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Lysbeth Daumont Robles: Cuba, Canarias, el cómic, la poesía y Dulce María Loynaz

La escritora y poeta cubana impulsa, en el centro cultural Vitrina de Valonia de La Habana, la difusión de autores del arte de la viñeta que cuentan historias al mundo desde su isla
Lysbeth Daumont Robles, junto al busto de Dulce María Loynaz en el Puerto de la Cruz. / DA

“La más dulce María me devuelve al paraíso de mis ancestros”, escribió hace ya algún tiempo Lysbeth Daumont Robles (La Habana, 1990) en alusión a Canarias y a la escritora cubana Dulce María Loynaz (La Habana, 1902-1997), Premio Cervantes 1992, autora de Un verano en Tenerife (1958) e Hija Adoptiva del Puerto de la Cruz, en cuyo Parque del Taoro se ubica un busto que la recuerda. Allí, cada 10 de diciembre se conmemora el aniversario de su nacimiento. Este año se cumplieron 120.

Escritora y poeta, gestora cultural y divulgadora del cómic cubano, Lysbeth Daumont asegura que su presencia en el Archipiélago le ha devuelto también el “deseo de contar un montón de historias”: “Creo que dentro de no tanto tiempo va a haber una nueva publicación, y también que Canarias tendrá mucho que ver”.

Portada de la revista ‘Kronikas. L’Inventaire imaginaire’ (Maison Autrique, Bruselas)

La historieta y Dulce María Loynaz han sido, en buena medida, los dos motivos que han traído ahora a Canarias a Daumont Robles, cuyo poemario La azul adolescencia (Ediciones Idea) se público aquí hace 12 años. La especialista cubana ha participado en 2022 en el Salón del Cómic de Tenerife y ha ofrecido diversas charlas sobre el noveno arte en la Asociación Blanco y Negro del barrio de El Toscal, en la capital tinerfeña.

“También he tenido la oportunidad de acudir al acto de homenaje a Dulce María Loynaz en el Puerto de la Cruz. De alguna manera, Un verano en Tenerife es una referencia -afirma- para el conocimiento de la identidad y la cultura canaria desde Cuba. Gracias a este libro pude comenzar a conocer el maravilloso patrimonio que ahora descubro en vivo y sobre el que antes también profundicé a partir de las actividades de la Casa Canaria de La Habana”.

Viñetas de ‘El retorno de Matías Pérez’, obra colectiva de autores cubanos para la revista ‘Kronikas’. / DA

Con poco más de 14 años, Lysbeth Daumont Robles comenzó a realizar sus prácticas estudiantiles como bibliotecaria en dicha institución. Tiempo después, en torno a los 17 años, fue la artífice de la primera biblioteca especializada en cómics cubanos en la Oficina del Historiador de La Habana. “Comenzamos en un pequeño espacio, con apenas 200 volúmenes”, recuerda acerca de un proyecto que hoy supera las 3.000 obras, tanto originarias de la isla caribeña como internacionales.

Viñetas de ‘Raíles del cielo’, obra colectiva de autores cubanos para la revista ‘Kronikas’. / DA

Desde 2018, dirige el Centro Cubano del Cómic, que se inscribe a su vez en el centro cultural Vitrina de Valonia, con un claro vínculo entre Bélgica y Cuba, pero con una vocación que va mucho más allá a través del arte de la viñeta.
Una de las acciones más relevantes de esta experiencia ha sido contribuir a recuperar y poner en valor la rica tradición de historietistas que posee la isla, lastrada hasta entonces por la crisis económica de los años 90, que prácticamente detuvo la producción editorial. Y aquí Daumont Robles menciona a autores como Virgilio Martínez Gaínza (1931-2008) [“Era muy amigo de mi padre; de niña sabía que era dibujante, pero en ese entonces no conocía su obra, ni tampoco su relevancia”], Juan Padrón (1947-2020), Orestes Suárez (1950), Jorge Oliver (1947), Roberto Alfonso (1937), Rafael Morante (1931-2022) y Tulio Raggi (1938-2013).

Viñetas de ‘El retorno de Matías Pérez’. / DA

Sin embargo, la tarea de reivindicación de un arte y de sus creadores no solo mira al pasado, también -y sobre todo- persigue contribuir a situar en un escenario global a las nuevas generaciones de autores. En buena medida, ese es el leitmotiv de las conferencias, exposiciones, talleres y encuentros en los que participa Lysbeth Daumont Robles, y también de los contenidos ligados al cómic cubano que presenta la revista Kronikas. L’Inventaire imaginaire (Maison Autrique, Bruselas).

Cuando se le pide una relación de autores de la nueva generación, esta cubana con raíces canarias cita a Alexander Izquierdo, Raúl Piad, Adrián del Pino, Pedro Luis Pomares, David Matanzas y Montos (Osvaldo Pestana Montpeller), entre otros.

Viñetas de ‘Rosa de La Habana’, de Alexander Izquierdo. / DA

“En todos ellos, siendo diferentes, hay coincidencias”, apunta. “Está lo autobiográfico, la búsqueda de historias con las que se identifiquen, basadas en la memoria, en Cuba y en todo el patrimonio que tienen a su alcance, pero también comparten el deseo de universalidad, el que sus relatos se puedan entender tanto en La Habana como en Bruselas o en Tenerife. Y casi siempre, por muy serio que sea el tema que aborden, está presente el humor, esa noción vinculada al entretenimiento que es inherente al cómic”. “Otro hecho distintivo -concluye Lysbeth Daumont- es que esta nueva ola, a la que hemos contribuido desde el Centro Cubano del Cómic, se extiende por todo el país”.

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