gastronomía

La tentación de la comida japonesa en Kabuki Abama

La cocina del Grupo Ricardo Sanz destaca por el respeto a la materia prima y la sutileza de las elaboraciones y presentaciones

Afirma Ricardo Sanz que “un menú es como hacer una canción, con sus subidas y bajadas. Debe tener su hilo conductor”. Y esto es lo que atrae del Kabuki de The Ritz Carlton Abama, el restaurante del citado chef de quien se ha dicho que “no es japonés, tampoco sabe hablar japonés, pero dirige la mejor cocina japonesa de España”. Aquí encontramos la excelencia de esa cocina, la sutileza, el minimalismo en sus presentaciones y, sobre todo, el respeto que expresa por la materias prima.

Si además se puede disfrutar de una cena con el privilegio de estar acompañado en la mesa por Ricardo Sanz, guiado por la selección de platos del chef Emiliano Liska, con la recomendación de los vinos de Valeria Forlani, y en la sala con Yenith Mongui podemos afirmar que nada puede salir mal.

De entrada, una selección de aperitivos, pequeños bocados exquisitos: berenjena frita; kumquat (naranja), piña, mango y jengibre; gyozas de wagyu y tartaleta de atún toro y caviar.

El siguiente paso fue una selección de pescados y mariscos: atún con salsa tonnato; sachimi de atún rojo con salsa umeboshi; jurel ahumado con gelatina de tomate; cigala con sake y kombu y se termina con un alfonsiño con escabeche clásico, piparras encurtidas y salsa elaborada con umeshu. Un repertorio que homenajea al mundo marino.

Como en todo japonés no puede faltar la selección de nigiris, que ese día Liska preparó con carne de waygu con salsa chimichurri; toro flambeado; langostino de Sánlucar de Barrameda al estilo bilbaíno y el huevo de cordorniz con trufa blanca, uno de los platos más copiados de Sanz.

En el apartado de platos calientes, un corte fino de carabinero con jugo de su coral y arroz koshihikari y un bacalao negro a la parrilla con puré de chirivía y salsa de espárragos blancos. Más que correctos.

El punto final nos lleva a los postres con una refrescante sopa de mango, maracuyá y jengibre con frutas y coco-lima y galleta y unas judías rojas y frutos rojos espectacular.

La selección de bebidas, de la mano de Valeria Forlani, nos llevó a un champagne Piollot, un blanco del Loira Francois Chidaine Les Argiles 2018, una sorpresa de la isla de La Palma, Maresía del Atlántico Azul perdido (listán blanco y negramoll); y Artífice Paraje Llanino Perera Listán blanco. En resumen, una experiencia que nadie debería perderse.

La experiencia confirma que el Kabuki del Abama pese a la separación del negocio entre Sanz y José Antonio Aparicio no ha perdido fuerza sino que incluso está en plena forma.

TE PUEDE INTERESAR