cultura

Colores que hablan de los paisajes del recuerdo

Los artistas canarios Ruperto Cabrera y Nacho Ramírez entablan en el Cicca un diálogo a través de ‘Lo sutil como alimento’
La muestra se puede contemplar en el Cicca hasta el 15 de julio. / DA

Dos lenguajes, dos caminos para la expresión artística en apariencia tan disímiles “y, sin embargo, muy cercanos”, mantienen hasta el 15 de julio un diálogo en el Cicca, el espacio cultural de la Fundación La Caja de Canarias en Las Palmas de Gran Canaria, a través de Lo sutil como alimento. En este proyecto expositivo, el artista tinerfeño Ruperto Cabrera y el majorero Nacho Ramírez mantienen una conversación que, precisamente por ese carácter -y, sobre todo, esa voluntad- dialogante, no tiene tanto que ver con una muestra colectiva, ni siquiera dual, como con la necesidad de confluir en un itinerario común a través de una panorámica.

Las obras de Ruperto Cabrera dialogan con las de Nacho Ramírez (en la imagen, ‘San Borondón’, 2020). / DA

“Los paisajes de Nacho -explica Ruperto Cabrera durante una charla con DIARIO DE AVISOS- son ilusorios. En esta ocasión a través de la fotografía, él va recogiendo imágenes de diferentes entornos de las Islas para luego irlas recomponiendo desde el recuerdo, a partir de la memoria. Se trata, en suma de composiciones mentales”. “Y existe además en cada obra una línea de color, que él denomina El sendero elíptico, que las va uniendo entre sí, al tiempo que el color va cambiando de una pieza a otra”, apostilla el artista, quien pone de relieve la “conexión” que se produce ante el espectador entre las frases que articulan las creaciones de Ramírez y los enunciados que formulan sus propias obras.

‘Esquina de colores’ (díptico, 2021). / DA

LA CONVERSACIÓN

“Para ello -apostilla Ruperto Cabrera- en esta muestra ha existido un estudio detallado y un criterio muy selectivo a la hora de afrontar la propia disposición de nuestros trabajos, en el sentido de que buscábamos establecer espacios muy abiertos, muy dialogantes, que fuesen capaces de contribuir a la generación de un lenguaje poético, literario”. “Sería algo parecido a si en el Museo del Prado situásemos junto a un cuadro de Velázquez unas piezas de Nacho y otras mías, y a partir de ahí se estableciera una conversación entre diferentes épocas e incluso entre distintas artes”, recalca Cabrera.

El artista tinerfeño Ruperto Cabrera. / DA

Ese lenguaje poético, y también paisajístico, alude de forma más o menos constante, más o menos explícita, a Canarias, a las Islas. Prueba de ello son, pone como ejemplo Cabrera, las piezas denominadas San Borondón, “esa isla que vemos y no vemos”, o La Palma. Cumbre Vieja, que nos remite a la reciente erupción volcánica.

SOLEDADES Y CERCANÍAS

Comisariada por Miguel Rodríguez Pérez, Lo sutil como alimento viene acompañada de un espacio dedicado al videoarte en el que, mediante diversas pantallas, también se escruta la interrelación entre las concepciones creativas de ambos artistas. “Entre soledades y mayores cercanías necesarias -escribe Rodríguez Pérez en el catálogo introductorio a la muestra-, intentan forzar que las cosas ocurran. Se han trabajado y ganado ese nuevo tiempo abanderando la frescura de sus últimas obras que ofrecen a nuestros sentidos. Tienen un discurso propio, personal, pero a la vez se está en la síntesis del mismo. Siguen, ambos, en la búsqueda de lo sutil como necesario alimento vital”.

‘La Palma. Cumbre Vieja’ (2022). / DA

Las composiciones de Ruperto Cabrera no dejan de ser paisajes, aunque para plasmarlos recurra a la geometría y al color y establezca un efecto tridimensional -en una superficie totalmente plana- a medida que el espectador se mueve alrededor de la obra que está viendo.

SINESTESIA

Pero, claro, referirse solo al sentido de la vista sería una definición incorrecta o, al menos, una descripción incompleta. Pues en realidad de lo que habla Ruperto Cabrera a través de sus piezas artísticas es de la sinestesia [imagen o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente, de acuerdo con una de las acepciones que propone el diccionario de la RAE], o, también, de la cromestesia, la asociación de sonidos con colores.

“Para mí lo más importante cuando te colocas ante una pieza es generar emociones”, subraya el artista tinerfeño. “Igual que la música -argumenta-, los colores generan emociones. Cuando amanece y observas un paisaje; cuando lo contemplas con la luz del mediodía, que es cegadora, con un brillo espectacular; también al atardecer… Si estás junto al mar, según cómo lo mires, parece que no es el agua la que se mueve, sino el fondo… No dejan de ser diferentes perspectivas, sin moverse uno del sitio desde el que las contempla”.

LOS SENTIDOS

A partir de esa premisa, Ruperto Cabrera elabora bocetos, experimenta con los colores, estudia los sonidos, los sabores, el tacto y hasta los olores… “Trato de hacer un compendio de todos los sentidos”, asevera. La Bauhaus y sobre todo Vasili Kandinski sirven de referencia al artista tinerfeño. “Lo poético y lo emotivo en Kandinski -detalla- me interesa mucho. De lo espiritual en el arte (1912) sigue siendo un libro de cabecera para mí”. “Cuando abordo estas obras -concluye-, me las planteo como espacios escénicos, arquitectónicos, escultóricos y de diseño, aunando muchas disciplinas en un solo plano”.

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