aniversario de la erupciÓn de la palma

El último bautizo en la iglesia de Todoque antes de que el volcán de La Palma lo arrasara todo

Claudia, madre de la pequeña Mar, recuerda cómo las fotos de uno de los días más felices de su vida ahora son “un tesoro”: “No me imaginaba que ese lugar dejaría de existir”
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La pequeña Mar, sus padres y sus padrinos, en el bautizo | CEDIDA

Claudia y Eloy, padres de la pequeña Mar, tuvieron el desafortunado privilegio de ser los últimos en protagonizar un bautizo en la parroquia de San Pío X, que se encontraba en el barrio de Todoque, en Los Llanos de Aridane, y quedó sepultada bajo la lava del volcán de Cumbre Vieja. La ceremonia se celebró el día antes de la erupción, el 18 de septiembre de 2021, algo que la madre de la niña, que entonces tenía siete meses, no ve esporádico: “No creo en las casualidades”, dice.

En las jornadas previas a la catástrofe, con temblores cada vez más intensos, Claudia se encomendó a la Virgen de las Angustias, de la que reconoce ser devota, para que les permitiera llevar a cabo la iniciación de su primogénita. Así fue. De hecho, la instantánea que acompaña esta información acredita la alegría que se respiraba entre los asistentes, si bien algunos invitados estaban pendientes, a la par que del oficio religioso, de una de las reuniones vecinales organizadas por el Cabildo, a la que, por razones obvias, no podían acudir.

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El último bautizo en Todoque | CARLOS ACIEGO

A pesar de restar menos de 24 horas para que la tierra se abriera y comenzara a escupir rocas calientes, el evento fue un derroche de felicidad. “Lo recuerdo como uno de los días más bonitos y especiales de mi vida”, afirma la joven, al tiempo que recalca que en aquel momento “no me imaginaba que ese lugar dejaría de existir”. Y es que la caída del campanario de Todoque supuso, más que una pérdida arquitectónica, un golpe moral. El estruendo de la estructura precipitándose desde lo alto vaticinaba lo que le sucedería al núcleo de población, prácticamente por completo.

“Nos hicimos fotos, y no éramos conscientes de que acabarían siendo un tesoro”, confiesa sobre los recuerdos del bautizo, cuya fiesta posterior tuvo lugar en la bodega de un amigo de ambos, que también quedó enterrada por el basalto. Precisamente a ese local acudieron Claudia y Eloy el domingo al mediodía para limpiar y recoger. A las siete de la mañana, sintieron un fuerte seísmo que los levantó de la cama, y tal fue el respeto que les impuso, que se equiparon “con ropa para dos días” antes de ir al barrio, por lo que pudiera pasar.

Tras terminar de adecentar el recinto, Claudia explica que se dio una situación de lo más inverosímil: “Cerramos la puerta, y, al pasar la llave, sonó la explosión”. Pareciera que sus plegarias se hubieran cumplido en el sentido más estricto de la expresión: pudo celebrar el bautizo de su hija, como le había pedido a la Virgen, y en el momento en que culminó todo lo concerniente al festejo, con el local limpio y recogido, se cerraba ese episodio para dar paso a otro más oscuro.

EVACUADOS

Y a pesar de que los tres siguen teniendo un techo bajo el que cobijarse, desde hace 12 meses es como si fuera invisible, o al menos, no pudiera llenarles del todo. Residían en el barrio costero de La Bombilla, de donde Claudia es oriunda, y en la actualidad siguen sin poder volver por la presencia de gases tóxicos que, de acuerdo con los expertos, son “incompatibles con la vida” en los niveles que se han detectado.

“Mi hija se llama Mar. Me he criado durante 27 años en La Bombilla y mi padre y mi hermano son pescadores”, relata en referencia a sus vínculos con el litoral, para continuar describiendo su agonía: “A partir de la erupción, cuento con los dedos de una mano las veces que hemos podido volver”. Admite que esta situación le genera inquietud, especialmente porque no se maneja una ventana temporal clara para su regreso, pero solo puede pensar en que “mi hija pueda crecer como lo hice yo, respirando el olor a salitre del mar, con piedras marcadas en las plantas de los pies y andando en bicicleta por las calles polvorientas”.

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