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La Refinería se despide hoy de la ciudad de Santa Cruz tras 92 años de historia

El 29 de noviembre de 1930, Cepsa inició sus actividades en la instalación tinerfeña, ubicada en las fincas de Pepe Concha y Las Monjas. El primer buque tanque en llegar fue El Oleander, con 7.500 toneladas de crudo venezolano
La Refinería se despide hoy de la ciudad de Santa Cruz tras 92 años de historia

El petróleo, compuesto formado por una mezcla de sustancias constituidas por carbono e hidrógeno, llamados hidrocarburos, se encuentra en grandes bolsas enterradas a cientos de metros de profundidad, formando capas o yacimientos en diversas zonas de la corteza terrestre, principalmente en regiones desérticas y bajo el fondo de lagos y océanos. Este hidrocarburo tiene su origen en la descomposición de la materia orgánica procedente de grandes bosques y restos de animales que quedaron enterrados en las diferentes fases de formación de la Tierra debido a las altas temperaturas y las presiones existentes a tales profundidades a lo largo de millones de años.

El petróleo se extrae perforando la corteza terrestre, hasta alcanzar el yacimiento y así abrirle camino hasta la superficie; a veces, la presión del gas contenido en la bolsa es suficiente para hacerlo salir, y en otras, es necesario inyectar agua a presión para lograrlo. La perforación se realiza con un taladro de cabeza durísima colocado en una torre llamada derrick.

Cuando el yacimiento se encuentra bajo el fondo del mar es necesario colocar las torres de perforación en plataformas especiales muy costosas. Desde el lugar de producción se lleva a los puertos de embarque a través de los oleoductos -grandes tuberías de acero de miles de kilómetros de longitud- por donde llega a los buques tanques, especialmente diseñados para esta clase de transporte, y desde aquí a las refinerías.

En 1929, llegó a Santa Cruz de Tenerife el señor Preckler, procedente de Barcelona, con el propósito de captar la demanda de carburante del tráfico portuario. En una reunión con el alcalde de Santa Cruz, Santiago García Sanabria, y el presidente de la Junta de Obras de Puerto, Eloy Sansón, les expuso la posibilidad de construir, en nombre de la Bethelenem Steelm, una refinería de petróleos en nuestra capital. La ubicación sería en las fincas de Pepe Concha y Las Monjas, situadas en la Costa Sur. Las 900 pipas de agua diarias necesarias para el proceso de refino se traerían de Arafo por el canal de Araya.

Ante la competencia que iba a ofrecer la inminente inauguración de la refinería, el 2 de febrero de 1930 arribó al muelle Sur el petrolero inglés Trophom de la compañía Shell, procedente de Curacao, que venía destinado a servir de pontón para el suministro a flote. Este servicio lo inauguró el 5 de mayo de 1930 el crucero Almirante Cervera, de la Armada Española y, el siguiente relleno de combustible lo realizaría, el 21 de septiembre, el Plus Ultra de la Compañía Trasmediterránea. El último cargamento de combustible para el citado pontón lo trajo el petrolero noruego Storaas, el 29 de enero de 1931.

La Refinería
La Refinería de Santa Cruz lleva años con los trabajos de refino de petróleo parados. Sergio Méndez

Las obras de montaje de la Refinería tardaron ocho meses, inaugurándose el 29 de noviembre de 1930. Días antes había llegado el primer buque tanque El Oleander de la Royal Navy, con 7.500 toneladas de crudo venezolano. La segunda partida, destinada a los depósitos de Cepsa llegó el 30 de enero de 1931, a bordo del petrolero Fontenac. El primero carguero en rellenar sus tanques de combustible fue el Hausten. En principio, la unidad de refino vis breaker tenía una capacidad de 5.000 barriles/día, equivalente a 250.000 toneladas/año. El producto elaborado se destinaba a la Península, a nuestro pobre mercado insular y al suministro de buques de escala en el puerto.

La crisis económica mundial estuvo a punto de acabar con la industria recién nacida, pues no se llegaban a cubrir los gastos de fabricación, manipulación y transporte. Pasado este período de prueba se instaló una planta de gracking terino, lo que permitió doblar su capacidad y obtener una mayor variedad de productos de mejor calidad.

La Guerra Civil española pone de nuevo entre las cuerdas a la Refinería, pero vuelve a salir a flote gracias a su autonomía; dos años después, la II Guerra Mundial -que al principio hizo desarrollar una gran actividad- estuvo a punto de interrumpir la fabricación por falta de petroleros que trajeran la materia prima.

Como la Refinería quedó encajada dentro de la ciudad, entre las autopistas del Norte y del Sur, en una zona declarada de ocio y esparcimiento, fue necesario que continuamente se midieran los parámetros de contaminación que producía; por ello, a través del Control de Emisiones Industriales (CEI) -organismo que mide el índice de concentración de los núcleos de mayor producción industrial- se dotaron a las chimeneas de unos sensores que efectuaban mediciones de forma continua, corrigiéndose rápidamente si era necesario.

A la vez se quiso evitar el impacto visual que producían los depósitos de combustibles, tanto cilíndricos como esféricos. De esta forma, se tuvo la iniciativa de que algunos pintores canarios plasmaran en los tanques obras de arte en la Avenida de Penetración por el sur.

Los productos que se obtenían en la Refinería eran gases licuados del petróleo (propano y butano), gasolinas (513.000 Tn/año), ATK o combustible para aviones (541.791 Tn/año), gasóleos de automoción y fueles (fuel-oil de bajo índice de azufre). Desde 1964, la Refinería dispuso de un cargadero propio situado en La Hondura, con el fin de alejar de la ciudad los peligros de las operaciones con productos inflamables. Se trata de un dique de 118 metros, con un calado de ocho metros, donde pueden operar buques-tanques de hasta 25.000 toneladas; el servicio de distribución se hacía por medio de un tendido de tuberías metálicas de 1.250 toneladas/hora.

Desde este muelle convencional se atendía al tráfico de importación de crudos -campo de boyas- y de exportación de productos refinados -muelle y pantalán- a las distintas islas del Archipiélago, Ceuta y Melilla, con una periodicidad que, en el caso de Gran Canaria, llega a ser alterna.

Los buques tanques (B/T) que realizaban este cometido eran: Mencey, que transporta hasta 6.000 toneladas de fuel; Nivaria, con 5.000 Tn. de Gas Oil; Herbania y Junonia, 1.000 Tn. de gasolina y asfalto; y el Guanarteme, cargado de butano y propano.

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