocasiones, a la sede de la Presidencia del Ejecutivo canario, en Santa Cruz de Tenerife.