Hasta finales del siglo XIX los vecinos de Igueste de San Andrés no disponían de un cementerio en el que enterrar a sus muertos. Los difuntos debían ser trasladados al vecino pueblo de San Andrés para recibir sepultura. Con la construcción del cementerio de Santa Rosalía se dio una solución a los vecinos, pero no simplificó el traslado de los fallecidos.
Y es que, el de Igueste de San Andrés es el único camposanto de Canarias, y puede que de España, en el que, aún hoy en día, el difunto llega a hombros por un trayecto de unos 500 metros lineales, subiendo varios tramos de escalera, que discurren desde la plaza de San Pedro, donde se encuentra el velatorio. También los familiares de estos difuntos, con una población cada vez más mayor, deben acceder por ese empinado trayecto para el mantenimiento de las tumbas y los nichos.
Estos datos los recoge el concejal socialista Florentino Guzmán en la moción que presentará al próximo Pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz, donde solicita que se den todos los pasos necesarios para que este camposanto cuente con un acceso rodado.
Detalla Guzmán que el núcleo de Igueste carece de plazas de aparcamientos y lugares donde sus vecinos y vecinas puedan estacionar sus vehículos. “Esto supone que se creen grandes problemas en épocas estivales cuando acuden a la zona números bañistas y surfistas”, indica.
Por eso, “la construcción de dicho acceso rodado conllevaría no solo dar acceso al cementerio y posibilitar su ampliación, también proporcionaría al vecindario disponer de nuevas y muy necesarias plazas de aparcamientos”.
El edil recuerda que “hace unos 20 años se ejecutó el primer tramo de dicho acceso, que se quedó a la altura de la Iglesia. Una vía incompleta y estrecha que no solucionó, ni creó espacios para el estacionamiento, sino que provocó problemas por su estrechez, y que no cuenta con muros de contención que sujete el terreno de los talud próximos”.
El edil reconoce que no es la primera vez que se solicita esta acción en Igueste, ya que es una demanda histórica de los vecinos y que nunca ha sido resuelta por el Ayuntamiento de Santa Cruz. “Por eso es apremiante cubrir la necesidad de contar con acceso rodado al cementerio de Igueste y que este disponga de todas las características necesarias para mejorar al propio núcleo”, señala.
Además, el cementerio requiere de una urgente ampliación, ya que se encuentra casi acolmatado y sin nichos libres. Las asociaciones de la zona han solicitado en más de una ocasión que se aborde esa segunda fase de la obra y la ampliación, puesto que no quieren tener que enterrar a sus muertos en el cementerio de Santa Lastenia. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021, Igueste de San Andrés contaba con 515 habitantes.
La moción del concejal socialista concluye enumerando cinco acuerdos que se expondrán a votación. El primero es el de “proceder a la adquisición de los terrenos necesarios para el futuro tramo y el ensanche de la actual vía”.
El segundo apunta a la “redacción del proyecto de obra que recoja la ejecución total del acceso y que el mismo contemple zonas de aparcamiento para el vecindario”.
En tercer lugar se solicita que “el proyecto se realice atendiendo a las características medioambientales de la zona”, al ubicarse dentro de la Reserva de la Biosfera de Anaga.
El cuarto punto detalla “que se tenga en cuenta la opinión y aportaciones de los vecinos y vecinas” en el posible proyecto que se desarrolle.
Y, por último, “que dichos trabajos de estudio, adquisición de los terrenos y redacción del proyecto se lleven a cabo en el próximo ejercicio 2023”, como fórmula para evitar que esta situación se siga prolongando en el tiempo.
Historia
Como es tradición, el cementerio de Igueste de San Andrés lleva el nombre de la primera persona que se enterró en el camposanto. En este caso se trató de la vecina de Igueste, Rosalía López, que falleció en 1893 víctima de la epidemia de cólera que afectó a Santa Cruz en esa época. El cementerio se construyó antes que la parroquia de San Pedro, que data de 1908, precisamente para dar respuesta al alto número de fallecidos por la epidemia. Una infraestructura que el próximo año cumplirá, por tanto, 130 años.
El cementerio se levanta sobre un solar rectangular y, aunque pequeño, cuenta con las instalaciones necesarias para acoger un servicio funerario.
Todo su perímetro se encuentra rodeado por una tapia encalada y su entrada se realiza por una sencilla puerta de hierro teniendo dos dragos a cada lado. La forma de enterramiento más demandada en este recinto son las inhumaciones realizadas directamente en tierra. Su ornamentación es sencilla. La vegetación interior también cuenta con protagonismo debido a que se funde con el paisaje exterior.