El Consejo de Gobierno aprobó ayer el decreto por el que se establece la nueva ordenación y el currículo de la Educación Infantil en Canarias, derivados de la adaptación de estas enseñanzas a la Lomloe. El documento supera así el último trámite, tras ser informado favorablemente por el Consultivo y por el Consejo Escolar de Canarias.
La mayor novedad es el desarrollo de un currículo común para todos los alumnos que cursan tanto el primer como el segundo ciclo de la etapa de Educación Infantil, al que se incorporan las competencias clave como un elemento fundamental, cuyo desarrollo deberá iniciarse desde el comienzo mismo de la escolarización.
“Los objetivos docentes se dirigen al desarrollo afectivo; a la gestión emocional; al movimiento, al gesto y el ritmo, y a los hábitos de control corporal; a las manifestaciones, tanto orales como escritas, de la comunicación y del lenguaje; a las pautas elementales de convivencia y relación social, y a la educación en valores”, explica el Ejecutivo.
“También ahondan en el descubrimiento del entorno más cercano, de los seres vivos que en él conviven y de las características físicas y sociales, prestando una especial atención a los rasgos específicos del patrimonio de Canarias; a la educación para el consumo responsable y sostenible, y a la promoción y educación para la salud”. Igualmente, añade, “propician que los niños y las niñas tengan una imagen de sí mismos positiva, equilibrada, igualitaria y de respeto a las diferencias, así como que adquieran autonomía personal”.
Al tratarse de un decreto, el texto resultante es sometido a participación ciudadana, a la evaluación de las consejerías, al Consultivo y al Consejo Escolar. Aunque el proceso es “más laborioso”, resulta “más garantista” y recoge las aportaciones de los diversos sectores de la comunidad educativa, apuntan.
Además, se ha autorizado una ampliación de crédito para el equipamiento de centros de enseñanza dependientes de la Dirección General de Formación Profesional (FP) y Educación de Adultos, por un importe de 300.000 euros. Responde a “la necesidad de nuevas inversiones en modernización” y al “crecimiento en los ciclos formativos de FP derivados de la mayor demanda y oferta de plazas en esas modalidades formativas”.
La Formación Profesional experimentó un aumento del número de plazas y grupos en ciclos formativos, que pasaron de 2.186 grupos en el curso 2021-22 a los 2.322 (136 más) en el presente, así como una notable diversificación de la oferta presencial y semipresencial.
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