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Fallece Eduardo Domínguez Sierra, uno de los creadores del nuevo Sur de Tenerife

Era el líder de una familia muy conocida, apreciada y ligada al Sur de Tenerife
Fallece Eduardo Domínguez Sierra, uno de los creadores del nuevo Sur de Tenerife

En la madrugada del viernes falleció, en una clínica de la capital tinerfeña, el empresario Eduardo Domínguez Sierra, uno de los grandes creadores del nuevo Sur tinerfeño. Tenía 86 años.

Eduardo Domínguez, que era el líder de una familia muy conocida, apreciada y ligada al Sur de Tenerife, era el hijo menor de don Eugenio Domínguez Alfonso, el caballero sureño justo, ecuánime y enamorado de la agricultura, que supo crear esta familia ejemplar. Sus hijos, Eugenio, María, Antonia y Eduardo han fallecido, mientras que Guadalupe es hoy la única superviviente de los herederos de don Eugenio Domínguez Alfonso.

Hombre tremendamente discreto, correcto y con un gran sentido del humor, mantuve con Eduardo una gran relación de amistad a lo largo de muchos años, por lo que lamento profundamente su fallecimiento.

Ha sido una muerte inesperada. Eduardo Domínguez Sierra presidió durante muchos años la empresa familiar, San Eugenio, propietaria de un conglomerado turístico-inmobiliario muy importante. Desde hace algún tiempo había dejado la gestión de la empresa en manos de las generaciones más jóvenes.

Fue su familia una de las grandes impulsoras del Sur de Tenerife, tanto en el sector de la agricultura como en el turístico. Eduardo no quiso nunca participar en la política insular, como algunos de sus antepasados, y su pasión auténtica era el fútbol. Había refundado y presidido el Club Atlético Arona, costeándolo de su bolsillo durante años.

Estaba casado con María Teresa Jerez y el matrimonio tiene dos hijos, Eduardo y María. Se interesaba constantemente por los problemas del Sur y era un lector diario y eterno de este periódico, del que fue uno de los primeros accionistas, cuando salió a la luz en Tenerife en 1976, de la mano de su cuñado, Pedro Modesto Campos, esposo de su hermana Antonia.

De vez en cuando me llamaba para interesarse por temas que afectaban a la comarca: hospital del Sur, carreteras, industria hotelera. Había sido el impulsor del hotel de lujo Villa María, nombre puesto en honor de su madre, doña María Sierra, a la que adoraba. Se trata de uno de los mejores establecimientos hoteleros de la zona.

La noticia de su fallecimiento se extendió rápidamente por el Sur de Tenerife. La personalidad de Eduardo Domínguez, reitero, presidida por la discreción, la bonhomía y una gran inteligencia, despertaba en la zona mucho respeto. La pena por su desaparición está siendo evidente en todos los ámbitos. No quiso aceptar jamás los honores que le propusieron y su palabra era ley, siguiendo el ejemplo de su padre, un hombre honesto y cabal, tolerante y firme en sus convicciones morales, cualidades que adornaban la persona de don Eugenio Domínguez Alfonso.

Personalmente siento una gran tristeza por el fallecimiento de Eduardo. Sé lo que tienen que estar sufriendo su familia y sus amigos más cercanos porque deja un hueco difícil de llenar. La familia Domínguez, con amplio arraigo en el Sur de la isla, ha dado importantes hombres ilustres a la sociedad tinerfeña en los ámbitos de la política, la medicina, la agricultura y el acendrado amor por la isla de Tenerife.

Descanse en paz este gran hombre, cuyos restos mortales serán inhumados hoy sábado en el panteón familiar del cementerio de Arona; y reciba su familia, de manera especial su viuda y sus hijos, el testimonio más sincero de nuestra condolencia.

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