El 23 de agosto de 1973 es un día especialmente caluroso en Estocolmo, Suecia. Jan-Erik Olsson ha entrado en una sucursal del Sveriges Kreditbanken disparando a uno de los agentes de policía que han sido alertados para evitar un atraco. Olsson se atrinchera con cuatro rehenes y lanza una primera petición: quiere que lleven al banco a Clark Olofsson, otro delincuente, ahora en prisión. Olofsson es ahora protagonista de la última serie de éxito de Netflix, un hombre que dejó su pista en Canarias.
La sociedad sueca no estaba acostumbrada a este tipo de sucesos. Las autoridades, casi de inmediato, creyeron que sería positivo acceder a lo que pedía aquel atracador que blandía una metralleta amenazando con acribillar a los secuestrados. Clark Olofsson apareció en el banco pero, paradójicamente, mostró una actitud muy diferente al de su compañero de correrías: Olofsson era educado, atento y repetía a los rehenes que ninguno saldría herido de allí.
La siguiente petición de los atracadores fue la de salir con los rehenes, pero la policía, que había accedido a todo lo que habían solicitado, se negó en redondo. Comoquiera que la entrada por la fuerza tampoco pasaba por la cabeza de las autoridades suecas, ambos secuestradores y los cuatro rehenes, Gunnel Birgitta, Kristin Enmark, Elisabeth Oldgren y Sven Safstrom, se quedaron dentro del banco estableciendo una relación sumamente particular, de confianza y, posteriormente, de cariño.
Nace el síndrome de Estocolmo
Kristin Enmark, tras cuatro días de secuestro, llamó a Olof Palme, primer ministro de Suecia, en una conversación que pasaría a la historia: “Tenemos miedo de que entren armados; tenemos más miedo de la policía que de las personas que han entrado al banco”.
En otro giro de los acontecimientos, tal y como muestra la serie de Netflix, los secuestrados llegaron a un acuerdo: dos de ellos se irían con Olofsson y otros dos con Olsson, de este modo querían asegurarse de que ninguno de los delincuentes serían disparados por la policía. Todo se aceleraría cuando las autoridades decidieron lanzar gases lacrimógenos dentro del banco, era la advertencia de que estaban preparados para entrar.
Los atracadores se rindieron de inmediato, pero cuando los agentes invitaron a los rehenes a que salieran del banco estos se negaron: solo saldrían con aquellos que habían sido sus secuestradores. Finalmente, los delincuentes pidieron que, para proteger sus vidas, los clientes del banco salieran primero. Eso sí, tras varios minutos de besos, abrazos y algunos lloros.
Es por ello que el síndrome de Estocolmo, término acuñado por el psiquiatra y criminólogo Nils Bejerot, se refiera a la relación de complicidad e, incluso, cariño entre una víctima y, sobre todo, su secuestrador, aunque puede darse en otro tipo de delitos. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia como un acto de humanidad por parte del agresor.
Clark Olofsson en Canarias
Antes de que todo ello ocurriera, Clark Olofsson ya se había convertido en un delincuente conocido en su país. Internado en centros de menores desde que tenía 16 años, fue sentenciado a 12 años de cárcel, mayor pena impuesta en Suecia hasta aquel momento, por el asesinato a tiros de un hombre.
Corría el 4 de febrero de 1969 cuando Olofsson escapó de la prisión de Kumla, de alta seguridad, consiguiendo escapar a Canarias. Poco se sabe tanto de cómo logró escapar de la cárcel, ayudado, eso sí, por alguien desde fuera, como de su huida a las Islas y lo que hizo en ellas durante el tiempo que estuvo, pero consiguió volar a Frankfurt desde Tenerife, donde sería detenido por las autoridades alemanas, que detectaron su pasaporte falso.
En Canarias, Olofsson habría logrado mezclarse con otros ciudadanos de su mismo país, caracterizándose para no ser descubierta su identidad. El carácter amable, incluso simpático, del hombre habría hecho el resto para pasar completamente desapercibido.
Tras nuevas fugas de prisión y nuevas condenas por atracos, robos y tráfico de drogas, Clark Olofsson, el creador del síndrome de Estocolmo, fue puesto en libertad, siendo denegada su petición de regreso a Suecia. Ahora vive en Bélgica.
Dirigida por Jonas Åkerlund, Clark , una mini-serie de seis capítulos protagonizada por Bill Skarsgård en el papel de Clark Olofsson, narra lo ocurrido en aquel banco de Estocolmo en unos días que quedaron marcados en la historia criminal mundial.