En apenas cinco jornadas el Tenerife de esta temporada se ha cargado toda la ilusión que se generó el pasado curso. Un horroroso inicio de liga, en el que solo se ha conseguido una victoria y un empate en cinco jornadas, se ha llevado por delante la esperanza que los aficionados habían depositado en un equipo que está en construcción y que ha perdido todas las señas de identidad que lo condujeron hasta el último partido del play off de ascenso. En Ibiza encajó la tercera derrota como foráneo y encendió todas las luces de alarma. Un autogol de Mellot le bastó al equipo balear para llevarse los tres primeros puntos de la temporada y, de paso, para encender las alarmas en un Tenerife que dista muchísimo de aquel conjunto serio, solidario, seguro y competitivo que fue hasta hace bien poco.
El equipo de Ramis fue de menos a más en este primer acto, aunque aún no le da para adelantarse al Ibiza. Partido flojo de ambos contendientes, que se dedicaron más a contrarrestar el juego del rival que a crear. Aún así, el Tenerife fue madurando el partido y acabó dominando, pero sin crear ocasiones claras de gol.
El once inicial no tuvo sorpresas y Ramis alineó a lo que tenía a su disposición. La plaga de lesiones le impide contar con más alternativas, por lo que jugaron los que se esperaban.
Aunque poco tiempo estuvo ese mismo once sobre el verde balear, ya que Mo Dauda tuvo que abandonar el campo lesionado en el minuto 9. Una falta que se quedó sin castigo, supuso que el extremo tuviera que pedir el cambio. De hecho, el jugador tuvo que salir del campo ayudado por dos componentes del cuerpo técnico cuando acabó la primera parte. Su lesión puede revistar gravedad. Lo relevó Arvin Appiah.
El contratiempo de Dauda pareció dejar medio ko a los blanquiazules, a los que le faltó tensión competitiva durante muchos minutos de la primera parte. Solo se enchufaron en la recta final, cuando fueron capaces de crear alguna ocasión interesante. Garcés en el 42 y Gallego en el 44 se acercaron a la meta ibicenca, igual que antes lo había hecho Waldo con un derechazo que se marchó alto en el 32. Ese fue el limitado bagaje ofensivo de un Tenerife que debe mejorar en la segunda parte si quiere llevarse sus tres primeros puntos foráneos de la temporada.
En la segunda parte se diluyeron todas las buenas intenciones que los blanquiazules mostraron al final de la primera parte. El Ibiza avisó pronto con un buen remate de Appin se fue por centímetros a la derecha de Soriano. Respondió el cuadro visitante con una ocasión de Carlos Ruiz que Fuzato evitó que se convirtiera en el 0-1 (min 49). Los problemas siguieron creciendo cuando Garcés también se lesionó y tuvo que ser relevado por el canterano Teto.
En un centro desde la derecha con toda la defensa del Tenerife en el área, nació el tanto local. Mellot, sin querer, se topó con el balón en sus piernas y lo desvió, superando a Soriano. Era la culminación de la zozobra blanquiazul, que parecía no estar en el partido y que había claudicado antes de tiempo.
Nunca llegó una reacción de los futbolistas de Luis Miguel Ramis, que dejaron pasar los minutos sin apenas intervenir en el partido. Como notas destacados cabe mencionar el debut de Aitor Buñuel, que entró en el 71 por un fatigado Waldo; y los minutos de Teto, que sigue creciendo como futbolista en cada partido. Suyo fue disparo con la zurda cruzado dentro del área, pero su balón se fue desviado (min 87).
Los blanquiazules incluso agradecieron el final del encuentro. Primero, para resguardarse del intenso calor que sufrieron durante los 90 minutos, y segundo, para pasar página de un horroroso partido que ha confirmado las sospechas que se habían generado en los anteriores encuentros: este equipo ha perdido el alma de la temporada pasada y las claves futbolísticas que lo mantuvieron en la parte alta de la tabla durante toda la temporada.
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