
Tito’s Bodeguita está ubicado en el conjunto histórico de la Hacienda de San Nicolás, que data de mediados del siglo XVII, en el camino del Durazno, número 1, de Puerto de la Cruz. El restaurante es propiedad de Tito Heckl, un alemán nacido en el Puerto de la Cruz con un fuerte acento germánico que, dice, le desaparece “con dos cervecitas”, quien han adaptado este emblemático edificio en varios comedores interiores, reservados y amplias terrazas que presumen de una exhuberante vegetación manteniendo la tradición familiar de la jardinería.
Los diferentes ambientes hacen acogedor el restaurante, que alberga una bodega con más de 80 referencias de vinos canarios y peninsulares, y que ocupa un antiguo lagar en cuyo interior se van depositando todos los corchos de las botellas abiertas, hasta cubrirlo, momento en que Tito, dice riendo, que “será el momento de la jubilación”.
Carlos Siverio, gerente, nos cuenta que el plato fuerte del restaurante está basado en el mundo de las carnes y una generosa parrilla, que preparan con maderas de brezo desde primeras horas de la mañana para que esté a punto con la llegada de los primeros turistas que ya se sabe almuerzan pronto. Al frente de las cocinas está Carmelo García y de la parrilla Bryan García.
El almuerzo empieza con una ensalada de tomates negros con salmón y aguacate; unos langostinos crujientes envueltos en albahaca, y unos ricos canelones de vaca vieja madurada. Pero la fuerza de Tito’s Bodeguita, como decíamos, antes es la parrilla. La degustación abarcó un solomillo de vaca vieja madurado 45 días; un entrecot de angus; una chuleta de vaca vieja con 45 días de maduración y finalmente un T Bone de simmental que la experiencia y técnica de Bryan deja en el punto que reclama el comensal.
Tito’s Bodeguita no es un asador más que se suma a la moda del mundo carnívoro, sino que apuesta por un proyecto más gastronómico.