El consejero de Aguas del Cabildo de La Palma, Carlos Cabrera, explicó ayer que las obras para transportar agua de la zona norte a la zona sur de la fajana originada por la última erupción que se produjo en la Isla avanzan a buen ritmo, dentro de las previsiones de los trabajos, que cuentan con una inversión de 5,5 millones de euros y un plazo de ejecución de seis meses.
Cabrera destacó que esta acción es una apuesta de la Corporación insular para dar respuesta a las necesidades del sector primario en materia de regadío y que se incluye dentro del Plan Recuperación La Palma. “Se trata de una actuación clave para la agricultura palmera, ya que en caso de no llevarse a cabo sería un duro golpe para el sector platanero”, señaló.
El consejero incidió en que el personal técnico del Consejo Insular de Aguas realiza, además, un seguimiento continuo de la ejecución de la obra y que los plazos previstos por la Administración y la empresa adjudicataria se están cumpliendo debidamente.
En esta línea, Carlos Cabrera recordó que, una vez finalizada esta actuación, será posible dejar de contar con las tres desaladoras habilitadas por la Dirección General de Aguas del Gobierno de Canarias y que permanecen en funcionamiento en Puerto Naos. Unas instalaciones que están aportando las dotaciones suficientes para cubrir las necesidades de las fincas de las zonas que ha trasladado el propio sector a las instituciones implicadas.
En relación a las desaladoras, el responsable insular de Aguas también manifestó que la calidad del agua es muy buena, “tal y como han reconocido los informes técnicos y los propios agricultores que la han usado, ya que han mostrado su satisfacción en este sentido”.
“Somos conscientes de que durante este tiempo se han producido algunas incidencias, pero desde el Consejo Insular de Aguas no hemos dejado de trabajar ni un solo momento para dar respuesta al sector agrícola que se ha visto afectado por la erupción y las consecuencias de la misma en los sistemas de conducción de agua”, expuso.
El consejero señaló que el uso de desaladoras ha sido una de las muchas soluciones que en su día se valoraron y que supone un gasto extraordinario, “pero creemos que es necesario para seguir al lado de uno de los principales motores económicos de nuestra Isla, de otra manera se nos hubiera dicho, por algunos, que no defendemos al sector”, defendió.
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