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Tiroteo en Texas: ¿más armas o más control?

La polémica vuelve a desatarse en EE.UU. tras la masacre de 19 niños en una escuela

Una pequeña ciudad tranquila, a punto de recibir el verano y sus vacaciones escolares se convirtió en el centro del horror que volvió a sacudir a Estados Unidos –y el mundo-, cunado 21 personas perdieron la vida a manos de un pistolero: 19 estudiantes de entre 7 y 10 años y dos adultos no llegarían a celebrar con sus familias las populares barbacoas de mañana, Memorial Day que anuncian cada año el inicio de la época estival. Uvalde, Texas es una localidad de unos 16.000 habitantes, 130 kilómetros al oeste de San Antonio, TX, esa ciudad hermana, fundada por canarios, se viste de un luto imposible, ante la pérdida de decenas de familias. Uvalde también es mejor conocida como la ciudad natal del ganador del Oscar Matthew McConaughey.

El ataque en la escuela Robb Elementary ocurrió solo dos días antes de las vacaciones, según el calendario escolar que indicaba el 26 de mayo como el último día. Los 600 estudiantes cursaban de segundo a cuarto grado, y algunos llegaron a recibir su diploma de buenas notas, horas antes de morir.

El pistolero, Salvador Ramos, asistía a la escuela secundaria Uvalde, cuya graduación estaba programada para el próximo viernes. La policía dijo que actuó solo y compró al menos dos rifles de asalto poco después de cumplir 18 años. El gobernador de Texas, Greg Abbott, dijo durante una conferencia de prensa que se cree que el tirador abandonó su vehículo y entró a la escuela con un arma. Agregó que el sospechoso también supuestamente le disparó a su abuela antes de ir a la primaria Robb.

Terror en el aula

Todas las muertes y lesiones ocurrieron dentro de una de las aulas del colegio. El tirador se atrincheró en la clase donde mató a dos profesores y 19 niños. El marido de una de las profesoras asesinadas murió dos días después por el denominado síndrome del corazón roto, por el que debido a la pena sufrió un ataque al corazón, la pareja tenía cuatro hijos. Mientras ocurría la masacre, la policía recorría la escuela, rompiendo ventanas e intentando evacuar a los niños y al personal a su paso. Finalmente, pudieron forzar la entrada al aula donde estaba el pistolero. Ramos vestía un portador de chaleco táctico sin paneles balísticos; por lo general, ese tipo de portadores son utilizados por equipos tácticos, equipos SWAT, donde pueden colocar cargadores, municiones adicionales dentro de esos portadores y poder moverse en una formación táctica. Los oficiales locales pidieron refuerzos después de enfrentarse al pistolero. Una unidad táctica de la Patrulla Fronteriza acudió al lugar y uno de sus agentes disparó y mató al sospechoso, según una fuente de la agencia. La abuela, a quien el tirador disparó de antemano, todavía está viva y las autoridades están tratando de localizar a su abuelo y familiares inmediatos. 

Perfil del pistolero

Según sus amigos, Salvador Ramos, fue acosado cuando era niño y se había vuelto cada vez más violento. A Ramos le gustaba jugar videojuegos como Fortnite y Call of Duty, hasta que empezó a cambiar. Quienes lo conocían dijeron qye llegó a hacerse cortes en la cara con cuchillos regularmente y decía que lo hacía por diversión.

En la escuela intermedia y secundaria, Ramos fue víctima de bullying por tartamudear y cecear. En una ocasión publicó una foto de sí mismo usando delineador de ojos negro, lo que provocó una gran cantidad de comentarios homofóbicos contra él. Más tarde, empezaría a vestirse de negro, y usar botas militares, al tiempo que dejaba de ir clase por largos periodos de tiempo. Según otros testimonios, a Ramos le gustaba conducir de noche con otro amigo y disparar a personas al azar con una pistola de aire comprimido, o huevos a los coches.

