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Ricardo Darín: “Cuando interpretas un texto de Ingmar Bergman sientes que ni una sola de las palabras surge del azar”

El actor argentino y Andrea Pietra representan la próxima semana en el Teatro Guimerá 'Escenas de la vida conyugal'
Ricardo Darín y Andrea Pietra interpretan ‘Escenas de la vida conyugal’. / DA

Hace ya casi medio siglo, en 1973, el dramaturgo, guionista y director de cine sueco Ingmar Bergman mostraba al público las interioridades de una pareja, Marianne y Johan, interpretada por Liv Ullmann y Erland Josephson. La película, que antes fue serie de televisión, se tituló en España Secretos de un matrimonio. 30 años más tarde, y con los mismos intérpretes, Bergman quiso averiguar cómo el paso del tiempo había condicionado este relato (Saraband, 2003) sobre dos personas que habla del amor, de los encuentros y los desencuentros, de las crisis, de las formas de entender la vida y, sobre todo, de lo que hay de conflictivo en las relaciones entre personas. Ahora, muchos años después, Marianne y Johan se han convertido en Mariana y Juan. Sus intérpretes son los argentinos Andrea Pietra y Ricardo Darín, bajo la dirección de Norma Aleandro, en una producción que lleva por nombre Escenas de la vida conyugal. Esta propuesta escénica, que acaba de iniciar su gira por el Archipiélago, se podrá contemplar la próxima semana, entre los días 12 y 15, en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife. Con uno de sus protagonistas, Ricardo Darín, ha conversado DIARIO DE AVISOS.

-Afrontar en un teatro un texto firmado por Bergman que primero llegó a la televisión y luego al cine, ¿cuánto tiene de estimulante y cuánto de desafío, en el sentido de que otros intérpretes ya recorrieron el camino que usted ahora transita?
“Siempre es un desafío. El teatro trata precisamente de eso. Cada función que haces es un reto en sí misma. Pero además, en este caso concreto, trabajar con un texto de Ingmar Bergman, con una propuesta que ha salido de su cabeza, supone, por encima de ese desafío que conlleva el teatro, un privilegio. Tienes la sensación de que nada de lo que está puesto en palabras, absolutamente nada de lo que se desarrolla en este conflicto y que estás intentando trasladar al teatro, surge del azar. Todo en Escenas de la vida conyugal responde a un análisis minucioso acerca de las relaciones matrimoniales, de la estructura matrimonial. Más allá de formularse como una crítica, que también lo es, lo que se pretende es defender la relación entre personas que realmente se aman”.

-¿Cómo ha evolucionado ‘Escenas de la vida conyugal’ función a función, en todo este tiempo que ha tenido la oportunidad de representarlo junto a Andrea Pietra?
“Soy de los que creen que todo está en movimiento permanente, por lo que sin duda esta obra ha ido evolucionando a medida que la representamos. Tener la oportunidad de llevar al escenario junto a Andrea Pietra Escenas de la vida conyugal tiene mucho de aventura diaria, porque los dos estamos muy centrados, muy activos y también muy abiertos a los diferentes matices que van surgiendo poco a poco. El trabajo resulta muy dinámico por esto mismo, porque cuando dos actores están enfocados hacia el mismo objetivo descubren cada día aspectos nuevos”.

-¿Cómo es Norma Aleandro en la dirección de actores?
“Norma Aleandro como directora es absolutamente ejemplar. No solo por la claridad que tiene para ir exponiendo sus distintas ideas acerca de este trabajo en común, sino, además, por la amplitud y la apertura que posee en cuanto a recibir otras opiniones y diferentes miradas por parte de los intérpretes. En ese sentido, también ha sido un privilegio para mí poder abordar este proyecto yendo de su mano. Ella es una gran actriz y, de la misma manera, es una gran directora de actores. Sabe muy bien de qué está hablando en cada momento”.

-Estamos ante una comedia dramática en torno a las relaciones que mantienen dos personas. ¿De qué manera se plantearon y se plantean este diálogo escénico en el que el humor y la tragedia conviven?
“Sí, es una comedia dramática. Porque, como en la vida misma, durante su desarrollo se atraviesan situaciones en las que, precisamente debido al dramatismo que posee el conflicto que se está exponiendo, aparece el humor. Existen aspectos de ese drama que resultan medio cómicos. Además, tengo la sensación de que eso está muy relacionado con el hecho de que el público se va a ver siempre reflejado en esos diálogos, en esas réplicas, que reconoce como algo propio parte de lo que está ocurriendo sobre el escenario. O, por lo menos, sabe de algunos otros muy cercanos que han atravesado conflictos similares a los que les estamos presentando durante la función”.

-Una propuesta de estas características, surgida hace ya casi 50 años, ¿es necesario actualizarla, ponerla al día, o, por el contrario, es completamente atemporal justo porque tiene que ver con cómo nos relacionamos con los demás?
“Actualizar un clásico es un ejercicio que resulta muy difícil de llevar a cabo, aparte de que en muchas ocasiones ni siquiera es necesario hacerlo. Los clásicos nos hablan de cosas que son imperecederas, y por eso mismo lo más recomendable, a mi juicio, es mantenerse lo más fiel posible a la propuesta original. Escenas de la vida conyugal la hemos actualizado en algunas cuestiones muy sutiles, en pequeños detalles, pero no hemos querido avanzar mucho más allá. Tratamos de ser muy fieles a lo que Ingmar Bergman pretendió exponer cuando creó esta historia”.

-¿Es muy diferente la manera que tiene de abordar un papel para el cine y la que emplea cuando trabaja en el teatro?
“Sí, siempre es muy distinto afrontar un trabajo en el cine y en el teatro. La metodología de un actor, de una actriz, aplicada al cine está siempre muy parcializada, depende de muchas decisiones, intervenciones y cuestiones técnicas que te llegan desde fuera. En el teatro, en cambio, existe una posibilidad de mayor libertad, más allá de que, por lo general, dispones de mucho más tiempo para hacer una aproximación episódica a lo que se pretende en la construcción de cada personaje y en la propia puesta en escena”.

-En todo caso, ¿qué le pide a un guion o a un texto teatral para decidirse a interpretarlo?
“En realidad, yo no pido nada. Sí que es verdad que siempre estoy abierto a la lectura de textos muy diferentes. Me considero un lector dinámico, leo mucho, y no solo porque soy actor, también por el interés personal que siento hacia diversas cuestiones. Siempre estoy preparado para que el texto que tengo entre mis manos pueda atravesarme, conmoverme o, simplemente, me divierta. En definitiva, para que al leerlo sienta la necesidad de ayudar a que salga adelante, porque considere que resulta oportunamente importante, por una serie de motivos, para determinados sectores, ya sea la juventud, la sociedad en general… En la lectura de un texto teatral, en mi caso, se trata de ver qué posibilidades de conmoción posee. Cuando eso ocurre, cuando empiezo a sentir esa picazón, es cuando me voy acercando a la idea de que se va a transformar en un proyecto real”.

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