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El ‘rabo de gato’, la planta invasora que se introdujo en Canarias como decoración y ya expulsa a las autóctonas

El 'rabo de gato' es una gramínea del noreste de África que se introdujo con fines ornamentales en los años 40 y ha crecido tanto en Canarias que ha llegado a colonizar y expulsar a algunas especies autóctonas
rabo de gato

La caza, la pesca, o el comercio de animales de compañía son las principales causas que amplían el listado de especies exóticas invasoras (EEI) y hacen que su identificación sea difícil porque en su mayoría son desconocidas y muchos de sus impactos son solo locales.

Theo Oberhuber, coordinadora de proyectos de Ecologistas en Acción, ha manifestado a Efe que “se han introducido muchas especies de peces y crustáceos por interés de cazarlos y de los que ahora hay una actividad económica importante a su alrededor”.

Entre esas especies, Oberhuber ha destacado el siluro, la carpa, la gambusia o el cangrejo de río americano, que ha llegado a desplazar y sustituir al cangrejo de río autóctono en la mayor parte de los ríos y lagos de la Península.

El muflón es otro caso que también pasa desapercibido en España, confundido con la cabra montés autóctona, aunque sus orígenes son asiáticos, y actualmente es la única especie de caza mayor en la isla de Tenerife donde se soltó para aprovechamiento cinegético y empezó a colonizar ciertos territorios.

En la actualidad, el muflón amenaza con desplazar a la verdadera cabra montés y a pequeñas plantas autóctonas o endémicas de las que se alimenta, ya que, según ha explicado Oberhuber, “las especies invasoras generan mucho más daño y son más peligrosas en las islas”.

El arruí es un bóvido herbívoro que también introdujo la caza en los años 70 desde las zonas rocosas del Sáhara o del Sahel y ahora se ha generalizado en ciertas sierras del suroeste de la península como las de Murcia, de manera que su población ha crecido hasta competir por el alimento con la cabra montés, el ciervo común y el gamo.

También destaca el caso de la tortuga de Florida que llegó por el comercio de especies como mascota y después fue abandonada en ríos o embalses.

Las características semiacuáticas de esta tortuga, cuya venta es ilegal, permitieron su adaptación a zonas húmedas llegando a multiplicarse, alcanzar un tamaño superior e incluso a desplazar a sus competidores, los galápagos autóctonos, leprosos y europeos.

Otro caso destacable es la entrada en España del mejillón cebra a través del comercio en la cuenca del Ebro y en aguas del Mediterráneo, donde provoca daños económicos al obstruir muchas tuberías e instalaciones de riego, o el picudo rojo, que vino desde Asia tropical con la importación de las palmeras, de las que se alimenta.

El eucalipto, originario de regiones de clima subtropical, es otra especie importada por su interés para la explotación comercial de madera o papel que impacta en la vegetación cercana y está muy presente en el País Vasco o Cantabria, o la hormiga argentina, una invasora que llegó a través del comercio de materiales de embalaje o plantas importadas.

La jardinería es otra de las vías de entrada de EEI que terminan adaptándose e invadiendo algunas zonas, como sucede con el “Plumero de Pampa”, planta vistosa muy presente en parques y jardines, o con el “Rabo de gato” gramínea del noreste de África que se introdujo con fines ornamentales en los años 40 y ha crecido tanto en Canarias que ha llegado a colonizar y expulsar a algunas especies autóctonas.

Para Laura Moreno, responsable del programa de especies amenazadas de WWF, el problema de los listados como el “Catálogo de Especies catalogadas como EEI en España” consiste en que “no son eficaces para la prevención, ya que no previenen que haya otras especies que puedan desarrollar su potencial invasor”.

Por el contrario, considera positivos los listados incluidos en el Plan de Acción de Vías de Introducción y Propagación de Especies Invasoras del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) y en la reciente Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los animales.

A juicio de Moreno, estos listados son “una solución para luchar con la amenaza del comercio de especies exóticas en sectores como jardinería o mascotas y para controlar las especies del convenio Cites”.

No obstante, insiste en que para crear estos listados se necesitan “grupos de expertos que evalúen qué especies son aptas o no desde el punto de vista de la sanidad y de la conservación”. 

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