*Por Alejandro Suárez. El archipiélago canario se encuentra en el paso migratorio de varias especies de tortugas marinas, tales como la tortuga boba (Caretta caretta) o la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), e incluso puede considerarse un lugar de residencia temporal de otras especies, como la tortuga verde (Chelonia mydas).
En Canarias la especie más común es la tortuga boba (96,7% de los varamientos), cuya fase juvenil oceánica presenta una amplia distribución en el Atlántico nororiental, siendo bastante frecuente en los archipiélagos macaronésicos de Azores, Madeira y Canarias. Estos ejemplares proceden de diferentes colonias reproductoras localizadas en la costa este de Estados Unidos (principalmente Florida), México y del vecino archipiélago de Cabo Verde (única colonia reproductora de esta especie al este del océano Atlántico). Se estima que permanecen en el Atlántico nororiental unos 6-12 años (etapa juvenil), para migrar después a las zonas de alimentación y reproducción específicas de la etapa adulta de las respectivas colonias de origen. Por ello, es poco común observar ejemplares adultos de esta especie en aguas de Canarias.
A su vez, las costas canarias acogen a un menor número de ejemplares juveniles de tortuga verde (1,9% de los varamientos), que utilizan las aguas someras de bahías y puertos para alimentarse de una amplia diversidad de especies, como pepinos de mar, medusas y cefalópodos. Las tortugas verdes localizadas en Canarias proceden de distintas colonias reproductoras localizadas en el Caribe (Surinam y Costa Rica) y en la costa africana (Guinea Bissau). Hasta la fecha, esta especie ha sido observada en todas las islas de Canarias, a excepción de La Gomera; y se consideran “residentes temporales” en el archipiélago, puesto que permanecen varios años en estas costas (1-7 años registrados hasta la fecha), hasta que al aproximarse a la madurez sexual regresan a sus áreas de origen.
La tortuga laúd, aunque menos frecuente (1% de los varamientos), también se observa en aguas de Canarias, generalmente de paso entre sus zonas de alimentación en las frías y ricas aguas del Atlántico norte y sus áreas de reproducción, localizadas al sur de la costa africana (Gabón y Ghana) y el Caribe (Costa Rica, Guayana francesa y Surinam, entre otras).
También existen registros de otras especies, consideradas esporádicas en Canarias, como los 18 registros de tortuga carey (Eretmochelys imbricata), 3 registros de tortuga olivácea (Lepidochelys olivacea) y 1 solo ejemplar de tortuga golfina (Lepidochelys kempi) que varó recientemente en la isla de Tenerife.
CANARIAS, SANTUARIO PARA LAS TORTUGAS MARINAS
En este sentido, podemos afirmar con total rotundidad que Canarias es un lugar estratégico para la conservación de las tortugas marinas y especialmente para las especies tortuga boba (Caretta caretta) y tortuga verde (Chelonia mydas).
Sin embargo, el mar que rodea las islas Canarias se está convirtiendo en una grave amenaza para dichas especies y quizás en lugares como el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Tahonilla del Cabildo de Tenerife nos podamos permitir el capricho de opinar en donde está el problema.
En los últimos once años, 947 tortugas marinas de tres especies (Caretta caretta, Chelonia mydas y Dermochelys coriacea) han ingresado en el Centro de Recuperación La Tahonilla, y se ha convertido en uno de los centros que más tortugas recibe a nivel estatal. El Cabildo de Tenerife tiene la competencia para realizar el rescate, recuperación y liberación de estos animales y en el caso de las tortugas, las causas principales de ingreso son las interacciones negativas con artes de pesca, basura y colisiones con embarcaciones.
En este sentido y para evidenciar la gravedad en la conservación de estos animales, el pasado 23 de mayo (Día Mundial de la Tortuga, ideado en el año 2000 por iniciativa de la ONG estadounidense American Tortoise Rescue con la finalidad de divulgar información acerca de la importancia de las tortugas, así como incentivar el respeto a esta especie reptil) ingresaron en La Tahonilla 11 tortugas bobas a consecuencia, en todos los casos, de haberse enredado o enmallado en basura flotante en el mar.
La colaboración de muchas empresas de avistamiento de cetáceos y pescadores de la isla de Tenerife, hace que este centro sea uno los lugares de España donde más tortugas marinas sean rescatadas de estas trampas mortales, pero en la historia de este centro no se había atendido a tantas tortugas en un mismo día y todas con el mismo problema. Desgraciadamente a 7 de ellas tuvimos que amputarle una de sus aletas debido a la compresión provocada en dicho miembro que ya le había necrosado la aleta.
Estudios recientes elaborados por Liria-Loza A., Fariñas-Bermejo A., Ostiategui-Francia P., Usategui-Martín A. (2021), “Protocolo de actuación frente a varamientos de tortugas marinas en Canarias” del Gobierno de Canarias (Fondos FEDER), indican que la mitad de las tortugas que ingresan en los centros de recuperación de fauna silvestre de Canarias es por culpa de este problema: “el enmallamiento”. Sin embargo, teniendo en cuenta la inmensidad del océano, quizás los datos sean mucho más preocupantes de los que observamos en nuestras costas.
LA TRAMPA DE LA CONTAMINACIÓN
Ahora bien, si usted que está leyendo este artículo y piensa que el problema no tiene solución o que simplemente no puede hacer nada me gustaría decirle que se equivoca. Según los autores anteriormente citados, las tortugas marinas en Canarias se enmallan en un 8,8 % con redes, en un 5,2 % con nylon, en un 2,5 % con cabos, en un 9,1 % con sacos de rafia y el resto se enreda en todo tipo de desechos plásticos.
Es evidente que el reto de evitar que estos materiales lleguen a afectar a estas tortugas debería haber empezado hace muchos años, pero proyectos como The Ocean Cleanup del joven Boyan Slat nos hacen mantener la esperanza de que el triste record de amputar 7 aletas en un día realizado en la Tahonilla sea un mal recuerdo para la conservación de estos animales.
Quizás, como decía mi madre, sería mejor no ensuciar antes que dejarlo todo muy limpio y por eso quisiera destacar que cada uno de nosotros podemos y debemos contribuir a que las tortugas bobas no se enmallen en el mar.
El listado de tareas que nos debemos proponer los canarios ahora que sabemos que cientos de tortugas mueren o pierden una extremidad por culpa de la basura en el mar sería sencillo: reducir el consumo de plásticos, separar bien los residuos en los contenedores, consumir productos locales y pescado obtenido de manera sostenible, no dejar en ningún caso nylon, redes y/o anzuelos en las costas que tardarán cientos de años en degradarse o no dejar abandonados sacos de rafia con escombros en barrancos ya que seguramente el viento los acabe derivando al mar.
Las tortugas marinas son esenciales para la conservación de los ecosistemas marinos, y en Canarias tenemos el enorme placer de disfrutar de estos animales, por lo que evitar que estas tortugas mueran por la basura en el mar supone un reto inmenso para el ser humano que debemos afrontar sin perder la esperanza y que no conservar a las tortugas marinas nos convertiría en los únicos animales bobos del planeta.
*Alejandro Suárez Pérez Veterinario del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Tenerife