Hacía algunos años que no iba al restaurante Casa Pancho, en la playa de La Arena, en Santiago del Teide. Tras una visita el pasado mes de septiembre ahora se me antoja que ha sido demasiado tiempo. Muchas veces cuando queremos disfrutar de una terraza junto al mar nos detenemos en las zonas de Granadilla, Arona o Adeje y nos olvidamos de Casa Pancho, que allí sigue con sus ficus que dan sombra y a pocos pasos de una de las pocas playa de arena negra de la isla.
Pancho Rodríguez fue el primero que abrió Casa Pancho, que era un chiringuito en medio de la arena negra y cuando todavía no había las urbanizaciones y el paseo que existen hoy en día. Era el año 1963 y las fotos nos recuerdan cómo era el Sur sin las construcciones…
Pasaron los años y del chiringuito se pasó a la actual ubicación y ya los hijos de Pancho Rodríguez, Paco y Mariano, apostaron por una comida marinera. Para ello Mariano se fue a aprender a elBulli, de Ferran Adrià o al País Vasco con Pedro Subijana o Martín Berasategui. Y entre ambos hermanos comenzaron a dar un vuelco al restaurante.
En aquel tiempo Manuel Iglesias era el presidente del jurado de los premios de Gastronomía de DIARIO DE AVISOS y les otorgó dos reconocimientos, como Mejor Cocina Canaria, en la VII y en la XII edición que se entregaron los años 1992 y 1997, respectivamente. Mariano, jovial y entusiasta, falleció el mes de abril de 2007 y se iniciaba una nueva andadura sin él, aunque con su hermano Paco.
Hoy al frente del restaurante está la tercera generación que son los hijos de Paco, Fran en las cocinas y Mario en la sala, quienes han conseguido que Casa Pancho continúe siendo un referente en el Sur de la isla. Fran en la cocina ha demostrado que no solo ha heredado las manos y el conocimiento de Mario sino que incluso se va a adaptando a los tiempos que les ha tocado vivir. Aquí el buen género prima en los fogones y sobre todo el producto marino que dejan en su punto. También de la huerta familiar traen verduras, frutas y unos tomates que tienen sabor y texturas a tomates. Nada se improvisa en este restaurante que cuida y mima también las carnes.
Durante una visita el pasado mes de septiembre degusté un salmorejo cordobés, con unos tomates marazul de la finca familiar de los Rodríguez que estaba muy rico; luego la tradición manda con dos platos de sardinas marinadas y un carpaccio de peto ligeramente marinado. A continuación, un sabroso tartar de atún que se acompaña con un helado de wasabi. Todo lo anterior de entrantes. Luego un alfonsiño a la espalda con ajetes fritos, servido en su justo punto.
A la hora de los postres merece la pena pedir varios y compartir: Crema de naranja con helado de cacao, frutos rojos y chupito de moscatel; helado de higos con salsa de chocolate y tarta de queso con salsa de toffe. Mario Rodríguez, sumiller, aconseja para maridar estos platos dos blancos de Tenerife, el Tágara marmajuelo sobre lías embotellado en Bodegas Insulares y un Viña Zanata vendimia seleccionada.