El sur de Tenerife, desde Candelaria a Santiago del Teide, ha experimentado en lo que va de siglo un considerable aumento de población, casi duplicando el número de residentes según el padrón y un poco menos si nos atenemos a los datos del INE en 2021. Acogiéndonos solo al Instituto Nacional de Estadística, en los doce municipios el aumento desde 2002 ha sido de casi 120.000 personas (de 188.899 a 306.332). Todo ello sin contar aquellos que no están empadronados ni por supuesto a los casi 15.000 visitantes de media diaria que reciben los municipios turísticos.
Una superpoblación que ha comenzado a debatirse entre nuestros políticos, sobre todo a la hora de demandar más servicios y mejores infraestructuras (viviendas, carreteras, hospitales, aparcamientos…). “El barco cuando tiene sobrepeso se hunde y esto le puede pasar a la Isla”, alerta el alcalde de San Miguel de Abona, Arturo González, cuyo municipio ha pasado en veinte años de 9.174 habitantes a 21.827. “Una cosa es diagnosticar y otra cuestión poner el antídoto.
El Parlamento tiene que debatir la superpoblación seriamente”, señaló, mientras recordó que “en Tenerife no hay recursos hídricos suficientes para seguir este ritmo de crecimiento, el precio del agua se va a poner por las nubes”, remarcó. Mari Brito, alcaldesa de Candelaria y presidenta de la Fecam, en cambio, pone el énfasis en la despoblación de los municipios rurales, y por ello “tratamos de impulsar proyectos de desarrollo económico y empleo, y de creación de servicios públicos para asentar a la población y evitar su desplazamiento a las grandes ciudades o a otros municipios limítrofes”.
Ese crecimiento en el Sur, que se ha contenido en los dos últimos años debido a la pandemia, ha sido posible debido, sobre todo, a la migración, con especial énfasis entre la colonia italiana, ya la más numerosa, y los retornados de Venezuela, muchos de los cuales no aparecen en el censo de extranjeros, al tener la doble nacionalidad, como ocurre con argentinos, colombianos, cubanos o uruguayos, también muy numerosos en el sur de la Isla. Gracias a la migración, Canarias mantuvo en 2021 su crecimiento poblacional con el 0,36%, alcanzando la cifra de 2.252.465 habitantes.
Y es que el crecimiento vegetativo sigue en caída libre. Ya no solo por el aumento de fallecidos durante la pandemia, que también, sino, a su vez, por la caída prolongada de la natalidad desde la crisis de 2010. Entonces nacieron en Canarias 20.117 niños y niñas por los 12.703 que vieron la luz el año pasado. Si comparamos nacimientos y defunciones el balance es negativo, por cuanto hubo 17.718 fallecimientos, 4.475 más que nacimientos. El crecimiento poblacional, por tanto, hay que buscarlo en la migración. En 2021 los nuevos migrantes censados en Canarias fueron 12.702, cifra casi idéntica a los nacimientos.
Municipios turísticos
En el último medio siglo, el Sur no ha parado de crecer. Y no ha dejado de seguir siendo el Dorado para miles de trabajadores que encuentran en los hoteles, en la construcción o en el sector servicios su alimento diario. Muchos dejaron sus familias en el Norte o en La Gomera para trasladarse hasta Granadilla, Arona, Adeje o Guía de Isora, aunque también los hay quienes proceden de otros pueblos del Sur o del área metropolitana, pero la gran mayoría son foráneos.
La falta de formación de la población nativa, sobre todo en idiomas, ha permitido la llegada masiva de mano de obra extranjera, tanto europea como sudamericana, mientras que ciudadanos asiáticos (chinos e indios) copan buena parte del comercio, junto a las cadenas multinacionales, pasando el Sur de ser el gran desconocido de Tenerife a convertirse en el motor económico de la Isla.
Dentro de ese crecimiento poblacional cabe destacar el protagonizado en los últimos veinte años por Arona y Adeje, los principales receptores turísticos de la Isla, con una enorme densidad de población (11.114 y 462 habitantes, respectivamente, por kilómetro cuadrado). Así, ciñéndonos a las cifras oficiales a 1 de enero de 2021, Adeje ya dispone de 48.773 habitantes, mientras en Arona sobrepasan los 82.500, aunque desde el Ayuntamiento afirman que la población se acerca a los 100.000 habitantes teniendo en cuenta el padrón y no al INE.
Otros dos municipios turísticos, Guía de Isora y Santiago del Teide, han crecido más moderadamente, mientras que Granadilla de Abona y San Miguel de Abona lideran también el crecimiento, sobre todo en los últimos diez años, básicamente por convertirse en dormitorios de la mano de obra turística, al no encontrar acomodo habitacional cerca de sus trabajos.
San Isidro, en Granadilla, con más de 20.000 residentes, es el principal ejemplo. Fuera del sur profundo, destaca igualmente el crecimiento de Candelaria, que pasó de 15.000 habitantes en 2002 a casi 30.000 al cierre del año pasado, con una densidad poblacional de 573 habitantes por kilómetro cuadrado. Su cercanía al área metropolitana y sus buenas conexiones le han servido para crecer de manera ordenada, aunque no lo hace más porque la construcción de urbanizaciones privadas y viviendas públicas sufrió un gran parón con la crisis del 2008. Hoy alquilar o comprar en Candelaria es tarea imposible.
Solo una localidad en el sur ha perdido habitantes en estos últimos veinte años, Vilaflor de Chasna, el menos poblado de los 31 municipios tinerfeños con 1.715 habitantes.
José Julián Mena
José Julián Mena, alcalde de Arona, el municipio más poblado del Sur, recuerda, cuando se le pregunta por poner coto a la población que “tanto la política migratoria como la de fronteras no está entre las competencias municipales. Lo que sí es cierto es que el Sur ha experimentado en las últimas décadas un aumento exponencial de su población, mientras mantiene casi el mismo nivel de servicios. Hemos entrado en el siglo XXI con infraestructuras y servicios del siglo XX. Esto no solo lo vemos en las carreteras y en la movilidad en su conjunto, sino en la demanda que venimos realizando desde 2015 de la finalización de un hospital con la cartera de servicios completa para la Comarca Sur, nuevos centros educativos y centros de salud”.