Han pasado 72 horas desde la masacre de Uvalde, al sur de Texas, la peor en un colegio de Estados Unidos en la última década. La sociedad norteamericana sigue en estado de shock y los medios de comunicación difunden las imágenes de los 19 niños y las dos profesoras asesinadas a tiros por Salvador Ramos, de 18 años, tras irrumpir en la escuela y atrincherarse en un aula con un fusil de asalto y una pistola. El horror de Uvalde ha agitado el debate sobre el fracaso de la regulación de las armas en el país, una polémica que, lamentablemente, volverá a enfriarse con el paso de los días hasta la próxima vez que un perturbado vuelva a descargar su fusil frente a víctimas inocentes e indefensas.
“La tragedia ha roto los corazones de los texanos”, explicó a DIARIO DE AVISOS la tinerfeña Mila Pacheco, vicedecana del Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife, a la que la tragedia ha sorprendido en San Antonio de Texas, a tan solo 130 kilómetros de la que sigue siendo, tres días después, la capital del dolor en Estados Unidos. Describe un panorama “desolador” y de “tristeza general”, con el luto escenificado en las banderas a media asta que ondean en las calles de la ciudad y en numerosos vehículos que circulan mostrando la enseña nacional en sus ventanillas.
“Ha sido horrible, no hay palabras para definir tanto dolor, suelen ser las frases más repetidas por los ciudadanos con los que he hablado, pero también se palpa el temor a que otra tragedia parecida vuelva a ocurrir a corto plazo. Lucía, una madre de procedencia mexicana, insiste en que las autoridades tienen que hacer algo para que sus hijos vayan seguros a clase, porque dice que esto volverá a pasar en uno o dos meses. Otros ciudadanos hablan de la necesidad de educar correctamente a los niños, tanto en la escuela como en la familia”, manifestó la abogada tinerfeña.
Además, se refirió al tratamiento informativo de algunos medios de comunicación que ponen en foco en una sorprendente medida: “Aquí, por ejemplo, el periódico Dallas Morning News publica que las escuelas de Texas están listas para preparar, entrenar y armar a los profesores y a los directivos de los centros para responder rápidamente antes de que llegue la Policía”. Una posibilidad que a Mila Pacheco le parece una “barbaridad”, por cuanto “en vez de luchar contra los grupos de presión para eliminar el riesgo de masacres como la del martes, lo que se debate es armarse todavía más”.
Se calcula que en Estados Unidos hay más de 300 millones de armas en circulación. Solo en lo que va de año han muerto más de 7.500 personas a tiros (sin contar suicidios), según la organización Gun Violence Archive, entre ellos más de 600 menores. Los datos oficiales indican que en 2020 se contabilizaron casi 20.000 muertes por disparos y se vendieron 21 millones de armas.
“Cuando pregunto cómo es posible que sigan ocurriendo matanzas como la de Uvalde, se detecta división de opiniones en la calle. Robert, texano de 60 años, resume el sentir general de los hombres con los que he hablado: “Todos tenemos armas en casa, pero eso no significa que matemos a alguien; tener armas no es el problema, porque yo jamás dispararía a alguien. Lo que ha pasado tiene que ver con un problema mental, solo una mente enferma dispararía contra alguien”.
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