
Agentes de la Policía Portuaria de Tenerife han informado esta semana de un curioso rescate que han llevado a cabo en la Dársena Pesquera, en Santa Cruz de Tenerife, donde han conseguido ‘liberar’ a un erizo que se encontraba enganchado a una cadena de plástico.
“Los compañeros de Puertos de Tenerife han liberado a un erizo atrapado en una anilla de plástico. El ejemplar, que se encontró en un solar de la Dársena, ya se encuentra sano y salvo”, celebraban los agentes.
Los erizos son frecuentes en esa zona
Según han compartido diversos usuarios en las redes sociales, los erizos de tierra son frecuentes en la zona de la Dársena, donde caminan muchas veces por la carretera, solos ante el peligro que suponen los coches.
El plástico, una amenaza para los erizos
Concienciar de que la basura debe ir a los contenedores pertinentes es vital para evitar situaciones como la que ha ocurrido con este erizo en Tenerife. Además, lo mejor para reducir los problemas por plásticos es no utilizarlos.
“Si no hubiera sido rescatado y retirado el aro de plástico, este erizo hubiera tenido un final fatídico”, lamentan algunas personas tras conocer el caso.
Sopa de plásticos
Mareas de plástico en primera línea de playa, toneladas de basura a la deriva, peces que comen fibras sintéticas… Los estudios científicos llevan años advirtiendo del vertedero en que se han convertido los océanos, pero puede que subestimen la dimensión de una «sopa de plástico» que en Canarias tiene un kilómetro de grosor.
Seis investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el Instituto Español de Oceanografía publican este mes en la revista «Science of the Total Environment» un estudio sobre la presencia de microplásticos en el mar que tiene pocos precedentes, porque no se limita a medir su concentración en la superficie, en la línea de costa o los fondos del océano, sino que muestra hasta qué punto están presentes a lo largo de toda la columna de agua.
El estudio se nutre de los datos recolectados por cuatro cruceros de investigación realizados entre febrero y diciembre de 2019, en los que se tomaron 51 muestras de agua a diferentes profundidades en cinco emplazamientos: uno al norte de Gran Canaria, otro entre esta isla y Tenerife y tres al sur de Tenerife, La Gomera y El Hierro.
Y su conclusión más llamativa es que en esos cinco puntos del océano Atlántico, el agua está cargada de fragmentos de plástico y fibras sintéticas desde la superficie hasta profundidades que rebasan el kilómetro (1.150 metros, al sur de El Hierro).
En el norte de Canarias, su distribución en la columna de agua es casi uniforme desde la superficie hasta unos 400 metros, mientras que en los emplazamientos al sur de las islas la concentración de plástico y fibras es más alta y llega mucho más abajo, si bien con distribución más heterogénea, probablemente por efecto de los grandes remolinos oceánicos que se forman esa zona.
Los datos recogidos para este estudio ponen incluso cifras a la densidad de esa sopa de plástico en mar: en el entorno de Canarias hay un mínimo de 50 millones de pequeños fragmentos de plástico y fibras sintéticas por cada kilómetro cuadrado de océano.
Los autores de este trabajo, cuya primera firmante es Daura Vega Moreno, recuerdan que ya se ha documentado ampliamente que las grandes corrientes que conforman el giro oceánico en el Atlántico Norte hacen que el mar que rodea a Canarias sea un punto de concentración de plásticos procedentes de los lugares más diversos del planeta. Pero aportan algunas claves nuevas.