tenerife sur

“Las administraciones deben actuar con las obras abandonadas”

La Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello reclama a los organismos públicos que “no miren para otro lado” con los esqueletos de hormigón: “Son un problema grave de seguridad”
Edificio abandonado en Costa del Silencio
Edificio abandonado en Costa del Silencio
Edificio abandonado en Costa del Silencio

La Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello calificó ayer de “problema serio” las edificaciones privadas abandonadas a medio construir y pidió a las administraciones públicas que “no miren para otro lado” después de “decenios de inacción”.
“Que los promotores sean los responsables no implica que la administración no deba actuar, porque son estructuras que se van deteriorando con el paso de los años, van envejeciendo, y pueden suponer un problema grave de seguridad”, manifestó a este periódico Jaime Coello, director de la fundación.
A su juicio, los organismos públicos deben abordar “sin más demora” la situación de los esqueletos de los edificios olvidados y asumir los costes de las demoliciones en los casos en los que resulte inviable reanudar las obras.
En ese sentido, recordó que hay sentencias que han obligado a algunas administraciones a asumir los gastos de derribos al haber concedido los permisos para la construcción. “Por el hecho de que la responsabilidad recaiga sobre los propietarios no se puede dejar que los mamotretos se perpetúen”, remarcó.
Reemprender las obras de un esqueleto de cemento y hormigón no suele ser la opción más rentable, por cuanto el alto nivel de deterioro causado por el paso del tiempo obligaría a una inversión extra, comenzando por una minuciosa evaluación para verificar el estado real de los materiales. De hecho, algunos estudios señalan que terminar un edificio puede resultar un 20% más caro que construir uno nuevo.

Más de 40 años
Zonas como Costa del Silencio, la primera urbanización turística del Sur, El Fraile (ambas en Arona) o San Isidro (Granadilla de Abona) congregan gran parte de los edificios fantasmas en la comarca.
Litigios judiciales, la ruina o el fallecimiento de los promotores y la renuncia de los herederos están detrás de la mayoría de las arquitecturas fracasadas, algunas de las cuales llevan más de 40 años en pie. El alto número de edificaciones inacabadas en el sur de la isla de Tenerife está directamente relacionado con las grandes expectativas en la época dorada del turismo y la moda extendida en los años 70 y 80 de acometer proyectos de edificación por parte de inversores sin ninguna especialización en la materia. Las heridas del fracaso de aquellas aventuras perduran hoy.
Además del factor visual y de convertirse en focos de infecciones por la acumulación de basuras, Jaime Coello insiste en la seguridad y recuerda que “en el mamotreto de Añaza se han producido muertes”, por lo que recalca que “son estructuras que no reúnen ningún requisito para su habitabilidad. Por eso las administraciones están tardando en actuar y dejar de mirar para otro lado”.

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