
Por Benjamín Reyes
James Rhodes (Londres, 1975), pianista británico nacionalizado español, saltó a la palestra en España tras hacer públicos en su libro Instrumental los abusos que sufrió de niño. Su lucha personal le llevó a meterse en política, lo que desembocó en la aprobación el año pasado de una ley para proteger a los niños frente a la violencia. La música le salvó la vida. Ahora enfoca toda su carrera a acercar la música clásica a todos los públicos gracias a su carisma y estilo propio. En esta entrevista solo se hablará de música. Compara sin rubor a Beethoven con Noel Gallagher y a Bach con Keith Richards. El 30 de abril ofrecerá en el Auditorio de Tenerife un repertorio de obras de Beethoven y Brahms y el oyente podrá escapar de la realidad durante 90 minutos.
-¿Cuál fue su primer público?
[Resopla] “Eso es como decirme cuándo fue la primera vez que comí churros. No lo sé. Fue hace muchos años en mi etapa escolar. Luego, entre los 18 y los 30 no toqué ni una sola nota en el piano. A los 36 años di mi primer concierto profesional”.
-¿Cuánto tiempo dedica al día a tocar el piano?
“Depende. Normalmente toco cuatro horas. Si no puedes conseguir lo que quieres en cuatro horas es que algo estás haciendo mal”.
-¿Qué supone la música en su vida?
“La música es la hostia. Para mí es como oxígeno. Imagínate un mundo sin música. La música es una forma de escapar de la realidad, de las redes sociales, de la publicidad, de la pandemia o de la puta guerra. No solo lo consigo tocando música, sino también simplemente escuchando música”.
-¿Por qué considera a Beethoven la primera estrella del ‘rock’?
“Porque Beethoven tenía una actitud similar a la de Noel Gallagher, de Oasis. Escribía pensando que las reglas no se aplicaban a su persona. Componía según sus propias reglas. Su música supuso una bomba para el público”.
-¿Qué tienen que ver Bach y Keith Richards?
“Bach era el Keith Richards de su época. Bach bebía, luchaba y follaba. Se le considera un genio de la música (que es verdad), pero también era superhumano”.

-¿Qué le decimos a esa gente que dice que la música clásica es elitista?
“El mundo de la música clásica es muy elitista y esta lleno de gilipollas que quieren guardar esta música solo para ellos. Sin embargo, la música clásica no es nada elitista. Solo necesitas dos orejas. En mis conciertos hablo sobre el contexto de las piezas que voy a tocar. Cuando se apagan las luces comienzan 90 minutos para escapar de esta época de mierda. Escuchar mi concierto es una oportunidad para explorar un mundo nuevo”.
-¿Con qué pieza musical disfruta más sobre el escenario?
“No sabría decir una obra en concreto. Es como elegir entre churros y torrijas. Para tocar, sobre todo, piezas románticas. Mi corazón es romántico. Este concierto en Tenerife se compondrá de piezas que Beethoven y Brahms compusieron para sus amantes. Serán 90 minutos de amor”.
-Hace unos meses organicé un concierto a la roquera Maika Makovski y hubo que cambiar el piano horas antes del recital porque “sonaba mal”. ¿Se ha visto en una de esas?
“Sí [se ríe]. Aunque te parezca tiquismiquis, en mi contrato tengo estipulados unos pianos específicos, porque si no es imposible la afinación. En la música clásica no hay improvisación, cada nota tiene que sonar de una manera determinada. Tocar un piano es como declamar un monólogo de Shakespeare, no se pueden introducir palabras nuevas”.
-Recientemente han actuado en las islas Lang Lang, Anne-Sophie Mutter, Sokolov o la orquesta Le Concert des Nations dirigida por Jordi Savall en el marco del Festival Internacional de Música de Canarias. ¿Se ve actuando aquí en próximas ediciones?
“Sokolov es el puto amo. Es mi héroe. Esta clase de músicos tocan en las grandes salas del mundo. Cada vez que toco en Canarias flipo con el público y con la acústica del Auditorio de Tenerife. Me encantaría tocar en próximas ediciones del festival”.
-¿Qué compositores recomendaría para iniciarse en la escucha de música clásica?
“Tengo una lista de reproducción de música clásica en Spotify en la que hay varias horas de música. El oyente puede escuchar desde Bach a Prokófiev, pasando por Rajmáninov”.
-¿Qué músicos actuales le sorprenden más?
“Siempre me han fascinado Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat. Son como poetas. Puedo escuchar sus canciones todo el día”.