Hace aproximadamente un año, Ramos publicó en las redes sociales fotos de rifles automáticos que “tendría en su lista de deseos”. Hace unos días, publicó imágenes de dos rifles a los que se refirió como “mis fotos de armas”.

La policía había acudido en varias ocasiones a su casa por conflictos domésticos con su madre, se sospecha que habían problemas de drogas en el hogar.

 Entre los tiroteos escolares más mortíferos

La masacre en Uvalde, es el segundo tiroteo escolar más mortífero desde 2012, cuando 26 niños y adultos fueron asesinados en la Escuela Primaria Sandy Hook, en Newton, Connecticut. Pero lejos de ser el primer tiroteo en un centro educativo en 2022, ya suman más de 30 en lo que de año. Y los tiroteos masivos más de 200, con más de 17.000 víctimas mortales por armas de fuego en el país.

Respuesta política

El presidente Biden ordenó que se ondearan banderas a media asta en la Casa Blanca y otros edificios gubernamentales tras la noticia de la tragedia. Si bien las propuestas para revisar las leyes de armas, como la prohibición de armas de asalto o cargadores de alta capacidad, enfrentan grandes probabilidades a nivel federal, hay algunas áreas de acuerdo bipartidista. Aún está por verse si eso es suficiente para romper el estancamiento del Congreso. Según el Washington Post, el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, prometió durante más de un año tener una votación sobre dos proyectos de ley aprobados por la Cámara para expandir las verificaciones de antecedentes en ventas de armas, pero se ha mostrado reacio a forzar una votación sobre el tema sabiendo que fracasarán, incluso cuando ha establecido votaciones fallidas sobre otros temas, como el aborto.

El Partido republicano, inmediatamente ha salido a la defensa de las armas, y propone armar a los profesores para hacer frente a este tipo de situaciones. Estados Unidos ya tiene más armas que habitantes, por lo que esta “solución” impensable, no solamente es una salida absurda sino que, además, pondría en mayor peligro tanto a los docentes como a los estudiantes que podrían verse envueltos en un fuego cruzado entre un desequilibrado y una profesora sin el material táctico necesario para protegerse ni la habilidad suficiente para acertar con un tiro a poner freno a un ataque.

¿De quién es la culpa?

Como sociedad, Estados Unidos, está fallando a sus niños. Si bien, la mayoría de los estadounidenses están a favor del control de armas, siguen eligiendo a representantes políticos que o bien están obsesionados por mantener una segunda enmienda constitucional que garantiza un derecho de forma obsoleta (el propósito era proporcionar un medio de defensa a los ciudadanos antes de que se estableciera un sistema militar federal y la Guardia Nacional), enamorados de sus juguetes letales, o bien son corruptos al punto de defender una de las Asociaciones más viles de la historia: la Asociación Nacional del Rifle, NRA, que se lucra por la venta de armas amparada en los lobbys, que inundan de dinero manchado de sangre las campañas políticas de Senadores y diputados, que venden su escaño al mejor postor en su afán de riquezas y poder.

Todos recordamos las fotos de algunos de estos políticos como Lauren Boebbert, republicana de Colorado con sus felicitaciones navideñas con su familia, incluidos niños, armados hasta los dientes. O el líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, que se enjugaba lágrimas de cocodrilo ante la tragedia y nuevamente pedía oraciones por las víctimas, mientras él mismo dona dinero al RNA, o al mismo gobernador de Texas, Greg Abbott, que con una mano prohíbe el aborto defendiendo el derecho a la vida, para con la otra, autorizar desde el año pasado que en su estado cualquiera, sin licencia, pueda comprar un arma, y ahora “llora” desconsolado la muerte de niños dentro de una de sus escuelas.

No nos engañemos, la culpa la tiene la Asociación Nacional del Rifle, la tienen los políticos corruptos, pero sobre todo, quienes les permiten llegar a ocupar sus puestos en los Capitolios estatales y federales al regalarle sus votos.

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