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La superpoblación de Canarias al fin merece la atención parlamentaria

En 40 años de autonomía este seguía siendo el debate pertinente y pendiente, dadas las aristas ideológicas del mismo, que a poco que se desvíe su foco principal, correría el riesgo de derivar en connotaciones xenófobas de la población residente
Cortes de tráfico en la TF-5 desde el próximo domingo

Por fin. El Parlamento de Canarias tiene previsto aprobar esta semana la constitución de una Comisión de Estudio sobre el reto demográfico y el equilibrio poblacional en Canarias. Han tenido que pasar lustros y lustros para que la Canarias oficial al fin se plantee como -al menos- una cuestión lo suficientemente urgente y relevante el hecho de que se articule en lo posible una respuesta ante un reto con semejante envergadura para el futuro de los isleños. Hasta ahora, en evidente ejercicio de su ausencia de compromiso con el servicio público, tanto arrojo era desconocido por estos lares desde la moratoria turística aprobaba por el gabinete regional de Román Rodríguez en tiempos de su pertenencia al proyecto de Coalición Canaria (CC) antes de liderar Nueva Canarias (NC).

Es más, solo los tristes rigores del cortoplacismo político pueden servir como excusa a los actuales sostenedores de CC (pendientes de su renovación en el siglo XXI), que, con la sola excepción de Paulino Rivero, nunca ahondó en el debate de esta cuestión capital sobre la llamada capacidad de carga del territorio en términos de sostenibilidad.

En 40 años de autonomía este seguía siendo el debate pertinente y pendiente, dadas las aristas ideológicas del mismo, que a poco que se desvíe su foco principal, correría el riesgo de derivar en connotaciones xenófobas de la población residente. A su vez, siempre se temió violentar el dogma de la UE referido a la libre circulación de personas.

El debate en cuestión afecta al margen de maniobra del modelo económico vigente en las Islas (basado en el turismo) para garantizar la sostenibilidad, tanto medioambiental, como demográfica y social. El hecho insular siempre estuvo condicionado por su carga poblacional.

No en balde, los hechos despejan cualquier duda al respecto. Canarias es, con una concentración de 292 habitantes por kilómetro cuadrado, la tercera comunidad autónoma con mayor densidad de población, solo por detrás de la Comunidad de Madrid (845) y el País Vasco (307). A principios de siglo, según el Instituto Canario de Estadística (Istac), residían en las Islas 1.716.276 personas, pero en 2020, año hasta el que hay datos disponibles, la cifra había aumentado en 459.676, alcanzando los 2.175.952 habitantes.

Esto supone un incremento del 26,78% en el transcurso de las dos últimas décadas; un crecimiento demográfico que supera en casi 10 puntos a la media del conjunto del Estado en ese mismo período (17%).

Al comparar la evolución de la población de Canarias con la de comunidades autónomas similares en términos demográficos y de extensión del territorio, la diferencia se hace aún más evidente: frente al gran aumento del 26,78% en las Islas, la población del País Vasco presenta un crecimiento mucho más moderado, del 5,8%.

Dicho lo cual, solo cabe recordar los constantes atascos en la TF-1 y en la TF-5 a lo largo de los últimos años por el excesivo volumen de tráfico, fundamentalmente en una isla como Tenerife, con casi tantos coches como habitantes. Expertos en la cuestión tendrán mucho que decir cuando se profundice en las causas y efectos del fenómeno. El economista y empresario José Carlos Francisco ha deslizado en algunos de sus libros que existe una ley demográfica canaria que duplica la población cada 50 años.

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