En toda guerra hay un punto de inflexión; un momento en que la balanza se inclina en un sentido u otro. La contienda que la sociedad palmera ha librado contra el volcán de Cumbre Vieja y sus efectos se inició poco después de Navidad, en las 48 horas posteriores a que se decretara oficialmente el final de la erupción. En ese instante, las palas comenzaron a trabajar sobre las coladas de lava en el cruce de La Laguna, alentando la idea de que, al menos, se intentaría dibujar un futuro similar al que existía antes de aquel aciago 19 de septiembre.
El objetivo no era otro que recuperar la red viaria que quedó parcialmente borrada por el paso de las rocas calientes. Y para hacerlo con seguridad, se tuvo que desplegar maquinaria especializada, establecer controles de temperatura y, sobre todo, planificar. En esa tarea se concentró el área de Infraestructuras del Cabildo, cuyo responsable, Borja Perdomo, explica a DIARIO DE AVISOS que no ha sido una senda fácil de transitar, dada la proximidad temporal del fenómeno que, durante 85 días, mantuvo en vilo a la Isla Bonita.
Sobre la decisión de dar pistoletazo de salida a las obras de la vía que une La Laguna con Las Norias, Perdomo indica que “fue muy complicada, porque teníamos unos mapas científicos que nos decían dónde podían estar los tubos volcánicos y las temperaturas más altas, pero no eran exactos al 100%”. No obstante, valora que ha resultado ser “un éxito” la actuación del equipo involucrado, en el que cuenta al personal de la institución insular y “a las empresas palmeras, que han trabajado las horas que han sido necesarias para que la carretera esté abierta en cuatro meses”.
“Tengamos en cuenta que esa obra empezó a principios de abril y que el 1 de agosto se puso en funcionamiento en doble sentido de circulación”, detalla, en referencia a la apertura parcial, en horario diurno. “Ahora estamos trabajando en mejorar el firme, colocar vallado de seguridad e iluminación para ver si la podemos tener cuanto antes habilitada las 24 horas del día”, concreta el político socialista.
En lo que atañe a las competencias delegadas sobre Perdomo, el Cabildo ha invertido cerca de 12 millones de euros, los cuales, espera, sean compensados por el Estado: “Hemos ido presentando la documentación, facturas y fichas de las vías abiertas al Ministerio [de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana]. Estamos esperando para firmar los convenios y que nos ingresen esos gastos”, señala. Y es que los recursos que hasta ahora ha destinado a este fin la primera Corporación de la Isla, entiende, son esenciales para continuar con la hoja de ruta trazada: “Necesitamos esos créditos para seguir recuperando, porque nos falta mucho en materia de inversión” de cara al futuro.
“Con la reconstrucción teníamos dos prioridades: la primera era poder tener una comunicación entre el norte y el sur de la colada, que es la carretera entre La Laguna y Las Norias (ilustrada de color rojo en la infografía de la parte superior); la segunda es la comunicación de los caminos municipales”, afirma. En el marco de este último bloque, se han enlazado caminos como el de La Majada, La Aldea, San Isidro, El Paraíso, de Marta, Aniceto, Las Norias de Abajo o el acceso al Parque de Bomberos lagunero. En total, los técnicos insulares calculan que se han ganado 7,5 kilómetros de vías a la lava, lo que marca un hito, aunque no el único, considerando que dentro de los fondos consignados a infraestructuras también se incluye la recogida de ceniza.
De esta tarea se encargaron empresas locales durante el proceso eruptivo, y supuso el acopio de unos 200.000 metros cúbicos de materiales expulsados por el Cumbre Vieja, distribuidos en enclaves de Fuencaliente (80.000) y Las Manchas (120.000).
POLÉMICA
Aun no siendo competencia directa del Cabildo, no es menos reseñable el caso de la carretera de la Costa (de azul en la imagen), que une Tazacorte con el barrio aridanense de Puerto Naos. Una vía que contaba con un tránsito aproximado de 20.000 vehículos diarios, por lo que se hacía crucial recuperarla tras quedar parcialmente sepultada. Para ello, el Gobierno de Canarias, de la mano del Estado -institución que financia la actuación-, ideó un nuevo trazado que, si bien suponía recuperar esta conexión viaria del Valle de Aridane, obligaba a expropiar 3,2 hectáreas de viviendas y terrenos que sobrevivieron a la erupción.
Es por eso que un grupo de vecinos de los núcleos poblacionales de San Borondón, Marina y Las Cabezadas amenazaron con encadenarse para evitar que se llevaran a cabo las obras en los términos previstos. Una demanda a la que se sumaron asociaciones agrarias, reclamando que se tratara de respetar las fincas que habían quedado en pie. Así, el Ejecutivo regional se sentó con los residentes en dichas zonas y representantes del sector primario, abriéndose a modificar la propuesta inicial.
Mientras se estudia la viabilidad de las alternativas presentadas por los colectivos, que se abordarán en una reunión planificada para las próximas semanas, la maquinaria trabaja en una primera fase de la carretera para la que no hay discusión.
El mortero romano: una solución sostenible para mejorar el firme de las carreteras
Como han advertido en varias ocasiones los expertos, las entrañas de la tierra en la dorsal de Cumbre Vieja siguen emitiendo calor. De hecho, a escasos uno o dos metros de profundidad de donde se construyó la carretera de La Laguna a Las Norias, se detecta alta temperatura, razón por la que el Cabildo ha tenido que buscar soluciones que permitan afianzar el firme sin recurrir al asfalto tradicional.
“Lo más cómodo sería asfaltar, pero de momento no es posible porque necesita enfriarse, y las temperaturas no dejan que ocurra; lo que hace es hundirse”, explica el consejero Borja Perdomo. Entonces, los técnicos, “buscando bibliografía y formándose”, dieron con una fórmula tan antigua como válida: el mortero romano. “Es lo que hoy se conoce como suelo estabilizado. Lo que se utiliza es cal, ceniza volcánica y, también, la salmuera que están generando las desaladoras que se instalaron en Puerto Naos”, indica.
Se trata de un método que reutiliza dos residuos atribuibles a la erupción y que, además, resulta efectivo para la problemática a la que se enfrentaban con la referida carretera. El proceso de fabricación se culmina cuando “se mezcla el producto, se compacta con un cilindro y se seca”. “Tenemos algunos ensayos y queda como cemento, bastante duro y resistente; lo extenderemos por todo el firme hasta que sea posible el asfaltado”, concreta el vicepresidente.